★Capítulo 40★

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—Oye, Tsukare

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—Oye, Tsukare...—Habló con voz ronca casi en un susurro—¿No crees... que necesitamos hablar? —Preguntó dejando estupefacta a la chica. Levantó la cara separándola de la almohada con el ceño un poco fruncido por la confusión. Esa pregunta nunca traía cosas buenas, sobre todo después del turbulento tiempo por el que estaban pasado. Su mente se hizo un manojo de pensamientos, más de los que ya estaba, haciendo que su imaginación volara rozando las peores catástrofes posibles que ocurrirían tras esa pregunta.

—¿Hablar? ¿Hablar de qué? —Dudó apoyando la mejilla en la almohada, despidiendo el perfume tan varonil que tenía Shoto. El chico se notaba un poco incómodo, como si quisiese decir algo, pero no encontrara las palabras adecuadas para expresarse con elocuencia. Y ese era uno de sus mayores complejos según él, su incapacidad social le limitaba muchas acciones y decisiones producto de su inseguridad. Tomó aire.

—Te he notado un poco... diferente en estos días—Respondió con tono serio y grave, soltando un sonido rasposo e involuntariamente seductor que le ponía los pelos de punta a Nigiyaka.

—¿Diferente? ¿Diferente en qué sentido? —Cuestionó sin dar crédito a sus oídos y arrugado la nariz.

—Distante—Soltó para dejar escapar un bufido, comenzó a jugar con sus dedos, inquieto e impaciente por la respuesta de la chica, notaba que ella estaba decaída y quería hacer algo para cambiarlo. —Pareces ida, como si hubiese algo que te preocupa. Por la mañana Bakugo te insultó, pero no hiciste nada para impedirlo, ni te inmutaste y no parecía algo adrede. ¿Te molestó que te llevara a mi casa? ¿Estas enojadas conmigo? —Dijo bajando la cabeza un poco. Tsukare abrió los ojos como platos, tratando de asimilar las palabras del heterocromático.

—¿Qué? No, para nada, ¿Por qué lo estaría? Además, accedí a ir a tu casa, si no hubiese querido ir te lo diría y ya. —Contestó haciendo ademanes con una mano mientras veía detalladamente al chico con cara cansada.

—¿Estás segura? Prometí protegerte sin ni siquiera preguntarte si estabas de acuerdo—Opinó torciendo el cuello para ver a la chica quien lo seguía mirando con ojos opacos y cansados.

—Ay Shoto tampoco es para tanto, aprecio que te interese mi opinión, pero tampoco has sido el único que actuó sin consultar—Comentó negando con la cabeza ligeramente.

—¿A qué te refieres? —Cuestionó levantando una ceja sin entender.

—¿Es en serio? Te besé sin tu consentimiento—Explicó un poco ruborizada, no habían hablado acerca de eso desde aquel entonces, simplemente habían dejado que las cosas fluyeran y que el tiempo determinara. En ocasiones Tsukare se sorprendía por la adorable estupidez e inocencia del muchacho, era como un niño que no entendía lo que sucedía a su alrededor, como si estuviese eximido de todo factor.

Shoto paró la oreja, para luego quedarse callado por un segundo que se hizo eterno para la joven de ojos color amarillo.

—No me opuse porque... yo también quería hacerlo—Respondió volteando la mirada para ocultar un leve sonrojo, la pelinegra dejó escapar una pequeña sonrisa enamorada que delataba su alivio al escuchar eso. —Pero tampoco sabía tus sentimientos así que decidí no tomar la delantera hasta escucharte a ti, y lo que querías. Entonces cuando te vi en la prisión preventiva me di cuenta que no quería perderte, al principio me sentí muy culpable ya que estabas ahí por mi negligencia porque había fallado en mi promesa. —Tsukare guardó silencio, escuchando meticulosamente las palabras del chico, que le hacían sentir cada vez con más y más peso en su corazón. —Y cuando te vi en el piso, llorando y en un ataque de ira creí que te harían daño, pero era increíblemente shockeante verte en ese estado y que nadie moviera un solo dedo. Fue ahí cuando entendí que debía hacer algo para defenderte y estar a tu lado...

Perder el control {Todoroki Shoto}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora