Bellatrix Lestrange estaba allí, alta, delgada, con su inconfundible cabello negro y rizado, su mandíbula cuadrada, sus párpados pesados sobre los ojos oscuros como la noche; llevada maquillaje que la hacía verse un tanto extraña y una especie de vestido largo con corsé en color negro, tal como la había visto la última vez en la torre de Astronomía cuando asesinaron a Dumbledore, lo que demostraba que ni siquiera había hecho el más mínimo esfuerzo por pasar por una muggle.
Según pudo notar Harry, quien seguía casi paralizado en la cama, sin saber cómo haría para defenderse contra esta mujer que era conocida por su sadismo. Entendía que en esta oportunidad no era un contrincante para ella; indefenso en la cama a causa del calmante, sin varita y sin alguien que pudiera ayudarlo a escapar. Los muggles que estaban alrededor no contaban, ni siquiera el policía armado. Antes de que quisieran intentar algo, ya estarían muertos sin saber qué los había golpeado.
Pero lo que le aterraba ahora mismo realmente no era eso exactamente, sino la sensación de deseo casi irrefrenable de querer acurrucarse junto a ella, de aspirar ese aroma a hogar y seguridad que sabía había entre los brazos de la mujer. Eso era lo que realmente le aterraba.
No sobreviviría a esto, se dijo, no cuando estaba manejando así su mente sin siquiera sacar la varita, porque estaba seguro que esa sensación se debía a alguna manipulación que le estaba haciendo. No había otra explicación posible.
-Mamá ya está aquí, Harry –repitió la mujer acercándose a él para abrazarlo con fuerza –No te voy a volver a dejar, lo prometo. No te voy a dejar más.
Harry no pudo reaccionar, los brazos medio levantados sin animarse a tocarla, aunque ella estaba prácticamente sobre la cama con él. Hasta que logró obligar a sus músculos a moverse, y posó sus manos en la espalda de Bellatrix, luego subió hacia su cabeza. Cualquiera hubiera creído que se trataba de un simple abrazo, por lo que no estaban preparados para cuando agarró dos mechones de cabello con los puños, estirándolos hacia atrás con fuerza.
No sobreviviría, era verdad, pero eso no significaba que no pudiera luchar, y tal vez llevarse una buena parte de Bellatrix Lestrange al infierno junto con él.
Bellatrix se quejó, forcejeando para internar apartarse, pero igual que había hecho con Malfoy antes, apretó aún más el agarre.
Lamentablemente, no había contado con que el calmante que le habían administrado le limitaría bastante las fuerzas y los reflejos, haciendo que no representara mucho trabajo para el policía separarlo completamente de la mujer, dejándole la única satisfacción de haberle arrancado los mechones de cabello que tenía en los puños.
-Eh, muchacho, qué te sucede –gruñó el policía sujetándolo contra la cama con el peso de su cuerpo, cuando quiso levantarse para ir contra ella.
-No. No lo lastime, por favor –suplicó Bellatrix, intentando apartar al hombre – Ni siquiera es mi cabello lo que arrancó, sólo eran apliques de extensiones, esos salen muy rápido ante un simple jalón. Por favor, suéltelo, él no quiso hacerme daño. Seguramente no me reconoció con todo este maquillaje, o se asustó. Soy yo, bebé –dijo volviéndose hacia Harry, su voz sonando de esa manera dulce como si estuviera hablando con un niño pequeño y no con un muchacho de diecisiete años –Soy mamá.
-No lo eres. Ella no es mi madre –Gritó Harry, intentando alertar al policía mientras se debatía para volver a levantarse. Tal vez si lograba hacerlos salir para buscar refuerzos, no estarían allí para cuando Bellatrix dejara de lado su falso papel maternal, y así no terminaría por matar a más personas inocentes.
En ese momento entraron el médico y un enfermero llamados por la asistente social que, horrorizada, había presenciado todo el hecho.
Harry empezaba a sucumbir al pánico. Que más personas siguieran entrando en esa habitación sólo significaba que habría más víctimas una vez acabara todo. Una vez Bellatrix acabara con todo.
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LA NOTTE ETTERNA
Hayran KurguCuando Harry decidió volver a la vida luego que Voldemort lo asesinara en el Bosque Prohibido, nunca se imaginó con lo que se encontraría...