CAPITULO I

2.4K 194 4
                                    


-¡Hermione, estas bien? ¿Ron? Estamos a salvo - gritaba Harry.
Ron sostenía a Hermione entre sus brazos con fuerza como temiendo que alguien se la arrebatara nuevamente.
-¿Harry Potter? - la voz de Dobby lo llamaba a lo lejos.
Harry volteo hacia la voz del elfo temiéndose lo peor. Pero nada lo preparo para lo que vio.
Dobby estaba de rodillas sobre Malfoy.
Malfoy los había seguido.
Harry se acercó a toda velocidad con las dos varitas alzadas por si acaso. Pero Malfoy no se defendía, ni siquiera se molestó en levantarse. Parecía desmayado.
Vio la razón de esto cuando estuvo sobre el. Un daga negra estaba clavada en su vientre. La sangre corría libre en la arena blanca y húmeda.
Sintió a Ron y Hermione acercarse y quedar tan sorprendidos como él. Finalmente después de unos minutos, Hermione tomó una de las varitas que tenía en la mano y se arrodillo a su lado.
-¿Que haces? - preguntó Ron, robándole las palabras a Harry.
-Si ¿Que haces Hermione? - preguntó de nuevo Harry.
Hermione volteó a ver a su amigos y en su mirada vieron que ni ella misma sabía la respuesta.
-Dobby, en el momento en que retire la daga necesito que lo paralices de la cintura para abajo. Esta daga debe contener Magia oscura, dudo que un simple hechizo de sanacion funcione, necesito tiempo para estudiarlo ¿puedes hacer eso por favor? - preguntó amablemente al elfo haciendo un gran esfuerzo por hablar, aún se sentía exhausta por todo lo que había soportado en las últimas horas.
-¡Hermione! No tienes fuerzas y no te dejare gastar la poca energía que te queda en esta basura - la regaño Ron tomándola del brazo y alzándola - Harry, tenemos que deshacernos de él - dijo dirigiéndose a su amigo.
-¿Que sucede contigo Ron? - bramó Hermione soltándose de su agarre.
-¿Que que me pasa? ¡Pasa que casi morimos hace unos minutos por culpa de éste y su malvada familia! ¡Y tú quieres salvarlo! - gritó el pelirrojo.
-¿No te diste cuenta de que pudo habernos delatado desde un principio y decidió no hacerlo? ¿No te da curiosidad saber por que nos siguió? - replicó ella.
-¡No Hermione! ¡No sé por qué nos siguió y tampoco me interesa averiguarlo!- respondió Ron más rojo que de costumbre.
Harry veía a sus dos amigos discutir. Lo cierto es que su conciencia le decía que lo ayudara, pero por otra parte era Malfoy de quien hablaban.
-¡Pues no me importa Ronald! Es una persona y culpable o no, tenemos que intentar curarlo y que la justicia se encargue de él.
-¡Basta los dos! Dobby ¿puedes hacer lo que Hermione te pidió? - Harry se dirigió al elfo con expresión cansada.
-Dobby puede hacer lo que la señorita Granger le pide, Harry Potter, además el señorito Malfoy era muy bueno con Dobby. - respondió el elfo muy alegre de poder ayudar.
-Bien, háganlo - dijo Harry y cuando vio la mirada iluminada de Hermione y la furiosa de Ron se apresuró a aclarar - lo curarás y después lo vamos a interrogar, tal vez saquemos algo bueno de todo esto.
Ron pareció conforme y Hermione también.
Hermione retiró la daga con mucho cuidado de no tocar la hoja y el cuerpo del rubio se paralizó de la cintura para abajo en cuanto Dobby chasqueó los dedos.
Levitaron al rubio y se acercaron a la pequeña cabaña que estaba a la orilla Del Mar.
Al ver a Luna corriendo saludándolos a lo lejos junto a Bill y Fleur algo en el corazón de Hermione se encogió.
-¿Esa es Luna? - preguntó a los dos amigos que caminaban junto a ella.
-Si, la rescatamos de los calabozos de la mansión de Malfoy - dijo el pelirrojo enfatizando el apellido del chico.
Hermione quiso responder pero no tenía realmente fuerzas para seguir discutiendo. Siguió caminando hasta llegar y darle un gran abrazo a la chica. Le calmaba muchísimo saber que estaba a salvo con ellos.
Bill y Fleur los abrazaron a todos, felices de que estuvieran de una pieza y los condujeron dentro de la pequeña cabaña, que por dentro no era tan "pequeña".
Al ver sus caras cuando notaron la presencia de Malfoy, Harry se apresuró a explicarles, antes de que sus dos amigos volvieran a caer en una discusión.
Bill y Fleur no estaban muy cómodos con la situación pero Harry tenía razón. Tal vez pudieran sacarle algo de información al mortifago.
Lo metieron en una habitación de arriba, más específicamente el ático, conjuraron un colchón en el piso y recostaron su cuerpo aún desmayado en el. Hermione intentó con un par de hechizos de sanacion pero tal y como lo sospechaba, no le hicieron ningún efecto. Después de que Ron la sacara casi a rastras de la habitación, sellaron con magia su puerta. Sin varita y en ese estado, muy difícilmente era una amenaza, pero debían resguardarse.
Los chicos estaban exhaustos, así que mientras Bill preparaba la cena, Fleur les enseñó sus habitaciones, una para Harry y Ron y otra para Luna y Hermione.
El señor Olivanders sería el pobre desgraciado que compartiría habitación con Griphook el duende. Aunque la criatura aseguró que prefería dormir en el establo, puesto que no estaba cómodo alrededor de tantos magos. Todos ignoraron su comentario. Estaban realmente exhaustos. Además de que no había ningún "establo".
Fleur los dejó para que pudieran asearse, no sin antes advertirles que si no bajaban a cenar en una hora, subiría ella misma a buscarlos, al puro estilo de Molly Weasley.
Así que una hora más tarde, Hermione bajo con Luna para reunirse con todos en el comedor.
La cabaña era pequeña pero bastante acogedora. En la sala pudo ver a Ron y a Harry susurrando sobre algo, probablemente de Malfoy. Habían dos sofas de dos puestos dispuestos alrededor de una pequeña mesa para el té y la chimenea crepitaba justo al frente.
Fleur estaba sirviendo en el pequeño comedor, con un hechizo de levitación, cuatro tazones humeantes de sopa, luego regresó a la cocina por cuatro más y un pavo recién salido del horno.
-Vengan a cenar chicos.- les aviso Fleur con su marcado acento francés y todos se acercaron sin chistar a la mesa.
Nadie habló durante la cena, todos estaban muy agotados (tanto física como emocionalmente) y hambrientos como para hacerlo.
Cuando iban por la tercera ronda, Bill llamó la atención del señor Ollivanders.
-¿Griphook no bajará a cenar? Ya debe estar como un helado esa sopa. - bromeó Bill tratando de animar el ambiente un poco.
-Me temo que no señor Weasley, sus palabras exactas, prefiero no pronunciarlas, pero dijo algo acerca de no sentarse en la misma mesa que una "pandilla" de magos. - pronunció el viejo con voz cansada.
-Es increíble, le damos nuestra hospitalidad y él... - se quejó indignada Fleur. Ron pensó en ese momento que sonaba graciosa cuando se enojaba.
-Tranquila, déjalo. Ya sabes como son los duendes. Si prefiere comer solo e ignorado como una escoria pues que así sea. Nosotros disfrutamos de la compañía ¿No es así chicos? - preguntó Bill.
Todos asintieron con una pequeña sonrisa para complacer al chico, pero la verdad es que nadie tenía ánimos de disfrutar nada. Cada segundo que reían, comían o respiraban, alguien estaba siendo torturado o asesinado. Y ese pensamiento, por mucho que lo intentaran, era muy difícil de erradicar.
-¿Despertó ya el señor Malfoy? - preguntó el anciano esperando calmar la tensión del grupo, logrando por supuesto, todo lo contrario.
-No aún - respondió Bill.
-Yo estuve limpiándole la sangre, lo levite y le puse unas sábanas limpias y ni se inmutó. - añadió Fleur. Hermione le agradeció ese gesto en silencio. Estaba muy agotada y su mente estaba muy ocupada bloqueando todo lo referente a los "Malfoys" y lo que pasó hace unas horas. Estaban vivos de milagro.
Necesitaban descansar, mañana no habría tiempo que perder y tenían que formular un nuevo plan.
Se despidió de todos, agradeció a Bill y Fleur por la cena y se retiró a su habitación.
Minutos después todos la imitaron. Necesitaban con urgencia que aquel día acabara.
Ya en su habitación Hermione se apresuró a desvestirse, notando un encrespado mechón negro azabache sobre su sweater. Al mismo tiempo, su cuerpo sufrió un breve espasmo de terror y su mente se iluminó con una idea. Una brillante pero muy peligrosa y muchísimo más difícil de ejecutar.
Esperaría a mañana.
—————————
Despertó al momento en que el sol se coló por las cortinas, revisó el reloj de pared colgado sobre la puerta de su habitación y notó que eran las ocho en punto. En la últimos días había estado durmiendo como mucho tres horas seguidas, con terror y en alerta permanente; así que el simple hecho de haber descansado diez horas seguidas, relajada a sabiendas de que nadie la mataría ahí mientras dormía, le pareció un regalo del cielo.
Observó que su amiga rubia seguía profundamente dormida. Pobre, quien sabe cuántas torturas y cuánto frío tuvo que soportar en todo ese tiempo que estuvo cautiva. Se colocó una de las batas que Fleur había dejado finamente dobladas sobre la cómoda y bajó por una taza de café bien cargado.
-Buenos días Hermione - la saludó Fleur frente a la tetera que empezaba a chillar dejando salir un agradable aroma a café.
-Buenos días Fleur ¿Por que no estas dormida? - preguntó Hermione acercándose a tomar una de las tazas que Fleur le tendía.
-Me imaginé que despertarían y querrían algo para empezar el día, lo siento Bill es el que cocina, pero se preparar té y café - contesto la chica con una tierna sonrisa en el rostro.
-Gracias, es más que suficiente, han hecho mucho por nosotros.- agradeció la castaña devolviéndole la sonrisa.
-No más de lo que ustedes han hecho... - hizo una breve pausa como dudando sobre si debía decir lo siguiente, finalmente lo hizo - Draco Malfoy está despierto.
Hermione abrió los ojos recordando ese pequeño gran detalle que su mente había decidido ignorar.
-Intente hablar con él pero no me respondió ni una sola palabra. - continuo Fleur.
-Iré a verlo. - decidió Hermione con cierto temor. Se terminó de beber su café y se levantó del sofá. Fleur tomó su mano y le tendió otra taza de café.
Hermione la tomó dudosa. No tenía ganas de ser amable con él, una cosa era salvar su vida porque era lo correcto y otra es que se fueran a hacer amigos.
Subió con paso lento al ático como retrasando lo que estaba a punto de pasar. Tal vez debió esperar a Harry y a Ronald, pero no. Estaba segura que con ellos ahí probablemente terminarían peleando y era muy temprano para eso.
Toco la puerta aunque no supo exactamente por qué. No es como si Malfoy pudiera levantarse y abrirla.
La abrió con cuidado y lo vio medio sentado y recostado sobre la dura pared. Estaba viendo a través de la pequeña y única ventana que había en el lugar. Se podían escuchar claramente las olas Del Mar rompiendo y alguna que otra gaviota sobrevolándolas.
Era una imagen un poco relajante.
Un poco. Recordando que es Malfoy de quien hablamos.
Entró decidida y se detuvo justo al pie de la cama (o colchón) y espero a que hablara él primero. De esa forma sabría como debía abordarlo, con hostilidad o amabilidad. Además sabía que no aguantaría mucho tiempo en silencio en la misma habitación con ella.
Draco la sintió desde el momento en que se detuvo frente a su puerta. Supuso que sería la primera en despertar y no aguantaría, como buena metomentodo que era, ir a verlo.
Cuando escucho dos golpes en la puerta confirmó sus sospechas. Solo a ella se le ocurriría darle el derecho a la privacidad aun sabiendo que no merecía ni su palabra. Los otros dos gorilas habrían entrado a la fuerza, sin importarles absolutamente nada y la chica Veela ya había subido temprano esa mañana.
Intentó (con su fastidioso acento) ser amable con él.
Draco odiaba ese acento.
Así que para no decirle nada hiriente, decidió obsequiarle su silencio. Total, cuando no tienes nada bueno que aportar, es mejor callarte o eso le decía su padre.
El olor a café inundó sus fosas nasales. Granger no sabía que odiaba el café. Pero desde luego ¿Como iba ella a saber algo tan banal y simple de él?
Al sentir que se quedaba de pie observándolo se tensó ¿Que estaba esperando? Que terminara de lanzarle el café hirviendo en el rostro y se largara si no pensaba decirle nada. Él no hablaría primero. Tenía que tantear el terreno en que se encontraba primero, además estaba demasiado sorprendido de ver al fantasma de la chica frente a él. Esa que fue motivo de sus pesadillas por un mes. No se podía permitir quebrarse ahora.
Escuchó una pequeña risa provenir de la chica y eso lo sorprendió tanto que tuvo que mirarla para comprobar que no había sido producto de su imaginación.
Y no lo había sido. Granger se estaba riendo ¿Estaba loca o que?
-Aún después de todo lo que ha pasado, sigues siendo el mismo niñito orgulloso y arrogante que todos conocemos.
Hermione le sonreía a la taza de café. Muy consciente ahora de que tenía toda su atención.
-¿Que quieres Granger? - escupió Draco algo molesto por el comentario de la chica. Ella no tenía ni puta idea de todo lo que había pasado.
-Nada, de ti no quiero absolutamente nada. Pero si esperaba que al menos empezaras con una explicación Malfoy. Y esta es la forma amable de pedirla, Ron y Harry tienen la sutileza de una roca, creo que conoces esa parte de ellos mejor que yo. - dijo esta vez tendiéndole la taza de café como si de una ofrenda de paz se tratara.
Draco sopesó sus palabras. Era cierto. El par de gorilas sería más difícil de convencer.
-¿Qué, acaso no es obvio? - dijo recuperando su tono burlón de siempre.
Hermione se quedó en silencio y se cruzó de brazos instándolo a continuar.
-Estoy enamorado de ti Granger y me escape para estar contigo.
Hermione rodó los ojos y Draco se echó a reír. Era la primera vez que reía en demasiado tiempo, pero es que extrañaba demasiado meterse con ella.
-Ya Granger, relájate un poco. Pero si quieres, vuelve con una taza de té y tal vez la beba, con todo y veritaserum, no me importa.
-¿Que... ¡Esto no tiene veritaserum! - replicó indignada. Ella no caería tan bajo.
-¿Estas segura? - inquirió él, haciéndola dudar.
-Estoy segura Malfoy ¿A que le temes? ¿Estas ocultando algo? - se acercó a él tratando de intimidarlo.
Pero Draco Malfoy era una persona muy difícil de intimidar. Así que si ella quería jugar a ese juego, le enseñaría quien era el rey.
Se acercó lo más que su petrificado cuerpo le permitió y mantuvo el contacto visual con la chica.
A esto le llamaba él enfrentar sus demonios.
-Estoy ocultando muchas cosas Granger. Pero no le temo al Veritaserum. Ya te dije, tráemelo en una taza de té y tal vez lo beba. Odio el café.
Hermione retrocedió instintivamente. Sus ojos grises la atravesaban ¿Estaría usando Legeremancia?
-Iré por tu té en cuanto me digas cómo revertir la Magia negra de tu herida. - dijo desviando la mirada de la de él.
-¿Que fue lo que me dio? - preguntó el rubio volviendo a recostarse de la pared.
-Una daga negra. Tu tía la lanzó hacia nosotros en cuanto nos desaparecimos. Llámalo destino o karma, pero te dio justamente a ti.
-Esa perra... - murmuró entre dientes Draco. Hermione lo escuchó.
-Pues si. La tengo en mi habitación ¿Necesitas verla?
-Si, tráela.
-Ok.
Hermione se marchó rápidamente a su habitación para buscar la daga. La había metido en uno de los cajones de la cómoda envuelta en una sábana para que nadie la tocara por error.
Luna ya debía haber despertado porque no estaba en la habitación.
Regreso rápidamente al ático y encontró al chico más pálido que de costumbre.
-¿Malfoy?
-Hola Hermione - la saludó Luna.
-Luna, me asustaste ¿Que haces aquí?
-Vine a saludar a Draco y a ver si necesitabas ayuda. Fleur me dijo que estabas aquí con él.
-Claro, eso sería ideal ¿Malfoy que te ocurre? - preguntó Hermione al ver cómo éste miraba a su amiga con ¿terror?
-Pareciera que viste un fantasma - comento Luna con tono casual.
El chico intento quitar de su cabeza la imagen de la delicada rubia siendo tragada de un mordisco por Nagini, pero no lo lograba. Aún recuerda ese día como si hubiera sido ayer. Después de que todos los mortifagos abusaran de esa pobre criatura, el señor oscuro decidió que ya había sido suficiente. Y como el alma benévola que es, se la entregó en bandeja de plata, literalmente, a la serpiente.
Tardó meses en poder comer sobre ese comedor sin que le dieran arcadas y que los ojos se le humedezcan.
Los dedos de Granger chasqueandose frente a sus ojos lo devolvieron a la realidad. Gracias a Salazar.
-¡Malfoy! - lo llamaba Hermione. Éste al fin reaccionó. Sus grises ojos se tornaron más claros al volver a la realidad y se le veía realmente agitado.
-Enséñame la maldita daga Granger. Esta maldición me está afectando. - dijo tratando de desviar el tema.
Hermione por supuesto no iba a dejar eso así. Pero ya lo enfrentaría en otro momento. Saco la daga con mucho cuidado de la sábana sin tocar la hoja y se la enseño a una distancia prudencial a Malfoy.
-Maldita perra...- volvió a decir esta vez sin importarle que lo escucharan. - necesito el antídoto de filtro de muertos en vida y tienes que hacer una poción revitalizadora con piel de mandragora. Mientras tanto voy a necesitar un lumos diario sobre la herida hasta que obtengas las pociones - al ver la mirada interrogante de Granger se apresuró a aclarar - la hoja de esa daga actúa como el lazo del diablo. Hicieron bien en petrificar la zona, de otro modo ya me hubiera consumido por dentro.
-Esta bien Malfoy, déjame ir al callejón diagon entonces a comprar todo lo que necesitamos, por cierto ¿necesitas algo de ahí? - ironizó Hermione ganándose una mirada de odio de parte del rubio.
Le mantuvo la mirada por unos segundos, perdiéndose por completo en esos irises gris claro. Habría jurado que sus ojos eran azules, pero ahora que lo detallaba bien eran fríos como el metal.
-Wow, hay mucha tensión en esta habitación. -interrumpió Luna colocando las manos en jarra. - Iré a ver si Bill tiene suministros para pociones. - dijo y salió en búsqueda del pelirrojo.
En cuanto Luna se fue se dio cuenta de lo infantil que se había comportado, pero no iba aceptarlo en frente de él. Habían otras cosas que necesitaba aclarar ahora que estaban solos.
-¿Que fue lo que le hiciste a Luna? - soltó de una. Malfoy suavizó la mirada y la desvió a algún punto fuera de la ventana.
-No se de que hablas. - zanjó él.
-¿En serio? Porque la veías como si de un dementor se tratara, el remordimiento en tus ojos se leía a mil metros de distancia. Habla ya Malfoy ¿Que fue lo que le hiciste mientras estuvo cautiva en tu mansión?
-¿Te ha dicho algo ella? - rebatió Draco, sus ojos se volvieron oscuros de repente. Era increíble como cambiaban con su estado de humor.
-No ha dicho nada, pero la conozco demasiado bien como para guardárselo para si misma.
-Te aseguro que nadie la había tocado aún. - soltó esperando que con eso se quedara tranquila.
-¿Aún?
-¡Si Granger, aún! - gritó exasperado. Esa mujer lograba sacarlo de sus casillas en dos minutos. - Ahora lárgate, consigue esos ingredientes y reza para que me cure. Esto será un ganar-ganar. No pienso ayudarlos si igual voy a morir.
Hermione tardó diez segundos en asimilar sus palabras. Decidió no hacer más comentarios al respecto y dejarlo solo por los momentos.
Pero estaba segura. Escuchó a Malfoy decir que iba a ayudarlos.
Inexplicablemente, eso le arrancó una pequeña sonrisa de satisfacción mientras cerraba la puerta.

El Giratiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora