Capítulo Dos

363 41 4
                                    

Estaba agachada en un sitio diminuto, oscuro. Yo era pequeña, una niña. Tenía mis manos presionadas contra mi boca así que, no podía hacer ningún sonido. Sabía que si hacía algún ruido, ellos me encontrarían. Y no quería que lo hicieran. Las lágrimas corrían por mi cara. Estaba temblando.

Ellos estaban allí fuera. Había cosas malas ahí. Así que, me escondí en la oscuridad. Nadie podría encontrarme en la oscuridad. Nadie me encontraría aquí.

Entonces vi la luz, viniendo más y más cerca. El monstruo me agarró...

Me desperté gritando, sacudiendo mis brazos. Golpeé algo y grité de nuevo. ―Hey, solo soy yo―, dijo Juvia.

La lámpara de la mesa de detrás de mi cama se encendió. Aún estaba oscuro afuera. Juvia estaba de pie entre mi cama y la suya, con una mirada horrorizada en su cara.

― ¿Qué demonios...?― preguntó.

Me limpié rápidamente las lágrimas. ―Lo siento, un mal sueño―

―No me engañes―

Erza estaba sentada en la cama mirándome fijamente como si yo fuera el monstruo que se arrastraba a través de mis pesadillas.

―Sonabas como si te estuvieran matando―

Sacudí mi cabeza. ―No yo. Mis padres. Es una larga historia...―. Hice una pausa.

―Está bien. Es privado. Lo entiendo― dijo Erza.

Me sentía aliviada de que ella hubiera aceptado el hecho de que yo no quería explicarlo.

Juvia se sentó en mi cama, acogiéndome en sus brazos y agarrándome fuerte. Ella sí conocía mi historia. Yo misma se lo había confesado todo durante el pasado año, cuando nuestra amistad se había fortalecido.

― ¿Vas a estar bien para salir con esos campistas mañana?― preguntó Juvia. ―Nosotros podemos dejar pasar esto, esperar al próximo grupo―

―No― Sacudiendo mi cabeza, me solté de ella. ―tengo que enfrentarme a mis miedos, e ir a la parte salvaje del parque es parte de eso. Estaré bien. Esta noche... no lo sé, quizás es porque estuvimos moviéndonos sigilosamente a través del bosque. No había tenido una pesadilla desde hacía tiempo―.

―Sólo recuerda que estaremos aquí para ti― echó una mirada hacia atrás a Erza.

Erza asintió con la cabeza. ―Sí, estamos aquí. Los Sherpas se mantienen unidos―

―Gracias―. Liberé un profundo suspiro.

Juvia se trasladó a su cama. ― ¿Quieres que deje la luz encendida?―

―No, estoy bien ahora― O tan bien como podía estar, considerando mis asuntos. La cosa realmente extraña era este inexplicable miedo que yo estaba experimentando últimamente. Era como un presentimiento o algo -una profunda sensación de que algo, que no podía explicar, iba a suceder.

Juvia apagó la luz, y yo me acurruqué bajo las mantas. Deseé entender lo que estaba molestándome. Mis padres adoptivos no podían explicárselo. Mi psiquiatra no podía comprenderlo. Pero desde que yo había vuelto al parque nacional, fuera lo que fuera eso parecía hacerse más fuerte que antes. Una parte de mí se preguntaba si esto estaba, de alguna manera, relacionado con lo que les había pasado a mis padres.

Luz De Luna (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora