Capítulo 1

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Era 11 de Junio. No hay universidad porque me he graduado, me han cogido en Monlau y mis padres me han comprado un pisito en Cervera. ¡Cervera! Madre no se qué haré si me lo encuentro. "¿Pues qué crees que vas ha hacer? ¡Correr detrás de él idiota!" Oh, por favor subconsciente, cállate por una vez. Y no. No voy a correr detrás de él, uno, porque es muy rápido. Dos, porque yo no soy de las que corren, no me gusta, no soy buena.

Parece mentira que vaya conduciendo mi Honda con todas estas cosas rondando en mi cabecita linda. ¡Borra, borra! Haz hueco para la mecánica que empiezas mañana.

Me llamo Laura, tengo 24 años y acabo de graduarme, como bien he dicho antes. ¿En qué? Periodismo. Desde que me dí cuenta que ya no podía ser como Marc Márquez, que para quién no se haya enterado, es mi idolo, decidí que al menos le iba a hacer las entrevistas de podio. Y eso fue... en 3º de la ESO. Uf... cuánto tiempo. Todavía me acuerdo cuando mi padre me daba collejas por decir cosas de Marc... excepto una. Que raro fue esa vez. Había visto un póster de Gas con Marc en él y una amiga trabajaba en la tienda donde lo tenian. El caso es que mi padre la llamó y le preguntó que si me lo guardaba. Ella le mandó una foto con un poster mejor, pero salía con Sara Sampaio. ¿Qué dije? ''Que digo yo que con Marc me vale''. Se hizo el silencio, esperando la colleja... Y ¡PUM! Risa descomunal de mi padre y yo con una cara de ''¿Qué narices acaba de pasar? He insinuado que Marc está bueno y mi padre se parte el culo en mi cara.''

Mientras pensaba eso llegué a Cervera, busqué mi calle y aparqué. Saqué mis cosas del maletero y subí a ver mi nidito de soltera. Era grande y con muchísima luz. Tengo que recordar que lo primero que haga sea poner unas cortinas, o banderas del Noventa y tres, no importa.

El piso está medio amueblado y voy a tener que decorarlo bien. Pintura roja para mi habitación. Y no pinto un 93 en el salón pues no se yo porqué. Deshago mi maleta y como es temprano decido ir a dar una vuelta por el pueblo, a ver si doy con el museo y ya que estoy pues entro y lo miro un poquito.

Voy andando por la calle cuando de repente lo veo. El museo, me refiero. ¡Qué pasada! Es mejor en persona. Cuando me dirijo a la entrada, le veo. Esta vez sí, a él, a Marc. Me quedo petrificada y me miro las zapatillas, que curiosamente son las Munich de su colección, fijate tú por donde me sale el karma. Levanto la vista y veo que cierran el museo. Y encima me cierran, que suerte la mía. Pero por lo menos le he visto. Mi corazón va a mil por hora. Creo que mi corazón va más rápido incluso que él con la honda. Cuando voy a darme la vuelta, se gira y me ve. Ya no puedo esconderme. Me ha visto. Me doy la vuelta y salgo corriendo.  La verdad,  no ha sido una de las millones de formas en las que me imaginé que iba a conocer a Marc, o verle en persona, porque conocerle, lo que se dice conocerle, no le he conocido. Me parece que no voy a poder dormir esta noche.

Por ti (Marc Márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora