Parte II: Vidas Anteriores

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Tras su corto viaje a los Estados Unidos, Valentina regresó a Paris para hacerse cargo de sus múltiples ocupaciones. Una de las primeras cosas que hizo fue reunirse con su representante para coordinar sus próximos compromisos laborales, cuales aceptaría y cuales, por temas de tiempo o interés, declinaría. Durante los últimos años si algo le había sobrado era trabajo, por eso se encontraba en la posición de decir no a aquellas cosas que no le atraían o que consideraba que no sumaban a su carrera. Franco, su representante, estaba acostumbrado a su estilo por lo que conocía a la perfección que tipo de proyectos le llenaban y cuales ni siquiera presentarle porque serían un no rotundo.

- ¿Cómo estuvo el viaje? – preguntó el joven mientras disfrutaban una taza de café en Le Procope, lugar favorito de Valentina por las mañanas.

- Estuvo muy bien, las fotos con Bernardo Doral estuvieron de infarto. Creo que Vogue las amará y la portada será un rotundo éxito – respondió la ojiazul con una sonrisa orgullosa. Amaba su trabajo y lo hacía con amor y dedicación, por eso cuando las cosas salían bien no dudaba en dejarlo saber a los cuatro vientos.

- Me alegra, Bernie es un genio y tu eres la mejor – respondió el joven sonriente – En cuanto tenga las fotos seleccionadas te las envío para que me des tus comentarios y visto bueno – la joven asintió - ¿Aun sigue tu negativa para la pasarela de Dolce & Gabbana en UK la próxima semana? – preguntó mirando su agenda electrónica.

- Por supuesto, en lo que resta del año no quiero más pasarelas fuera de las Semanas de la Moda de New York y Madrid – dijo mientras recibía su croissant recién horneado y daba las gracias al mesero – Solo hay una excepción, si recibimos alguna propuesta por parte de la marca Valdés – aclaró.

- Eso si que es raro, casi nunca asumes posturas como esta – respondió intrigado.

- No tendría por qué serlo, sabes que me encantan sus diseños y la única razón por la que no estuve en su desfile la vez pasada fue por compromisos previos – dijo Valentina a modo de aclaración. Si bien era cierto que le fascinaba el trabajo de Juliana, la verdad es que secretamente no dejaba de pensar en ella tras la apasionada noche que vivieron en Los Ángeles. Nunca sintió algo semejante, la conexión fue única y se atrevería a decir que irrepetible. La manera en que sus cuerpos se fundieron y llegaron al orgasmo fue algo que jamás había experimentado, repetía en su cabeza cada una de las sensaciones que habían vivido y no podía evitar las comparaciones con amantes del pasado. La morena era distinta a todas ellas, cada beso, cada caricia, cada mirada era especial. Era una mezcla de dulzura y pasión en perfecto equilibrio, en los brazos de Juliana se sintió segura por primera vez en mucho tiempo.

- ¿Y esa cara? ¿En qué o en quién estás pensando? – el joven a ella la sacó de sus pensamientos.

- Nada particular – mintió porque la sonrisa en su rostro tenía nombre y apellido, Juliana Valdés – ¿Tienes algo interesante para mí? – dijo intentando cambiar de tema pues sabía que Franco insistiría en saber lo que ocurría.

- Tengo muchas cosas para ti, pero primero disfrutemos el desayuno y me vas a contar todo lo que está pasando por esa cabecita. Te conozco bien y sé que algo pasa y quiero saberlo. El trabajo puede esperar... – ambos sonrieron con sinceridad y se dispusieron a comer.

*****

Los tres días que sucedieron a la aparición de Cupido fueron una locura en la vida de Juliana, le tomó algo de tiempo entender todo lo que decía aquella pequeña impertinente que se empeñaba en aparecer frente a ella en los momentos más inesperados. Le había explicado cómo funcionaba todo el tema de las almas gemelas y de por qué debían estar juntas para no alterar el ciclo de sus vidas, pero ella seguía sin creer del todo en lo que estaba pasando. No podía negar que la noche que vivió con Valentina fue espectacular y que no dejaba de pensar en ella, pero de eso a ir corriendo tras ella a otro continente había una gran brecha. Tenía compromisos laborales y personales que atender y no podría simplemente dejar todo tirado para llevar a cabo la locura que le pedía la pequeña. No fue hasta que le presentó una visión de sus vidas anteriores cuando tomó la decisión de viajar en busca de la ojiazul.

Flechazo de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora