Una fría mañana, Mew salió del apartamento como cada día para pasar por el bufete antes de acudir a los juzgados.Tras saludar a sus colegas, el abogado se dirigió a su despacho pues debía recoger unos documentos importantes.
Tras unos minutos, varios ruidos y voces lo alertaron, así que se levantó de su silla y salió al pasillo para ver que ocurría.
Allí vio a varios de sus compañeros correr asustados, entonces paró a uno sujetándolo de brazo.
...—¿Qué ocurre Han?...¿Por qué estáis así?
—Hay un loco en la entrada que quiere matarnos....¡corre Mew!, ¡salvate!.
—¿Un loco?...Eso no puede ser—dijo extrañado mientras caminaba hacia la entrada a pesar de la advertencia de su compañero.
Al llegar allí reconoció inmediatamente al hombre pues se trataba de Willy Saelim, un delincuente al que habían representado años atrás pero había acabado en la cárcel igualmente debido a sus numerosos y graves delitos, por los que no habían podido demostrar su inocencia.
—¡Malditos chipatintas!...¡Hoy me cobraré todo lo que me habéis hecho!...¡no volveré a ese asqueroso agujero y no me importa morir!...¡me llevaré a algunos de vosotros conmigo!—gritó pistola en mano.
Los abogados y ayudantes que no habían podido escapar a tiempo, permanecían paralizados por el miedo, unos aún en sus mesas y otros en el suelo o arrimados a las paredes.
—Tranquilo, Willy—habló Mew acercándose lentamente—... no tienes porque hacer esto, podemos buscar una solución.
—¡Cállate!... ¿Quién coño eres?... ¡no te acerques más o te mataré!—gritó este apuntándole.
—Mi nombre es Mew Suppasit, por favor... deja ir a esta gente y entregate...no empeores más las cosas—habló de nuevo el abogado.
—¿Empeorar?...¿Acaso crees que me importa?...He pasado tres años en ese maldito agujero hasta que he conseguido escaparme...¡no volveré a la cárcel!...¡antes prefiero la muerte!... ¡Y no me iré solo!.
De repente, se escucharon acercarse las sirenas de la policía, entonces el preso fugado disparó un tiro al techo y tanto Mew como el resto de los rehenes se agacharon asustados.
—Bien...bien...parece que esto se anima— Habló Willy riéndose—... al fin me tomarán en serio...¡tú!..¡ven aquí!—dijo señalando a Mew—...¡Date prisa o mataré a uno de estos!.
El abogado obedeció y comenzó a acercarse más, ante la mirada aterrada de sus compañeros.
—Tranquilo, no tienes que herir ni matar a nad...
—¡Cállate!...¡Mantén tu boca cerrada o hoy dejarás un bonito cadáver!—Willy le giró y puso la pistola apuntándole a la espalda.
Entonces el megáfono de la policía se escuchó.
—¡¡¡Willy Saelim!!!...¡¡¡Deja salir a los rehenes y entregate ahora!!!
El preso presionó más el cañón del arma contra Mew para que este caminara hacia una de las ventanas.
—¡Joder, mierda!...¡Ha venido todo el maldito departamento!, ¡Jodidos cabrones!.
—No podrás huir...por favor, entregate—habló nuevamente el abogado intentando convencerle.
En pocos minutos todo cobró un tinte trágico pues tras insistir la policía y ante la negativa del delincuente, esta abrió fuego, dándole en la cabeza a través de la ventana, sin embargo, al caer, la pistola de este se disparó, alojando una bala en la columna vertebral de Mew, el cual cayó desplomado junto al cadáver ensangrentado de Saelim.
Los agentes entraron junto con los asistentes sanitarios, los cuales después de prestarle los primeros auxilios al abogado y ver que todavía estaba vivo, se lo llevaron rápidamente al hospital para operarlo de urgencia.
Gulf fue avisado por el personal de urgencias y enseguida se presentó muy preocupado en el lugar para saber el estado de su esposo.
...—¡Mew!...¿donde está?...¡es el herido de un tiroteo en el bufete de abogados!.
—Señor Suppasit...su esposo en estos momentos está siendo operado para intentar extraerle la bala alojada en una de sus vertebras...es una intervención muy delicada...por favor, tranquilicese y espere noticias en esa sala de espera junto a los demás.
El maestro suspiró resignado y obedeciendo, caminó hacia uno de los fríos asientos de la sala y se sentó a esperar junto a otra gente.
Una a una fue viendo como las demás personas fueron avisadas del estado de sus familiares y conducidos hasta ellos, mientras que él muy angustiado, siguió sin nuevas noticias de su esposo.
Finalmente tras cuatro largas horas esperando, un médico aún con la ropa de quirófano se le acercó.
—¿Señor Suppasit?
—Si soy yo...¿Y mi esposo?...¿Có-Cómo está?
—La operación ha sido un éxito... el paciente ha tenido mucha suerte pero no sabemos las consecuencias del impacto...debemos esperar.
—¿Consecuencias?
—El proyectil ha dañado levemente la médula espinal...existe la posibilidad de que su esposo quede invalidado de cintura para abajo.
—¡Oh Dios!... ¡no!...¡e-esto es una maldita pesadilla!
—Debe tranquilizarse...para el paciente no es bueno ver que sus familiares se ponen en lo peor.
—¿Pu-Puedo entrar a verlo?
—Todavía tardará un buen rato en despertarse...una enfermera le avisará cuando esté listo...mientras vaya a tomarse algo...le sentará bien.
—Muchas gracias, doctor....se lo agradezco.
Cuando Mild y Sam llegaron a la cafetería del hospital, el moreno ya iba por su tercera tila.
—¿Cómo está?...¿Has podido verlo?
—No, aún está dormido...han quedado en avisarme en cuanto pueda entrar.
—¿Y qué?...¿Qué es lo que te han dicho?.
—Han extraído la bala pero existe la posibilidad de que Mew no vuelva a caminar.
—Oh Dios, eso es horrible...¡maldito criminal!...menos mal que ya está muerto.
Gulf asintió conforme mientras apretaba los puños con fuerza.
—Espero que no se derrumbe si por desgracia se queda en silla de ruedas— habló entonces Sam.
—Oh Dios… mi Mew—se lamentó el moreno con lágrimas en los ojos—...mi precioso y bondadoso ángel.
—Tranquilo amigo, él te tiene a ti...verás como todo irá bien.
—Eso espero Mild...eso espero.
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23. Recuerdos dormidos -Mewgulf Terminada
FanfictionMew Suppasit y Gulf Kanawut son una pareja inmensamente feliz. Años después, esa felicidad se ve truncada debido a un grave accidente de tráfico en el que la memoria de Gulf se ve seriamente afectada. Esto hará de ellos dos extraños, por lo que les...