un men interesante 2/2

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Gustabo

--entonces, que os parece si vamos yendo a la casa, madre esta loca por conoceros, además, se os ve cansados-- dijo el chico gallego

--pues vámonos

Horacio y yo nos quedamos de pie unos segundos sin movernos, bien es cierto que mama nos hablo de su amiga, pero acababamos de conocer a esas personas y no sabíamos si eran de fiar o no.

Por mucho que ellos sean familia de la mama no significa que deba confiar en ellos a primeras.

--oigan, no se preocupen, no vamos a comerlos jajajajaja.-- soltó uno de los gemelos.

--estaría bastante bien si por lo menos nos decís vuestros nombres antes de subirnos a vuestro coche.-- dije con un tono serio.

La vida me enseño a no confiar en cualquier persona y razones de sobra tengo para no confiar en nadie.

Y tampoco dejaré que alguien vuelva a lastimar a Horacio por eso siempre me gusta estar seguro de las personas con las que trato o trataré.

--jajajja tranquilo joto, no se ponga tan a la defensiva. Mire, yo me llamó Emilio, a mi derecha mi hermano Pablo y a mi izquierda mi mejor amigo Segismundo.

--un gusto-- nos dijeron a la vez los dos mencionados.

--se un poco sobre ustedes por lo que me ha contado madre, entiendo tu desconfianza.

Me miro directamente a los ojos y no apartó el contacto visual, eso me sirvió para saber que esa persona no mentía.

--¿el que te contó?-- le preguntó el gallego, y su hermano lo miro con cara de curiosidad. Al parecer el sabía algo que los demás no y me hago la idea de lo que es.

--A usted que le importa, ya déjese de vieja chismosa.-- le regaño y volvió a mirarme pero esta vez con un rostro que me brindaba confianza-- Gustabo, Horacio, no se preocupen, en nuestra casa tendrán el mismo ambiente familiar que con la tía loreta, lo puedo asegurar.

Voltee a ver a Horacio y el hizo lo mismo y su rostro me decía que todo estaría bien. Se notaba que estaba cansado y tenía los ojos rojos por todo lo que habíamos llorado durante el viaje.

Le sonreí y acaricie su mejilla, luego volví a mirar a Emilio y le asenti con la cabeza.

--Perfecto-- nos brindó una sonrisa-- bueno, pues vámonos, seguro que madre estará impaciente.

--"conozco a alguien que es justo asi. Jajaj Madres-- pensé mientras cogía a Horacio de la mano y empezabamos a caminar hasta el auto de los chicos.

El viaje fue tranquilo, Horacio se durmió en mi hombro, iba a despertarlo pero preferí no hacerlo hasta que llegáramos a la casa de madre Lucía.

Yo solo me dedique a mirar por la ventana del coche, la verdad es que la ciudad era muy bonita.

Después de unos 40 minutos, llegamos a un local bastante parecido al de mama loreta.

--bien chicos, ya llegamos-- dijo Segismundo. Volteo a vernos a Horacio y a mi y nos dijo-- bienvenidos a la casa de madre Lucía.

Todos bajamos del coche y nos recibió una mujer alta, de larga cabellera negra y rizada, piel tan blanca como la nieve y hermosos ojos verde oscuro. Una maravilla de mujer a la vista de cualquiera.

--bienvenidos chicos, me llamó Lucía.-- nos extendió la mano primero a Horacio y luego a mi.

--gustabo García, mucho gusto.

MALDITOS OJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora