XII

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Las horas se perdían rápido en la compañía de un libro y Matt era testigo de eso. Cuando inició aquel libro sobre pequeños seres mágicos jamás pensó que pasaría toda la mañana enganchado en él, hasta que la voz de su padre le sacó de sus ensoñaciones.

-Hijo, ¿aún sigues aquí? - preguntó el hombre mientras esperaba en la puerta sin atreverse a entrar a su habitación. Desde que su hermano mayor se fue, su padre evitaba acercarse demasiado a alguno de ellos. Matt creía que era por miedo a perder otro hijo, pero aun así no sentía compasión por su padre. Él abandonó a su hermano e impidió que Matt fuera con él.

-Sí- contestó en voz baja sin despegar la vista del libro

-Pensé que irías a la casa de tu amiga- contestó el beta preocupado. Entendía la preocupación del hombre, la casa de Briana estaba lejos de la manada, pero agradecía que entendiera lo mucho que necesitaba ir con ella y que no lo hubiera impedido cuando se enteró de sus escapadas.

Al recordar su compromiso se puso rápidamente de pie- ¡rayos, lo olvide! - contestó mientras se preparaba rápidamente para partir.

-Espera...- pidió su padre mientras tomaba su brazo, evitando que el joven corriera a los establos listo para perderse el resto del día- tengo algo de que hablarte

-Papá no tengo tiempo, en serio, podríamos hablarlo después de....

-Es sobre tu hermano

Eso calló todas las protestas del joven y lo dejo de piedra.

- ¿Qué sucede con mi hermano? - preguntó confundido y asustado, parecían malas noticias y eso le aterraba. No quería pensar que nada malo le podría suceder a su hermano en aquella manada tan diferente a la de ellos.

-Tranquilízate- dijo el señor mientras hacía que su hijo tomara asiento- no es nada malo, es solo un anuncio que hizo el alpha de su manada...

- ¿Anuncio? - preguntó Matt, más tranquilo, a su padre

-Matt- parecía que el hombre quería llorar- el alpha te invita a su manada ante la petición de tu hermano

La alegría invadía al joven, pero también había un sentimiento de tristeza.

Podría volver a ver a su hermano, aquel por el que lloraba en las noches y cuya preocupación le causaba desvelos, estaba a punto de decir que sí sin dudarlo y ponerse a empacar sus cosas, pero el rostro de una joven de pelo rubio y ojos azules le detuvo.

Si se iba, si aceptaba ir a otra manada, tendría que decir adiós a Briana tal vez para siempre.

Los alphas tenían una relación muy mala, al aceptar ir a la manada del este perdería todo derecho a la suya. No podría volver. Ahora entendía la tristeza en los ojos de su padre, perdería otro hijo.

La realidad cayó en sus hombros como un golpe duro, haciendo que volviera a sentarse

-Si quieres ir, tienes mi bendición- la respuesta del hombre le sorprendió- sé que Nicolás te cuidará mucho y se sentirá menos solo contigo ahí

Su padre le dejaba marchar a pesar de todo y eso lo conmovió mucho. –lo pensaré- contestó en un susurro a su padre.






Dos horas después ya estaba camino a la casa de Briana. Sentía un peso en su corazón. No era capaz de abandonar a Briana y a sus padres. No era capaz de decir adiós a la familia que lo acogió.

Además, Briana le necesitaba ahí. Tenían que armar el rompecabezas de su pasado, tenían que enfrentar el futuro y tenía que ayudarla a superar sus fantasmas.

Briana era la joven más valiente y fuerte que él había conocido, pero detrás de toda esa fuerza se ocultaba una chica que quería llorar y quería ser feliz, y Matt quería ayudarla a conseguir ambas cosas.

Con nuevos ánimos hizo que el caballo fuera más rápido, apresurándose a la casa de Briana, pero al llegar recibió una dura sorpresa. Donde antes se alzaba una hermosa granja, ahora solo permanecían ruinas y restos de un incendio.

Desmontó rápidamente y corrió hacía las ruinas. Sus peores miedos se hicieron realidad al divisar dos lapidas, se acercó y notó en el aire el olor a tristeza y melancolía e identifico en ese olor a su amiga. Su lobo quería salir y aullar al sentir el dolor de la alpha, quería compartirlo y asegurarse de que ella estaba bien, asegurarse de que volviera a estar bien.

Recorrió el bosque y llamó a su amiga con aullidos, pero supo que ella no estaba ahí. El único lugar al que iría sería a la ciudad, tal vez lo buscaría y él debía estar ahí para ella. Corriendo volvió al caballo y se dirigió a la ciudad con gran velocidad.

Briana estaba destrozada y él se encargaría de ayudarla.






Al salir de la casa del alpha, Briana quiso regresar a la granja, pero ya no tenía nada en ese lugar. Después de pensar por un rato fue a la casa de Matthew, pero su padre le avisó que había salido y decidió esperarlo en el bosque cercano, en el mismo lugar donde se conocieron y donde él siempre iba a leer.

No pasó mucho antes de que escuchara los gritos del joven. "Lo sabe" pensó, pero se sorprendió al ver que no sentía nada por eso, no sentía pena por el joven ni tristeza por la forma en que se enteró, su corazón solo tenía espacio para la ira y su mente solo podía pensar en su venganza.

- ¡Briana!¡Briana! - más gritos- ¡¿Dónde estás?!

-Aquí- susurro la joven, pero el muchacho la escuchó perfectamente

Se acercó a ella y permaneció en silencio por un momento. Hasta que tuvo fuerzas suficientes para hablar- Lo siento mucho

-No lo sientas- contestó con aspereza la joven

Ante su tono y respuesta, el muchacho se encogió inconscientemente. ¿Qué había pasado con ella? No entendía la dureza de Briana, ella debería estar triste o desolada, pero solo parecía molesta e inquieta.

-Bri, ¿Qué sucede? - preguntó y recibió una mirada iracunda de la joven.

-Te diré esto porque eres mi amigo y confió en ti- contestó, pero el joven fue incapaz de hablar- los asesinaron, se quienes lo hicieron y quienes lo ordenaron y ahora es mi turno de regresárselas

-Bri, ¿de qué hablas? ¿quien...?

-Voy a retar al alpha por el poder de la manada

Lo dijo como si fuera lo más asqueroso del mundo el hacerlo, pero con tanta ira como para sonar amenazante, y Matthew supo que su amiga jamás había hablado tan en serio en su vida

Quiso disuadirla. Mostrarle lo riesgoso que era. Incluso le dijo que sus padres no querrían eso para ella, pero al hacerlo y ver los furiosos ojos rojos guardo silencio. Sabiendo que no podría disuadirla, decidió cambiar el tema e intentar de nuevo cuando no estuviera tan llena de furia

- ¿Dónde te quedaras? - preguntó con susurros, incapaz de alzar más la voz ante la intimidación de la joven- sabes que mi casa es tu casa y puedes quedarte, estoy seguro que mi papá aceptara

-No será necesario –ese tono empezaba a afectar mucho al lobo de Matt que quería mostrar el cuello e inclinarse- para esta noche tendré un nuevo hogar

- ¿D-Dónde...? ¿B-Briana q-que...?

-Para antes del ocaso abre vencido al alpha y exiliado a toda su asquerosa familia- dijo ella y comenzó a caminar. Matthew no pudo seguirla al sentir que sus piernas fallarían en cualquier momento- lo matare y seré la nueva Alpha de esta manada 

La Alpha (Los hijos de la Diosa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora