𝐱𝐯ɪ. 𝐑𝐞𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧

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Tal como se tenía planeado, el Show de Fin de año no tuvo incidencias.

Además de que una adolescente de tiernos quince años se desmayó segundos después de terminar su número- los asistentes lo percibieron como parte del performance y fue bien disimulado-no hubo otro error. 

Al menos en la tarima, eso era lo importante.

Harry Styles y Louis Tomlinson fueron presentados como la primera dupla europea masculina y se lucieron como tal. Cumplieron toda expectativa previa de los críticos. Lo supieron cuando, luego del finalizar el espectáculo y cerrar el telón, fueron llamados por maestros, asistentes y productores de Broadway, que solían asistir para contactar los talentos número uno de cada país.

El ambiente festivo de entrevistas y potentes flashes que se negaban a abandonar a la pareja fue opacado cuando la Rectora los citó a la oficina, pasada la media noche, cuando los mandó a llamar con un aprendiz. Consiguieron entonces escapar de la multitud de personas que intentaban hablar con ellos o agendarlos en reuniones en distintos países.

Louis guió a Harry entre la muchedumbre escaleras arriba, hacia la oficina principal de dirección de la Academia.

Los esperaba, sentada y notablemente imponente, la Rectora. En su gran escritorio, la mujer esbelta y de unos cincuenta años- mismos que se negaban a ser demostrados en su estado físico- los recibía con una formal señal, invitándolos a sentarse en ambos asientos situados frente a ella.

Se percibía, a lo lejos, el ruido de los adolescentes y niños que festejaban el inicio de un nuevo año con sus familiares. Harry y Louis no habían sido autorizados a saludar a los suyos, pues tenían que concretar citas y presentar respetos ante los distinguidos asistentes luego de terminado el evento.

Música clásica, gritos de felicidad, los instrumentos, incluso los pasos de baile de sonoros zapatos de jazz y el ruido de los saludos y voces de tantos estudiantes y padres de familia se escuchaban navegar en un cúmulo de ondas, detenidos en las grandes ventanas que no admitían su entrada a la lujosa oficina que parecía una pieza del mismo Castillo Real al que Louis solía ir de pequeño acompañando a su padre a consejos y jurados.

Las 00:00 horas y el inicio del año fue recibido por ambos bailarines en el camerino cuando se cambiaban el vestuario por ropa más elegante, elegida para continuar atendiendo a productores y prensa, mientras eran apresurados por un coordinador que tocaba la puerta cada tres minutos, indicando que debían salir y volver a la recepción. 

Por el ajetreo de la situación, olvidaron que pronto sería un nuevo año.

Sin embargo, cuando el reloj marcó el inicio del esperado 1979, Louis aseguró la puerta en un movimiento rápido y se acercó a Harry, tomándolo por la cintura.

-No me importa que nos esté esperando el mundo entero afuera, porque el único universo que me interesa está en tus ojos.- dijo en el momento el mayor, mirando fijamente los verdes y agotados orbes de su novio.

-Lou.- respondió en un suspiro cansado pero lleno de emoción.- Te quiero.- Se acercó tímidamente a sus labios.- Bonne année, mon amour.

-Bonne année, petit.

Sellaron sus labios en el camerino número 28, mientras un desesperado coordinador vociferaba que el tiempo se estaba terminando y debían abrir esa puerta lo antes posible para cumplir con sus obligaciones. El hombre probablemente no imaginaba que sus gritos no estaban siendo escuchados en lo absoluto.

Pero ahora estaban frente a la mujer más temida de la institución y más respetada por cualquier artista de la época.

-Éléves.- habló rompiendo el frío silencio entre ellos.- Esperé muchos días para permitirme una reunión con ustedes.

The Royal Academy || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora