¿Que le pasaba?
¿Por que llevaba más de diez minutos viéndola dormir?
¿Que era esa sensación en su estómago? Debía ser la maldición de la daga de su tía, si eso era.
Pero igual... algo no estaba bien. Algo no se sentía bien.
No podía negar que siempre tuvo una extraña fantasía con ella. Claro que esta se debía a querer doblegarla ante él. Siempre que veía su mano alzarle en clase pensaba en las mil y un formas que le gustaría hacer ceder a la leona.
Quería verla suplicándole. No era ningún interés sentimental, ese Draco Malfoy no era así.
Nunca lo fue. Y ahora roto y podrido como estaba dudaba mucho que eso cambiara.
Pero entonces ¿Por que le empezaba a preocupar su futuro?
¿Por que de repente deseaba que ese mes no acabara tan rápido?
Fijó la mirada en el techo y cerró los ojos.
Recostó su cabeza sobre un brazo y con la otra mano restregó su frente.
¿Que mierda estaba pensando?
No debía estar siquiera pensando en nada de eso.
—————
Se removió incómoda por el frío que se colaba bajo la fina sabana.
Abrió los ojos y encontró el espacio de Draco vacío.
¿Por que se iría?
Una oleada de tristeza la embargó.
No es que le hiciera falta, pero estaba empezando a apreciar la compañía del rubio.
Llevaban una semana haciendo lo mismo.
Él subía después de cenar, cuando todos se iban a dormir, hablaban un poco, peleaban, la hacía reír y luego la hacía suya.
Cada día era más desesperado, apasionado e increíble que el anterior.
Después de hacerlo, pasaban un par de horas hablando de cualquier cosa. Hasta quedarse dormidos.
Descubrió que Draco era una excelente persona para debatir. En más de una ocasión discutían sobre un punto hasta molestarse porque ella no le daba la razón, se levantaba y llegaba hasta el marco de la puerta, cuando ella reía por su actitud inmadura él volvía y la besaba.
Al principio agresivo, como reclamándole por su testarudez, luego se volvía mas dulce y demandante a la vez.
Y terminaban haciéndolo de nuevo.
Nunca, jamás imagino que existiera esta faceta suya.
Pero la guerra hace cosas extrañas en las personas.
Draco provocaba cosas extrañas en ella. Por eso cada mañana, se aseguraba de despertar primero.
Le gustaba observarlo dormir. Se veía tranquilo y se sentía bien a pesar de que estaba prohibido.
Estaba muy mal desde donde lo vieras.
Primero Harry y Ron nunca lo aceptarían.
Segundo era Draco Malfoy, nada era seguro tratándose de él.
Tercero, era del futuro.
Tendría que volver en algún momento y el verdadero Draco, el que aún la odiaba, iba a despertar.
En menos de un mes, si todo salía bien. El único hombre que la había hecho ver las estrellas, se iría para siempre.
Se levantó con gran pereza. No tenía nada que hacer ese día. A la poción multijugos le faltaban unos quince días para estar lista y ya había hecho suficientes brebajes curativos para ella y los chicos cuando salieran en su próxima misión.
Bajaría a desayunar. Empezaría por ahí.
Se colocó la bata y las pantuflas y bajó suavemente por las escaleras.
Ron y Harry parecían estar hablando sobre algo en la sala y se callaron al momento en que oyeron sus pasos resonar en las escaleras.
-Buenos días - Saludó la castaña.
-Hola Hermione - dijeron los dos al mismo tiempo.
-¿Donde están Bill y Fleur? - preguntó la chica al ver a sus amigos algo incomodos.
-Fueron a llevarle unas pociones a mis papás. - dijo Ron si siquiera verla a los ojos.
-Oh, entiendo ¿Ellos están bien? - volvió a preguntar buscando la mirada de Ron.
-Si todo en orden. - dijo el pelirrojo observando detenidamente un cojín amarillo y rojo del sillón.
Se instaló un silencio extrañamente incómodo que fue roto por unos pasos bajando la escalera, volviéndose más insoportable cuando la figura alta de Draco apareció.
Harry sintió que no podía ser peor más hasta que el plop característico de Dobby resonó en la estancia haciéndolos saltar a todos.
-¡Dobby! Que gusto verte - saludo Hermione tratando de evitar la mirada insistente de Harry.
-Hola señoritos, Dobby lamenta si los está molestando en su desayuno, pero es que a Dobby lo envía el señorito Neville.
-¿Neville? ¿Que paso Dobby? - dijo Harry levantándose rápidamente del sillón.
Ron hizo lo mismo, Hermione se acercó más a la criatura y sintió cómo Draco se acercaba también deteniéndose a escasos centímetros de su espalda.
-El señorito Neville necesita pociones para los estudiantes de Hogwarts, Harry Potter. Los profesores Carrow torturan a los estudiantes y no dejan que la Señora Pomfrey los cure.
-¡Eso es horrible! - Jadeo Hermione.
-Él quería que Dobby les dijera que ya consiguieron un buen escondite donde curar a los heridos y donde practican a diario hechizos de combate, pero no tienen calderos para poder hacer pociones curativas, señorita Granger. - terminó de decir el elfo.
-Tenemos que ayudarlos. - bramó Ron.
-Por supuesto, Dobby me pondré en eso ahora mismo. Tengo suficientes insumos. Vuelve en la noche tendré la primera ronda para ti. - aseguró Hermione.
-Yo ayudaré a Granger. - le dijo Draco y cuando vio la mirada sorprendida de los tres añadió - Haremos el doble de pociones si trabajamos juntos.
Estaba realmente cerca. Trataba de mantener la compostura, ya que estaba delante de Harry y Ron...
-Buena idea Malfoy. Empiecen ya mismo. Ron acompáñame, tengo una idea para convencer al maldito duende. - dijo Harry subiendo rápido por las escaleras y Ron siguiéndolo. - Gracias Dobby. - le agradeció y el elfo se desapareció con una sonrisa.
Hermione y Draco se quedaron solos en el comedor y el aire parecía volverse más escaso.
-¿Vamos? - preguntó Draco con una sonrisa divertida en su rostro. Sabía cuánto la incomodaba esta situación después de no encontrarlo junto a ella hace unos minutos.
-Si, vamos - dijo ella recuperando la movilidad de sus piernas.
Fleur venía entrando en ese momento con Bill de la mano.
-Eh, hola - dijo Bill claramente confundido al ver a Draco tan cerca de Hermione sin una batalla verbal entre ellos.
-Hola Bill, Fleur ¿Ya en casa? - preguntó nerviosa Hermione. Que estupida pregunta, era su casa por amor a Merlín.
-Si, mamá no estaba en casa y papá tampoco. Tenían reunión con la orden, volveremos en la tarde. Y... ¿ustedes?
-Oh, nosotros íbamos al sótano, Dobby vino hace unos minutos y necesitan pociones curativas para los alumnos. Los Carrow están abusando de su poder y no sabemos que ha pasado con Madame Pomfrey.
-¡Eso es horrible! - dijo Fleur llevándose ambas manos a la boca. - Los ayudare, no hay tiempo que perder.
Draco tuvo que controlarse para no rodar los ojos.
-Gracias Fleur. - agradeció la castaña aunque no sabía si era por la ayuda o porque evitaría estar a solas con Malfoy.
Bajaron al sótano y se pusieron a trabajar enseguida.
Fleur contaba y separaba los ingredientes. Hermione los medía y cortaba y Draco elaboraba las pociones.
No abandonaron su lugar ni para ir al baño.
A las ocho en punto apareció Bill anunciando que Dobby había llegado.
Las chicas estaban muy sastisfechas. Elaboraron una buena guarnición de pociones curativas, cicatrizantes, coagulantes y para dormir sin sueños.
Se las entregaron a Dobby y le pidieron que por favor les hiciera saber si necesitaban algo más. Al día siguiente prepararían otro lote ya que aún les sobraban ingredientes.
La cena estaba servida y Bill le insistió al elfo que los acompañara pero la criatura se negó alegando que debía ir a ayudar al señorito Neville lo antes posible.
Los chicos cenaron tranquilamente en compañía del señor Ollivanders como todas las noches.
Harry les comento con pesar que no tuvo éxito con el duende ese día.
Esto los desanimo un poco, pero trataron de no transmitírselo a Harry.
Hermione fue la primera en terminar de cenar y se levantó a lavar su plato. No sabía si era por el cansancio del día o porque quería huir a su habitación y cerrarla antes de que Draco subiera tras ella.
Lo que no sabía es que Draco no tenía intensiones de presionarla ese día. Aún se sentía aturdido por el huracán de emociones que sintió esa mañana.
Era Ron quien necesitaba hablar con ella.
Esa mañana hablando con Harry había concluido que tenía que pasar la pagina, con o sin ella. Pero no podía seguir leyendo y releyendo entre líneas sin poder pasar de párrafo.
-Buenas noches chicos - se despidió Hermione.
-Hermione. - la llamó Ron cuando se encontraba al pie de la escalera.
Se detuvo bajo la atenta mirada gris del rubio y vio a Ron acercarse a ella.
-¿Podemos hablar esta noche? Por favor - pidió con amabilidad.
Hermione sabía que se lo debía. No podía seguir evitando a Ron.
Sabía que lo de Draco no duraría más que unos cuantos días y tenía la esperanza de que cuando el rubio ya no figurara, ella volvería a sentirse a gusto con Ron. Pero no podía engañarse a sí misma, jamás vería a Ron de la misma forma.
Aunque le doliera, tenía que dejarlo ir.
-Claro Ron. Voy a darme una ducha primero ¿Te veo en mi habitación en treinta minutos? - preguntó bastante consciente de los ojos grises que la taladraban desde la distancia.
-Perfecto. - sonrío Ron con dulzura.
—————
Tal y como acordaron Ron estaba parado frente a su puerta treinta minutos después.
Draco estaba en la sala, escuchó claramente a la Comadreja tocar la puerta y a su castaña abrirle y decirle que pasara.
Le estaba hirviendo la sangre.
Quería subir y decirle a a ese par lo que pensaba sobre ellos.
Quería matarlo por osar meterse entre ellos.
Ella era suya. Por esos pocos días lo era y le molestaba que ese Pobretón no entendiera las señas de la chica.
Claro que él no tenía idea del arreglo que Granger y él tenían pero igual le molestaba.
-¿Que pasa Malfoy? - la voz de Potter lo saco de sus oscuros pensamientos.
-¿Es costumbre de ustedes los Gryffindor? - al ver la cara de confusión en El Niño que vivió, añadió - ¿Hacer preguntas realmente ambiguas esperando que el otro adivine lo que quieren decir?
Harry se carcajeó por el mal humor del chico. Lo cual no ayudó a mejorarlo tampoco,
-¡Vaya Malfoy! Estas calado hasta los huesos.
-Creo que estamos hablando diferentes idiomas ya que sigo sin entenderte. - Gruñó el rubio.
Harry se rio más fuerte y Draco decidió ignorarlo. Cuando por fin se hubo calmado llevo una mano a sus lentes, se los quitó y empezó a limpiarlos con la camisa de cuadros roja ¿Que clase de obsesión era esa por el color rojo?
-Nada olvídalo, debo estar imaginándome cosas. Ese duende es implacable. No hay nada que pueda ofrecerle para ayudarnos. Creo que me voy a volver loco.
-¿Haz intentado darle algo que atesores? - preguntó el rubio aún enfadado por reírse a costa de él. Los duendes no querían nada proveniente de un mago a menos que con eso lograran desestimarte.
-No atesoro nada Malfoy, solo mi vida, la de mis amigos, mi varita y los Horrocruxes. No le daré nada de eso ni en un millón de años. - afirmó Harry colocándose de nuevo sus anteojos. Seguían viéndose sucios.
Draco solo asintió concentrándose en ver las llamas moverse y no en que el pelirrojo llevaba trece minutos en la misma habitación que su castaña.
-¿Ya sabes cómo vas a destruir los otros Horrocruxes cuando los encuentres? - preguntó Draco tratando de distraer su mente. Dieciocho minutos.
-Pues claro, con la espada de Godric Gryffindor. Hermione descubrió que puede destruirlos y no me preguntes cómo la encontré, solo llegó a mi. - dijo Harry. Draco rodó los ojos, primero por recordarle a Granger, segundo por la bendita suerte que tenía ese cuatro ojos, tercero por lo evidente de la cuestión.
-¿Le has ofrecido la espada al duende? - dijo el rubio. Veintitrés minutos.
Harry se quedó en silencio unos segundos. Draco volteó a ver porque Potter había ignorado su pregunta para encontrarlo aún sopesando sus palabras.
-No lo he hecho, es la única arma que tengo para destruirlos. - dijo, podía escuchar claramente su cerebro recalentarse.
-¿Pero es la única que existe?
-No... - Harry se paró de un brinco y se dirigió a las escaleras. - Gracias Malfoy.
Draco solo asintió, de repente la puerta de Granger se abrió. Veintiocho minutos.
-¿Harry que sucede? - preguntó Granger desde arriba.
-Ya se que ofrecerle a Griphook, Malfoy me dio una buena idea. Síganme. - escuchó decir a Potter.
Casi podía imaginarse la cara de perro que puso Weasley al escuchar eso.
Sonrió para sí mismo.
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El Giratiempo
FanfictionFIC GANADOR DEL 2DO LUGAR EN LOS DRAMIONE AWARDS 2020 CATEGORÍA ROMANCE-LEMMON -Vas al volver al momento justo en que Hermione Granger está siendo torturada por Bella. Tú estarás a mis espaldas y de tu padre. Deja que todo suceda igual que la última...