Fin

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...-Gulf, ¿Crees qué tu esposo volverá a intentarlo?.

-No lo sé, Mild...estoy volviéndome loco tan solo de pensar en ello.

-La verdad es que es un problema-habló Sam también-...ésta vez ha tenido suerte porque has llegado a tiempo.

-Si, agradezco tanto al cielo el que se me olvidase las llaves del coche ese día...fue un golpe de suerte el que yo volviese a casa y me lo encontrase aún vivo...pero ¿y si vuelve a intentarlo?, ¿Y si la próxima vez no llego?.

-Tranquilo, seguro que recapacita y se da cuenta de que suicidarse no es la solución.

-No sé, estaba muy deprimido y además se cree cosas que no son...no puedo entender porqué el destino nos ha llevado a esto...éramos tan felices-dijo el moreno nostálgico, mientras miraba de nuevo hacia la cama donde Mew permanecía en coma.

La puerta se abrió de repente y el médico apareció junto a una enfermera.

-Buenos días.

-Buenos días, doctor-contestaron a la vez los tres.

Mild y Sam se encaminaron hacia la puerta mientras Gulf y los sanitarios se acercaban a la cama del abogado.

-Nosotros vamos a la cafetería a tomarnos algo...¿Quieres alguna cosa?-habló el más bajo antes de salir.

-No, gracias...iré luego.

Tras la salida de la pareja, el médico revisó las máquinas y anotó algo en su portafolios, luego habló con la enfermera en voz baja y finalmente suspiró mirando a Gulf.

-Doctor...¿Por qué aún no se despierta mi esposo?...lleva así dos días-preguntó preocupado este.

-Bueno verá, aunque se le practicó un lavado de estómago a tiempo, las pastillas que se tomó eran de rápida acción por lo que su efecto penetró en su organismo.

-Pero ...¿estará bien verdad?- preguntó muy angustiado.

-Esperemos que si pero le digo desde ahora que sería bueno que lleve a su esposo a un psicólogo...los pacientes que están sometidos a una profunda depresión, como la que nos ha contado que tiene su marido, suelen conseguir su objetivo tarde o temprano.

Gulf asintió cabizbajo.

-Lo haré pero no sé si él...

-Señor, tiene que hacer lo imposible por convencerle...incluso tendrá que recluirle en un psiquiátrico si es necesario o lo perderá...lo siento si soy muy franco pero es vital que usted sea fuerte y le ayude a salir de ese pozo.

-Lo sé...muchas gracias, doctor... lo haré....yo soy el primero en desear que mi esposo vuelva a ser el que era, descuide...buscaré el mejor lugar para él.

Tras irse el médico y la enfermera, el moreno suspiró profundamente, cogió la mano derecha de Mew y la besó delicadamente.

-Tranquilo mi cielo, saldremos de esto...no dejaré que te ocurra nada malo de nuevo.

Cuando la pareja amiga regresó a la habitación del hospital, Gulf dormía profundamente sentado en la silla al lado de la cama, así que pasaron y se sentaron en el sillón.

Minutos después, los dos estaban tan entretenidos entre besos, caricias y dulces susurros que no repararon en que el avogado por fin abrió sus ojos.

Este sintió su mano sujeta, así que giró su cabeza y se encontró con que su marido descansaba agarrado a él.

Una dulce sonrisa dibujó su cara por unos segundos pero tras recordar todo lo sucedido, este sacó su mano lentamente intentando no despertarlo.

Acto seguido agudizó su oído para escuchar bien a las dos personas a los pies de su cama, los cuales se besaban apasionadamente y se decían lo mucho que se amaban.

23. Recuerdos dormidos -Mewgulf TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora