25. Me siento libre

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Seth está sentado a mi lado en el sofá, en casa de Naaja, mientras Sialuk intenta elegir el menú perfecto para la boda. Hemos insistido en que la mejor opción es dejar esa decisión en manos de su futuro marido, pero ella no parece estar por la labor.

—Salmón es demasiado típico.

—¿Y qué más da? Nos gusta a todos.

—Había pensado en algo más original.

—¿Costillas? —pregunta Seth esperanzado.

—Más. Original —sisea Sialuk.

—Podríamos usar esos mismos productos de forma diferente. Por ejemplo, hacer un pastel de salmón o saquitos de hojaldre rellenos —propongo.

—¡Se puede! —Seth sonríe—. Un menú degustación con bocados pequeños en vez del habitual primer plato, segundo plato, postre…

—Me gusta. Suena interesante —admite Sialuk.

—Está bien. Cariño, tú dame un par de días para que piense en posibles recetas y eliges las que quieras de todas las propuestas, ¿qué te parece?

Sialuk sonríe y se deja caer sobre él en el sofá y lo abraza. Me aparto a un lado, incómodo. Vale, ahora se están besando. No quiero decir nada, pero, ¡sigo aquí! Por suerte, Naaja aparece en el umbral de la puerta y reprime la risa al ver a su nieta protagonizando la escena de una película de sobremesa muy azucarada. Me llama y yo me levanto como si se acabase de declarar un terremoto de siete en la escala Richter.

—Vosotros seguid a lo vuestro —bromea y se regocija cuando ve a Seth sonrojarse hasta las orejas. Es tan rubio y tiene la piel tan pálida que es incapaz de disimular—. Vamos, Siqiniq, acompáñame arriba.

Sigo a Naaja por las escaleras y avanzamos por el pasillo tenuemente iluminado hasta llegar a su despacho. Una vez dentro, cierra la puerta a mi espalda.

—Ya tenemos fecha para la boda.

—¿Perdona?

—Será una sorpresa para Sialuk. —Sonríe encantada—. El día uno de enero.
¿Qué mejor forma de empezar un nuevo año, Siqiniq? Vamos a dejar que elija el menú y el vestido ya está casi listo; ¡oh, tendrías que verlo! Ha quedado precioso — asegura—. La cuestión es que hemos decidido decorar el bar con motivos navideños. Sialuk adora la Navidad, es su época preferida. Cuando era pequeña, insistía en colocar el árbol a finales de octubre y luego lloraba cada vez que había que quitarlo.

—Es muy bonito, Naaja. Me gusta la idea y también la fecha, aunque es probable que le dé un infarto cuando se entere.

—¡Ahí está la gracia! El día de su boda debe ser divertido, alegre y memorable, más allá de ostentaciones innecesarias. Seguro que no se lo espera.

—¿Seth lo sabe?

—Claro que sí.

—Es genial.

Sonrío y Naaja me devuelve el gesto.

—El bar cerrará el día anterior para que tengáis tiempo de prepararlo todo. —Se inclina y coge un tarrito que hay sobre la mesa y me lo tiende. Leo la etiqueta «Epilobium angustifolium. Epilobio»—. He oído que a veces sufres dolor de estómago. Debes hervir las hojas y tomarlo en forma de té. Funcionará, ya verás.

—Gracias, Naaja —contesto y trago saliva, sintiéndome algo culpable; es cierto que a menudo me duele la tripa, pero también he usado esa excusa más de una vez cuando todos intentan cebarme.

Me doy la vuelta.

—Espera, Kihyun. ¿Hay algo más que desees preguntarme?

La miro dubitativo.

SHOWKI 🐻❣️🐹 // Ad1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora