XIV

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-La herida en el costado se está cerrando bien, por suerte la flecha no era de plata- decía la joven omega a sus pies, pero ella no la escuchaba, su mente seguía en la batalla recordando cada golpe, cada gota de sangre, cada grito- al llegar presentaba demasiadas heridas, pero su cuerpo está curando rápido. Pronto volverá a salir

La omega guardó silencio esperando una respuesta de la alpha... su alpha... pero dicha respuesta no llegó y decidió continuar- deberá estar bien con descanso y buena comida, pero si se siente mal puede llamarme y la atenderé con la naturaleza

Mientras caminaba a la puerta volteó su mirada a la alpha. Era muy joven, ella no recordaba a un alpha tan joven, y se veía hermosa con la luz de la luna iluminando su rostro, pero también se veía peligrosa. "La rosa más hermosa, pero también la más venenosa" sin duda así era la nueva alpha.

Al día siguiente Briana tendría que hablar al pueblo, tradición que siempre habían cumplido los alphas de la manada, pero ella no estaba concentrada en eso.

Miraba su nueva habitación con recelo por el olor que aún perduraba en ella. Había una enorme cama con una pequeña mesa al lado, además de un cómodo sillón rojo oscuro. La ventaba estaba justo al lado del sillón y daba directamente a la plaza principal, desde ahí podía ver la enorme luna que adornaba el cielo. Una parte de ella suplicaba por descansar, pero Briana no se sentía cómoda en la cama, así que permaneció en el sillón.

En algún momento de la noche se quedó dormida con la luna como su única compañía.






Nadie vino a buscarla en la mañana. Despertó con la luz calando en sus ojos y el ruido de las personas abajo. A través de la ventana visualizó el caos presente en la plaza principal. Las personas iban de un lado a otro susurrando, algunas gritando, pero Briana no escuchó lo que decían ni intentó hacerlo.

Se dirigió al baño y se quitó la sangre del cuerpo. Después se vistió con las ropas más sencillas que pudo encontrar en la habitación de la antigua omega del alpha, para su mala suerte solo había vestidos. Eligio un vestido color verde oscuro con mangas, dejó su cabello caer y se dispuso a enfrentar el día.

Al salir se encontró con una pequeña rebelión por parte del pueblo. Todos se veían molestos y algunos traían antorchas con ellos.

Gritaban, pero Briana no hizo caso a sus palabras. Los guardias hacían poco por detenerlos, los ignoró mientras caminaba hacia las personas. Nadie se atrevió a detenerla o interponerse en su camino. Al fin llegó a una banca y elegantemente subió en ella. Todos la miraban expectantes, ella veía confusión y miedo en sus ojos, pero también había curiosidad.

-Mi pueblo, mi manada ¿Qué hacen?

Nadie contestó ante lo obvio y ella prosiguió

-Creen que pueden rebelarse ante mí... ¡Yo soy su alpha!- gritó y todos se encogieron ante su voz- aceptare el reto de cualquier alpha dispuesto a hacerlo... ¡¿Quién será el valiente que ose enfrentarme?!

Nadie se movió y Briana iba a continuar con su discurso hasta que una voz surgió de la multitud- ¡YO! - gritó un joven. Al acercarse Briana miró el rostro sucio y descompuesto de Rayan, el joven tenía sangre en sus manos y sus mejillas estaban cubiertas de lágrimas.

Ella iba a aceptar el reto, sabía que vencería a ese joven fácilmente, pero, al mirar a la madre destrozada del joven que intentaba detenerlo, decidió preguntar

La Alpha (Los hijos de la Diosa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora