104. Liberación

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- ¡Emri muévete! -

Tray le grita mientras le tira de uno de sus brazos, debido a que se quedó en el suelo con la mirada aterrorizada y el cuerpo sin responderle del miedo al estar frente a un Gujik de clase alta, categoría media.

El Gujik tenía un aspecto feroz, y más con sus ojos irradiando odio puro hacia ellos, todo por matar a su pareja.

A pesar de ser tan habilidosos con las magias, eso no significa que son capaces de enfrentarse a demonios de clase alta como si fuese algo sencillo.

Un demonio de clase media, categoría baja no tendría mucha diferencia en término de poder con uno de clase baja, categoría alta. Sin embargo, si se toma un demonio clase media, categoría alta, y se lo compara contra uno de clase alta, categoría baja. El demonio de clase alta, aunque sea categoría baja, de los más débiles de los de clase alta, podría destrozar por completo al demonio de clase media.

Entonces, al encontrarse contra uno de clase alta, categoría media, era como ver a la muerte misma.

Estando todavía en shock y sin ser capaz de reaccionar, no nota cuando el Gujik levanta una de sus patas estando apunto de bajarla a toda velocidad en su dirección con tal de aplastarla.

- ¡Muévanse de una vez! -

Un pico de tierra se eleva por debajo del Gujik con la intención de perforarle el estómago haciéndole perder el equilibrio y que su pata caiga a escasos centímetros de Emri.

Sin embargo dicho pico de tierra se rompe en cuanto toca su cuerpo, sin ser capaz de provocarle siquiera un rasguño en su piel, pero lo que si consiguió fue generarle más odio del que ya tiene en ellos.

Un rugido atroz resonó por toda la cueva haciéndola temblar y que algunas rocas se desprendan para caer al suelo.

- ¡Muévete de una vez! - exclamó Tray aplicando más fuerza y con ello pudo atraerla hacia él antes de alejarse corriendo con ella en sus brazos.

Como si no fuera importante, el Gujik se quedó observando como ambos se alejaban antes de enfocar su mirada en el cadáver de su pareja provocando que su sangre hierva y sus ojos se tiñan de rojo de ira.

Acto siguiente rugió de una manera distinta provocando que todos caigan al suelo de rodillas, con las manos en sus orejas mientras sentían como sus cabezas vibraban tanto que les daba ganas de vomitar.

- Demonios, eso fue muy similar al ataque del demonio aullador - pensó Ryou luego de recubrir sus tímpanos con su magia, ocultándolo por debajo de sus manos y fingiendo poner mala cara.

- ¡Royd intenta evitar que se mueva, Jeiz concéntrate en atacar a distancia y en un lugar! - les gritó tomando a Emri entre sus brazos.

Aunque sentían como sus cabezas les daba vuelta y se sentían horribles, pudieron escuchar a Tray. No le contradijeron ya que estaban al borde de la vida y la muerte.

Royd se puso de pie y empleó toda su concentración.

La tierra debajo y alrededor del Gujik empezó a moverse como si no fuera algo sólido. Las piernas del demonio empezaron a hundirse sacándole gruñidos y haciendo que ejerza fuerza para romper el suelo, pero en cuanto pisó en otra parte volvía a hundirse.

Además de ello partes del techo y de las paredes salieron disparadas hacia él y enrollarse como ataduras impidiéndole moverse a su gusto, haciéndole perder mucho tiempo al intentar liberarse solo para ser aprisionado de nuevo.

- ¡Ataca ahora Jeiz! - gritó Royd.

El viento del lugar se reunía en la palma de Jeiz mientras el Gujik era aprisionado. Cuando Royd le gritó ya había reunido todo lo que necesitaba.

La Oscuridad Interior: El ResurgirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora