La Alpha (Los hijos de la Diosa)

V

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Cualquiera pensaría que, entre esas tres personas, la joven alpha era la que mandaba, siguiendo en la jerarquía el señor Lucas, para terminar en la dulce y rellenita señora Aldara.

Nada más lejos de la realidad.

Con la presentación de Briana las cosas no cambiaron mucho, lo único diferente eran los paseos en la tarde-noche y las horas de caza, fuera de eso todo continuo normal.

La señora Aldara asignaba los trabajos y controlaba a las demás partes, aunque el señor Lucas tenía un carácter un tanto huraño y Briana era demasiado orgullosa, ella los controlaba bien. De ser alpha, la señora Aldara sería una buena líder, justa pero severa, Briana tenía mucho que aprender de ella.

Pero no todo era perfecto, con el tiempo las tierras fueron perdiendo su vida, los cultivos decayeron y pronto los señores tuvieron que pedir préstamos a la ciudad de los Hyaenidae, los descendientes de las hienas que compartían con sus ancestros su astucia y crueldad. Briana odiaba la idea de pedirles dinero, pero eran los únicos que podían ayudarles cuando el alpha se negó a hacerlo argumentando que por su lejanía ellos no eran del todo parte de la manada, estupideces.

-No hay más opciones- dijo el señor, pero al ver las miradas de su hija y su mujer, decidió dar ánimos- vamos no será tan malo, pronto la tierra revivirá y el dinero regresará multiplicado

Los ánimos no mejoraron, los cultivos estaban secos. La diosa les había abandonado.

-Mejor cambiemos la plática- intervino la señora- Briana, ¿conseguiste nueva información de tus padres biológicos?

Ella decidió compartir su objetivo con sus nuevos padres cuando cumplió los 18 años, pero nunca les dijo que deseaba vengarse, solo que quería saber sus orígenes y los motivos por los que fue abandonada. Había empezado a ir a la ciudad cubriendo su cabello con una capucha, aunque ya no la buscaban por homicidio aún se mantenía alerta, buscando información de sus progenitores o al menos una pista de su descendencia, pero todo intento fue en vano.

-No. Intenté preguntar sobre niños desaparecidos, creyendo que tal vez fui robada, pero no hay informes -contestó- mañana iré a la ciudad de los cóyotl's buscando a los dueños de la esclava que me rescató, tal vez ellos puedan ayudarme, pero hoy iré a investigar más con Matthew

-Ten mucho cuidado, esas personas tienden a ser demasiado astutas y conflictivas- contestó el señor- si sientes peligro o tu lobo detecta amenaza, vuelves inmediatamente, solo la diosa sabe lo que ellos intentarían hacerte.

-Vamos Lucas, ella estará bien- contestó la señora mientras tomaba la mano de su esposo- es fuerte e independiente, ella lo lograra

Ambos se miraron y Briana fue testigo del inmenso amor que se tenían, siempre confiando el uno en el otro y siempre escuchándose y aceptándose, al mirarlos sintió una calidez dentro de su pecho, podía notar su amor a través del vínculo que compartían.

-Bueno, me iré- dijo poniéndose de pie, podía notar que ellos necesitaban su espacio- no quiero llegar tarde con Matthew

-Vaya, vaya, vaya- dijo el señor con una mirada astuta mientras la miraba acomodarse la capucha- ese jovencito nuevamente

-Es solo un amigo, padre, no debe estar celoso

-Más que celoso, es solo que no confió en las intenciones de ese niñato. A su edad sabrá la diosa que tendrá en ese lujurioso cerebrillo

-Él tiene 26, ¿Qué no fue a esa edad que usted empezó a cortejar a madre?

Lo vio sonrojarse y empezó a tartamudear- S-sí... B-bueno... eran otros tiempos...y yo era... diferente...- ambas sonrieron al verlo en ese estado de pánico, pero rápidamente recuperó la compostura- no me cambies el tema. Tienes que traerlo a casa, tus viejos deben saber con quién se relaciona su pequeñita