Habían averiguado cuánto tiempo de gestación tenía Lisa.
En dos semanas más se cumpliría un mes lleno de cambios.– Maldita sea. Dos semanas.– Suspira Jennie cuando ambas salieron del consultorio.
– ¿Te imaginas cuando comience a crecer?.– Dice, disimulando una sonrisa conmocionada.
Jennie la mira por un instante, y la sigue con la mirada cuando llega al otro extremo del vehículo. Claramente, pudo captar lo que esas palabras querían expresar. Supo el significado de éstas.
Cuando la mira entrar al vehículo imita su acción, pero una vez dentro, un silencio inundó el ambiente. Pero no era incómodo.
No pensaron en decir algo realmente, aunque ganas de romper el silencio, habían. Las manos sudorosas de Jennie toman el volante y enciende su vehículo para comenzar a ponerse en marcha y llegar a su departamento.
Cuando abrieron la puerta de su hogar, se encontraron con su vecina "la chismosa Im", preparando la mesa como si fuera casa suya.
– ¡Llegaron!.– Exclama la mayor yendo hacia ellas.
– Lo siento, no pude detenerla.– Llega su hija adolescente, apenada una vez más por el comportamiento de su madre.
La pareja se mira entre sí y deciden forzar una sonrisa sin verse realmente incómodas porque han invadido su espacio personal.
– Señora Im, ¿qué hace aquí?.– Pregunta sin querer sonar grosera, Jennie, dejando que Lisa entre primero que ella.
– Me ofende tu pregunta, pero aquí va mi respuesta: oí que iban a irse para que Lisa se haga una revisión, entonces aproveché su ausencia para prepararles la comida.– Guía a ambas chicas hacia la mesa, en donde todo se veía delicioso.– ¡Adelante, por favor!.– Les pide entusiasmada.
Las chicas acceden manteniendo una sonrisa, ocultando el gesto de sorpresa de una manera que no se disimula muy bien.
Su comida prosiguió entre la mirada atenta de la señora Im, su hija, Mina, ya se había retirado de ese sitio porque no quería incomodar más a la pareja, porque la presencia de su madre ya las había puesto inquietas.
– Y díganme, ¿cómo planean ponerle al bebé?.–
De pronto, todo el ambiente de ese hogar, se congeló. Jennie a medio camino para tomar de la sopa y Lisa limpiando sus labios.
– ¿Eh? Planean tenerlo, ¿cierto?.– Cuestiona cuando no responden.
Jennie deja la cuchara sobre el plato de porcelana y carraspea la garganta. Entonces, decidida se dirige hacia la señora Im.
– Señora Im-
– Te he dicho que me llames Nayeon, Jennie.– Interrumpe la señora, dejando a la vista de la morena su peculiar sonrisa.
– Entonces, Nayeon, agradecería que no se interponga en nuestros asuntos como pareja.– De la manera más amable le pide. O al menos eso intentó.
La sonrisa de aquella señora inmediatamente se desaparece y por un momento se queda estática. Voltea con Lisa, quien jugaba con sus manos sobre su regazo y tenía la mirada en ellas.
Asiente mirando al piso, un poco apenada.
– Entiendo.– Dice soltando un suspiro, pero regresa la mirada y esta vez muestra una reluciente sonrisa.– Manténganme informada.– Ambas chicas la miran.– Me marcho, pero, déjenme decirles algo.– Agrega, y las mira, pero especialmente a Lisa.– La maternidad no es un juego, tampoco un sacrifio y mucho menos una lucha. Sólo es una parte de amor y responsabilidad, entonces, si quieren tenerlo, si tienen tantas ganas de hacerlo, háganlo porque nadie las detiene; pero, si sienten rechazo a él, entonces piénsenlo bien, porque si no se le quiere, la falta de atención le hará saber que no era el momento indicado de aparecer.– Después de decirlo, camina hacia la puerta, pero antes de abrirla, las voltea a ver.– Buena suerte.– Desea dedicándoles una última sonrisa, su cuerpo atraviesa aquella puerta y la cierra a sus espaldas con delicadeza.
Por un momento hay silencio, pero la pequeña risa que Lisa ha soltado, devuelve parte de la calidez que las palabras de la señora Im le había brindado.
Jennie la mira curiosa, pero entonces, cuando Lisa la voltea a ver, nota las lágrimas apunto de salir.
– ¿Qué su-
– Nayeonnie tiene razón.– Interrumpe a Jennie, limpiando sus lágrimas con el pañuelo que había sobre la mesa.– La maternidad no es un juego, Jennie.– Le dice sonriendo y la mira fijamente.
– Lisa, yo...yo no entiendo de qué hablas.– Jennie confusa se hace presente, pero sólo logra darle un eje de ternura a Lisa.
Se levanta de su asiento para ir con Jennie, quien la sigue mirando hasta que se coloca a un lado de ella.
Las piernas de la tailandesa se pasan por las suyas y queda sentada a horcajadas en ella.
Sin esperarlo, sus labios se unen, pero sigue el beso, porque es dulce y único. Hay algo que le quiere transmitir desde que sus manos rozaron sobre su vientre plano.
Los brazos de Lisa rodean su cuello y con sus dedos le acaricia su castaño, mientras que Jennie sujeta su cintura estrujándola contra ella delicadamente.
Sus labios se mueven una última vez y se separan, juntando sus frentes sin abrir los ojos y sólo disfrutando su momento.
– Quiero tenerlo.– Susurra contra el rostro de Jennie.
La morena abre los ojos y se separa de ella para mirarla a los suyos. Podría entrar a su alma con tan sólo hacer contacto visual y descifrar si le decía la verdad o de cierta manera le mentía.
– Mírame a los ojos y dime que lo quieres.– Ordena, aunque un poco confusa.
Lisa suelta una pequeña sonrisa y le observa el rostro, acariciando su piel con los dedos y se inclina hacia ella para robarle un suave beso.
– Quiero tenerlo.– Susurra cuando la mira a los ojos.
Jennie la observa unos segundos más, descifrando aquel destello en su mirada y asintió.
– De acuerdo.– Dice con una sonrisa.
Entonces, desde ese instante las experiencias cambiarían su forma de pensar. Tanto de Lisa como de Jennie.
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¡Fueron dos accidentes! - JenLisaG!P -
FanfictionAdvertencia: Referencia de Jennie G!P Historia corta con capítulos cortos :D