CAPÍTULO 8

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«No, no y no

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«No, no y no.»
—Daniel

¡Le había pedido un beso!

¿En qué lugar vivo?  Esto no es el Maravilloso Mundo de Disney donde los sueños se hacen realidad. Y si así lo fuera, mi sueño seguiría sin ser cumplido. ¿En qué cabeza entraba que JiHyo fuese a besarme? Sí, sólo en la mía.

Volteé el cuerpo hacia otro lado, desprendiéndome de la imagen de ella alejándose, y apreté los dientes.

¿Y si le hubiese confesado que realmente había pedido un beso?

¿Me lo habría dado?

¿A mí?

No, no y no. Era obvio que no. Tremendamente fantasioso. Mucha imaginación en una escena. Jamás de los jamases ocurriría eso. Y era una idea caótica.

Pero ella había dicho que besarme sería fácil, ¿no? «Besarte sería como respirar para mí». ¡Respirar, Daniel!

Ella sólo lo había dicho porque sabía que yo era un cobarde y que nunca volvería pedirle algo así. Era una solución racional a la descabellada proposición de JiHyo, claro que sí.

Y también había dicho que besaba a todo aquel que pasaba por delante de ella.

¡Mierda!

Tendría que ignorarla con más coraje, no importaba si me sostenía de la camisa, se aferraba a mis pies, me bloqueaba el camino, me ataba o intentaba secuestrarme desmayándome con cloroformo... tenía que evitarla.

Evitar, evitar, evitar.

El mantra se repetía en mi cabeza como si fuese la última canción de moda. Desde el día anterior que tenía en mente un sólo plan, y a diferencia de siempre, no era «obtener una A+++ en todas mis clases», sino «evitar a JiHyo costara lo que costara»

La noche había sido tediosa, en mi mente seguía persiguiéndome la voz de ella ofreciéndome un beso a cambio de la vergüenza por la que yo había pasado.

Y mientras conducía en el destartalado Impala SS de mi hermano mayor camino a la preparatoria, no podía dejar de preguntarme quién ganaba y quién perdía con aquella sugerencia del beso.

Obviamente sólo ganaba yo.

Aunque JiHyo pensara que era al contrario.

Una vez que hube estacionado el blanco y viejo auto de mi hermano, bajé y me apresuré a entrar al salón puesto que el segundo timbre de entrada había sonado.

El resto del día fue un borrón de imágenes dispersas. La profesora de Literatura hablando de su infancia nutrida de libros; Jimin tirando papeles en las cabezas de todos; Roseanne mascando chicle al desagradable estilo estiro-con-el-dedo-y-lo-meto-nuevamente-en-mi-boca; Taehyung mirándome de a ratos, apretando sus manos y fregándolas en sus ojos en una imitación de mí llorando

𝐄𝐒𝐓Ú𝐏𝐈𝐃𝐎 𝐃𝐀𝐍𝐈𝐄𝐋 | 𝐉𝐈𝐍𝐈𝐄𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora