VIII

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La reunión fue fuera de la casa del alpha. La casa era una enorme mansión blanca de 3 pisos, para llegar a la entrada tenías que subir 10 escalones y debajo de ellos esperaban los licántropos de la manada.

Cuando Briana y Matthew llegaron ya había una multitud esperando, pero el alpha y su familia aún no daban la cara. Ambos jóvenes decidieron proteger sus cabezas con capuchas para cubrirse del sol y de las miradas curiosas de las personas a su alrededor.

La espera se alargó hasta una hora y el alpha parecía que no saldría. Cuando las personas empezaban a marcharse el beta guardián del alpha comenzó a abrir la puerta y las siluetas de la familia aparecieron.

Primero se vio a su hijo, Rayan, vestía de los colores rojo y dorado. Tenía el cabello corto y negro, y su rostro resultaría atractivo si no fuera por el hecho de que miraba a las personas como miraría a unas moscas irritantes. Se veía orgulloso y mezquino. Briana deseó poder darle un puñetazo en su arrogante y atractivo rostro.

Luego se mostró a la omega del rey, si su hijo despedía un aura de maldad su madre era el mismísimo demonio. Se veía molesta y miraba al pueblo como excrementos en su camino. Vestía un hermoso vestido largo y azul, mientras que en sus hombros caía una capa dorada, su largo cabello negro estaba recogido cuidadosamente en un moño alto.

Al verlos entendió porque Matt comparaba a la familia del alpha con la antigua realeza humana. Estas personas se creían superiores al resto de su manada, algo que un buen alpha jamás debía hacer.

Por último dio la cara el alpha, un hombre fuerte que despedía poder. Tenía el cabello rubio y largo, su rostro estaba adornado por una barba del mismo color. Su vestuario era ceñido y de los colores rojo y dorado a juego con su hijo. Sus ojos eran rojos, algo raro a menos que estuviera como lobo. Briana creía que los tenía así para imponer su autoridad y quería comentarle su teoría a Matt, pero en eso sintió una fuerte opresión en el pecho.

"Familia"

Su lobo estaba inquieto, sentía su nostalgia, quería correr y subir esos escalones hasta llegar al alpha y atacarlo... no... quería ser reconocido...

Su inquietud debió reflejarse en su rostro, ya que Matt empezó a estirar su mano evitando que avanzara.

-Briana? ¿Qué sucede? ¿Qué es?

Sus ojos buscaban los de aquel hombre, quería ver que la reconociera, pero él no daba muestras de hacerlo. Sentía la rabia en su sangre, ¿Por qué no la miraba? ella era su hija, ese era su padre ¿Por qué no la notaba?

-Queridos amigos, hoy vengo ante ustedes a hablarles sobre los recientes chismes que corren entre nuestra gente- empezó el rey- en efecto, una manada al este pide una reunión entre las razas y alega que existen caídos con magia negra entre nosotros y que representan una amenaza a nuestra sociedad y paz...

Las personas comenzaron a inquietarse alrededor y comenzaron a hablar entre ellos

-Tranquilos, vengo a decirles que tengo intención de rechazar la reunión, todos sabemos que los caídos se extinguieron hace demasiados años. Nadie ha visto a ninguno. Me temo que ese mal alpha solo intenta distraernos para superarnos, tal vez incluso desea nuestras tierras. No es un hombre sensato teniendo en cuenta que entre su gente se encuentran omegas masculinos y permite la unión de estos con sus hombres y mujeres, algo simplemente aberrante- las personas cambiaron el motivo de sus cuchicheos, pero eso no le importaba a Briana, ella quería correr hacía ese hombre- No debemos tener miedo, la diosa nos protege, esta tierra tiene su bendición, nosotros somos...

Pero nadie supo lo que son de la diosa, ya que en ese momento los ojos del alpha se enfocaron en una mujer en la multitud. La joven tenía el cabello largo y rubio cubierto bajo una capucha, tenía la piel blanca como la nieve, pero lo más preocupante eran sus ojos rojos como la sangre que señalaban que su lobo quería emerger. Su propio lobo aulló internamente ante el reconocimiento de su sangre... pero eso no era posible... ella debía estar muerta junto con la asquerosa mujer que lo provocó hace 27 años.

-Nosotros... s-somos...-las palabras no querían salir, la hija de esa mujer estaba ahí, podía ver en su rostro el rostro de ella- E-eso es t-todo- no esperó a su mujer e hijo cuando entró deprisa a su hogar. Ahora más que nunca agradecía que la reunión fuera a sus puertas.

-Querido? - escuchaba a su mujer e hijo detrás de él- ¿Qué sucede? - no contestó hasta que llegaron al dormitorio principal. Quería gritar de rabia e impotencia, esa criatura debía estar muerta, devorada por las bestias del bosque o ahogada en el río, no afuera de su casa, no justo frente a sus narices.

Al voltearse a ver a su esposa se encontró con la mirada inquieta de su hijo, su pequeño que algún día lideraría en su lugar, pero ahora no podía tratar con él, no podía explicarle, no aún.

-Rayan vete- ordenó evitando gritar

-Pero...padre... ¿Qué sucede? ¿Qué...?

- ¡Rayan vete! - grito el alpha haciendo resonar los vidrios e intimidando a su familia. Su hijo salió rápidamente de la habitación, dejando a sus padres solos.

La ira se fue y él se calmó al sentir la mano de su omega en su hombro, se sintió relajado y su mente se despejo por un momento- Julián, basta- dijo la omega mientras tomaba la mano de su marido y lo conducía a la cama, haciendo que ambos se sentaran- dime que te sucede, ¿fue por salir a ver a esas alimañas? Cielo, entiendo que esto te moleste, pero debemos relacionarnos con esa gentuza, al ser tú él alpha y yo tu pareja tenemos que...

-Está viva- la interrumpió y con sus manos cubrió su rostro

-Perdón, ¿de qué hablas? - preguntó confundida y asustada

-La hija de Thalía, está viva

La mujer se levantó rápidamente de la cama- ¡No puede ser! - se veía asustada y molesta- ¡Ella está muerta! ¡Muerta como la golfa de su madre! - su mente no podía asimilar un escenario en que la hija de esa mujer viviera, era como si esa mujer se burlara de ella otra vez

-Cálmate, Verónica, cálmate- escuchaba a su marido, pero ella no podía calmarse. Juro destruir a esa mujer hace 27 años y su semilla venía a prosperar en sus tierras, imperdonable

- ¿Te reconoció? - pregunto preocupada

-Sí, lo hizo

- ¡Maldición! - gritó la mujer al mismo tiempo que aventaba el jarrón que adornaba la estancia- ¡Vendrá, seguro vendrá a reclamar su lugar! ¡¿Qué haremos?! ¡Tenemos que matarla nuevamente!

-Hablaré con ella- contestó su padre- veré sus intenciones, si es un problema la exiliare, pero ahora debemos intentar resolverlo sin que nadie más se entere- él sabía el peligro que representaba su hija, no solo era el hecho de ser su sangre, era también el hecho de ser una alpha.

Ambas partes acordaron que esperar era la mejor forma al no saber dónde estaba la muchacha. La diosa siempre había bendecido a su familia, ella impediría que esa joven de sangre manchada perturbara su tranquilidad.



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Gracias por leer!!!

La Alpha (Los hijos de la Diosa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora