VI

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El transcurso era lejano, se necesitaban varias horas a caballo para llegar a la granja. En otros tiempos, el camino estaba cubierto de hierbas y se veía la cosecha desde lejos, pero ahora un triste color naranja cubría todo el valle.

Notó que algo estaba mal desde lejos, su vínculo con sus padres se notaba tenso y sentía la preocupación de su manada en su corazón como propia. Algo había sucedido.

Al llegar pudo ver los cristales en el suelo y olió la sangre, rápidamente desmontó y corrió hacia la casa. Al entrar vio a sus padres en el suelo, su madre tenía un trapo fuertemente agarrado en su cabeza mientras su padre la abrazaba y le decía palabras de amor. Su ira creció y su lobo despertó buscando los responsables del sufrimiento de su familia, tenía sed de sangre y deseaba castigar a alguien por lo sucedido, pero no había nadie a quien castigar

-Tranquila Briana- escuchó decir a su madre- No es nada, solo un pequeño golpe, curare rápido

Ella sabía que los lobos se curaban de prácticamente cualquier herida, mientras está no fuera hecha con plata ellos se recuperarían, pero esa curación se volvía más lenta con la edad y lo que podía curarse en segundos ahora tardaba minutos y la sangre seguía saliendo del cuerpo.

Rápidamente se acercó a sus padres y sostuvo a su madre con el brazo, tenía un corte en la frente y la zona alrededor era morada, pero ya sanaba.

- ¡¿Quién fue?!- preguntó a su padre mientras gruñía, pero el hombre no se intimidó ante su hija

- ¡Deja de gruñir y pregunta bien! - le contestó sin dejar de cuidar a su mujer- ¡que muchacha tan grosera, creyendo que puede gruñir a sus viejos por ser alpha!

Ante las palabras se tranquilizó y volvió a preguntar más calmada- ¿Qué sucedió? 

-Fueron las hienas, esos horribles seres quieren su dinero- ella podía ver las manos del hombre temblando y notó en sus ojos el miedo y la preocupación que tenía, aunque él fingiera que estaba calmado era claro que no lo estaba- me dieron un ultimátum y lanzaron piedras a la granja, intenté detenerlos, pero eran muchos y no pude hacerlo

Quería salir y encontrarlos, clavar sus colmillos en su asqueroso cuello y matar a todos los que se atrevieron a dañar a su familia, a su manada, pero no podía, lo importante ahora era cuidar a la señora Aldara y revisar que estuviera bien.

Después de llevar a la señora a recostarse, tanto padre como hija se dispusieron a arreglar los destrozos que estaban en la sala, dando al lugar una mejor comodidad. Luego con tazas de café se pusieron a analizar la situación en que se encontraban.

- ¿Cómo conseguiremos el dinero? - preguntó Briana a su padre- Talvez sea hora de ir vendiendo algún caballo, incluso podríamos vender el carruaje

-No tendremos lo suficiente, ellos hablaron de unos intereses que no mencionaron cuando pedí su ayuda- el hombre se veía derrotado, estaba asustado y eso preocupaba mucho a Briana que jamás lo había visto así- tal vez debamos volver a pedir ayuda al alpha, contarle todo e intentar que nos ayude

-Sí, hay que intentarlo- accedió, pero dudaba que el alpha recapacitara y les tendiera una mano, además de que nadie lo había visto desde que se encerró en sus lujos. El único con el que podrían intentar hablar era su hijo Rayan, pero era una persona demasiado odiosa y maliciosa, jamás les ayudaría.

Esa noche se dispusieron a dormir, pero los 3 habitantes de la casa guardaban miedo y preocupación en su mente, no se veía una luz al final de ese tormento y solo esperaban poder resistir a la tempestad que se avecinaba





A la mañana siguiente la señora Aldara se levantó con ánimos y preparó un desayuno especial para su familia, intentando que se olvidaran de los problemas y pudieran disfrutar de una cálida mañana en familia.

Briana decidió posponer su viaje a la ciudad de los cóyotl's por unas horas, para lograr desayunar y comer con sus padres.

La mañana transcurrió con tranquilidad, la familia compartía las buenas anécdotas y a nadie le importó la cantidad de veces en que el señor repitió el mismo chiste o el mismo recuerdo. Briana y Aldara se dispusieron a tapar las ventanas rotas con hule, mientras el señor Lucas recogía la mesa y limpiaba los platos. Fue una hermosa mañana en familia y todos sentían tranquilidad, pero no olvidaban los problemas del futuro.

Briana se dispuso a partir a la ciudad de los cóyotl's, se despidió de sus padres en la puerta y prometió regresar pronto. Siguió el transcurso en caballo y solo paró un par de veces para darle agua y alimento al animal para después continuar su travesía. Al llegar a la ciudad detuvo a un par de habitantes para pedir informes sobre la familia Grey, todos la condujeron a una antigua mansión, pero al llegar fue testigo de los deterioros de la casa, nadie vivía ahí.

Preguntó por la familia a unos vecinos y ellos le dijeron que la familia se había movido al norte, entendía que era por su naturaleza, pero eso no impidió que se molestara y decepcionará. Parecía que la diosa no quería ayudarle en su búsqueda y solo ponía trabas en su camino.

Regresó desilusionada a casa, preguntándose si la búsqueda de sus padres era una pérdida de tiempo, incluso el odio que sentía se fue apagando. Cuando era niña solo sentía odio hacia los que la abandonaron a su suerte, pero al crecer fue capaz de pensar en otras posibilidades, tal vez sus padres tuvieran otros motivos, tal vez la estaba protegiendo, tal vez no eran los seres crueles y desalmados que creía, tal vez...

Pero ahora parecía que jamás lo descubriría. Podía viajar a otras manadas y extender su búsqueda, pero significaba abandonar a su familia y a Matthew y no se sentía capaz de hacer eso.

Al llegar y ver a sus padres esperando por ella en la puerta una idea cruzó por su mente

"Ya era hora de hacer tregua con su pasado y dejar ir, ya no era la niña sin hogar que tenía miedo, ya no era la niña perdida, ahora tenía a personas que la amaban. Tenía que dejar ir"

-Encontraste algo? - preguntó su madre, se veía mucho mejor gracias a la diosa

-No, ya no estaban- notó la tristeza que ellos sentían por ella, fue consciente de que esas personas la amaban tanto que lloraban cuando ella lo hacía y, aunque sonara egoísta, se alegró por ser tan amada- pero eso ya no importa, creo que es hora de dejar esto por las buenas- al principio la miraron confundidos, pero rápidamente le regalaron sonrisas de orgullo- además, me he enfocado mucho en buscar los fantasmas de unos padres, cuando ya tengo a los míos

Abrazos continuaron esa proclamación y ella notó a los lobos de los señores alegrarse, su hija los reclamaba como sus padres y ellos reclamaban a su hija.

Decidieron festejar esa noche, los motivos eran muchos y partían desde el hecho de que les compraron uno de los caballos (por suerte no vendieron a Rambo) y la carreta a un alto precio hasta festejar lo feliz que es uno al tener una familia como aquella que ellos tenían la suerte de tener.

Nada apago su felicidad, ni siquiera cuando el señor Lucas casi enciende el vestido de su mujer al intentar mostrar un truco a Briana o cuando la señora Aldara golpeó por accidente a su esposo con la puerta al salir y le provocó una hemorragia.

A la media noche, los tres salieron a admirar la luna y pasearon por el bosque respirando el frío aire y sintiendo la calidez de lo conocido. Nada malo podría suceder si los tres estaban juntos y se protegían.

La Alpha (Los hijos de la Diosa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora