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"Es de noche, si no hay luces, es que no hay nadie"

Pero el coche vino más rápido, no me dio tiempo ver las luces porque se me echaron literalmente encima.
Y al momento del impacto, fue, como si en ese momento no sintiese dolor, no recuerdo el haber sentido dolor, solo miedo. Sentí miedo.
Porqué en ese instante definitivo, sólo su imagen vino a mi cabeza, así que sujete el volante con fuerza.

Cuando desperté en aquel cuarto blanco de hospital. Estaba desorientado, como semiinconsciente, pero si sabía que había tenido un accidente, como cuando dices: "Maldición, que no ha sido un sueño"

Aunque no me lo podía imaginar nuevamente, aunque no podía recordar todo con claridad sabía que había pasado.
Y entonces, algo volvió a ocupar la mayor de mis pensamientos.

—¿Dónde está Jimin?—pregunté casi en susurró tomando desprevenidos a mis padres, mis párpados pesaban, mi boca estaba seca, mi cuerpo se sentía débil.

>>¿Está lastimado? ¿Qué ha pasado con el? ¿Está bien? Tenía que estar bien.<< eran los pensamientos que ocupaban por completo mi cabeza.
Al ver que nadie respondía, quite el suero bruscamente de mi brazo y me levanté sintiendo una fuerte presión en mis costillas.

—Hijo, por favor, no puedes levantarte—mencionó mi madre tomándome de la mano, una cuántas lagrimas bañaban sus mejillas.

—¿Dónde está Jimin?—volví a repetir soltándome con delicadeza—¡¿Por qué nadie me responde?!

—Jungkook—mencionó mi hermano acercándose algo indeciso—Él...—guardó silencio por unos cuantos segundos y sus ojos comenzaron a cristalizarse, ahí fue cuando comencé a preocuparme— Lo siento, de verdad lo siento—susurró bajando la mirada.

—No—fue lo único que mi boca pudo articular y mis pasos retrocedieron un poco—¡No es cierto!

—Jungkook...

—El está vivo—dije bajando la mirada y llevando mis manos a la cabeza—¡Está vivo! ¡Está bien! ¡Él está, está...

—¡Kook escúchame!—mencionó acercándose para tomarme de los hombros con fuerza.

—¡El está bien! ¡Tengo que ir a verlo, yo...

—¡Jimin está muerto!—soltó con cierto tono desesperado.

—¡No!—grité dejándome caer sobre mis rodillas—¡No es cierto! ¡Dime que no es cierto!—espeté volteando a ver a mi padre, mi padre no me mentiría, pero al ver la expresión en su rostro, lo supe, todo era verdad, él ya no estaba—¡Esto es mi culpa!—dije golpeándome el pecho repetidas veces.

—Hijo, por favor—espetó mi madre tratando de detenerme—No es culpa de nadie, fue un accidente.

—¡Yo lo mate! ¡Yo mate a Jimin!—repetía una y otra vez mientras las lágrimas fluían—¡Yo iba conduciendo el auto! ¡Yo lo asesine!

—¡Un doctor! ¡Necesitamos un doctor!—gritó Jung saliendo al pasillo.

Señores vestidos de blanco no tardaron en aparecer y entraron a la habitación.

—Sujétenlo—mencionó extrayendo el líquido con una jeringa.

—¡Debo morir! ¡Debo ir con el!—grité, pero entonces sentí un piquete en la espalda baja y cierto ardor al percibir como el líquido recorría mi cuerpo, pronto me sentí cansado, y mi vista se nublaba, hasta perder completamente el conocimiento.

Como pasa el tiempo.
Parece que fue ayer cuando mis desilusiones se despertaron por primera vez, cuando descubrí que ya no había un motivo para despertar y ser feliz, como quisiera volver a esos momentos de mi vida donde fui tan feliz, dónde mi inocencia estaba ansiosa por descubrir aceleradamente el amor, ahora hizo que viera la vida venir y que viniera luego de un atardecer...

Pero...antes de continuar, me gustaría contar ciertos sucesos importantes que marcaron mi vida.

¿Cómo nos conocimos?

Siempre fui fan de la fotografía, pero no fotografiaba cualquier cosa.
La fotografía es arte. Y como el arte, libre.

Me gustaba construir imágenes lentas que se opusieran a la estética de lo instantáneo. Expresar con ella un discurso y no el objeto de adoración por sus gamas de grises y otros alardes técnicos o compositivos.

Y ahí estaba yo. Ahí estaba él.

Coincidimos en tiempo y lugar.
Y lo vi. Lo vi como si no existiese otra cosa que admirar.
Miraba a la nada. El cabello le estorbaba la cara cuando el viento lo revolvía, haciendo que entrecerrara los ojos. Estaba sentado mientras descansaba y bebía de su botella de agua, parecía que había acabado de correr un maratón, pues gotas de sudor resbalaban por su frente.
Había causado miles de sensaciones en mi, y aún no sabía cuál era su nombre.
Sin embargo, levanté mi cámara para enfocarlo, y por inercia, apreté el botón capturando su hermoso rostro.
Y me propuse regresar al día siguiente para volver a encontrarlo, pues lamentablemente no tenia el valor para acercarme a él y hablarle.

🍂 𝐴𝑉𝐸𝑁𝑂𝐼𝑅 / 𝐾𝑂𝑂𝐾𝑀𝐼𝑁 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora