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No podía dejar las cosas así, tenía que deshacerse de esa maldita mocosa antes de que esta destruyera el imperio que tanto le costó hacer. Fue muy difícil salir de aquella manada antigua y llegar a esta moderna y cómoda, haría todo lo posible por evitar que esa maldita hija de sirvienta lo arruinara.

Al principio pensó que con el veneno lograría deshacerse de ella, no contó con que la arrogancia de la muchacha impidiera que aceptara la copa.

Ahora tendría que recurrir a métodos más drásticos.

-Nos llamó señora? - preguntó el hombre a su espalda. Al voltear se encontró con un pequeño hombre de cabello café oscuro, sus orejas eran pequeñas y puntiagudas, característica típica de los Hyaenidae, y su rostro era deformado por una cicatriz que recorría de la mejilla al ojo. A pesar del traje verde y cuidado que portaba, ella sabía qué tipo de sujeto era y lo que era capaz de hacer si le pagabas lo suficiente

-Sí, quiero contratar tus servicios

El hombre la miró confundido por un segundo para luego formar una sonrisa lujuriosa en su rostro- ¿mis servicios? Debo decirle que no hago trabajos sexuales, pero al ser usted me sacrificaría un poco

- ¡No seas repugnante! - gritó colerizada la omega mientras se alejaba de él- no me refiero a eso- intentó controlar su respiración y continúo explicando a el hombre- quiero que te deshagas de una peste que mancha mi vida. Quiero que sea rápido y eficaz, antes de que logré hacer algo, obviamente serás bien pagado por tu trabajo

-El alpha sabe de esto? - preguntó curioso. Mientras analizaba la propuesta. Él jamás rechazaría tremenda oferta y no le molestaba mancharse las manos un poco por una buena plata, pero eso no detenía su curiosidad.

-No, él cree que no es necesario, pero yo conozco a ese tipo de muchachas y sé que buscará algo de nosotros, cosa que no puedo permitir- dijo muy molesta- así que dime, ¿aceptas o no el trabajo?

El hombre se inclinó sobre una rodilla y con una mano en el corazón respondió- a sus órdenes






Varios días habían pasado desde su visita a la casa del alpha y Briana aún se mostraba algo disgustada y asqueada por ese suceso.

Ella sabía que algo turbio escondía su pasado, pero jamás imaginó que sería tan grande y malvado. Su padre, el hombre que la debió haber protegido, la abandonó y se sintió liberado pensando que ella estaba muerta. Su madre, una mujer fuerte, fue engañada y asesinada por dos cobardes que ahora gozaban del poder.

En un principio quiso retar al alpha y matarlo tomando su posición, pero eso solo complicaría más las cosas. Ahora tenía una familia, personas que querían su felicidad y bienestar y, aunque no compartieran vínculo sanguíneo, ellos eran más familia suya que ese malvado hombre.

-Briana, basta- escuchó decir a Matthew- llevas mucho tiempo decaída y gruñendo a las sombras, tus padres están preocupados por ti

Ambos estaban en el bosque cerca de su casa sentados bajo un árbol mirando la naturaleza.

-No se dé qué hablas- contestó y cerró los ojos, no quería hablar de eso con Matt, aun no estaba lista para poner en palabras tantos sentimientos

-Vamos Bri- hace años que no la llamaba así- puedes contar con nosotros, somos tu familia y te queremos

-Lo sé Matt, es solo que no sé cómo hacerlo- dijo y notó sus ojos arder y su lobo removerse- quiero golpear algo, pero al mismo tiempo quiero llorar y gritar. Estoy molesta y no se con quién, odio a ese hombre, pero me odio más a mí por entristecerme por su falta de aprecio.

La Alpha (Los hijos de la Diosa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora