Capítulo 8 "Todo debe tener una explicación"

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Bakura: Descansa preciosa...

Las palabras tiernas de Bakura inundaron tus sueños, aquellas desconocidas, tiernas, y dulces palabras confundían tus pensamientos, preguntándose si habían sido reales, o tal vez era producto de tus sentimientos.

Pero ¿qué sentimientos tienes exactamente?

A la mañana siguiente, abriste los ojos lentamente cuando el molesto sonido de tu alarma comenzó a escucharse, pero, a diferencia de otros días, hoy recibías el día de muy buen ánimo. De repente, te levantaste, tan rápido debido a la sorpresa, que tu visión se tornó borrosa, combinado con un leve mareo. Tus ojos que empezaban a recobrar bien la vista recorrieron la hermosa habitación ¿En qué momento te quedaste dormida? ¿Cómo llegaste hasta aquella cama? ¿Qué hizo Bakura mientras estabas dormida?

Pensar que Bakura te hubiera tomado en sus brazos para poder llevarte hasta la cama te sonrojaba, la sonrisa de tu rostro llena de vergüenza y orgullo era tan grande que tus manos se posaron en tu boca para ocultarla, como para evitar que Bakura entrara de golpe y la viera. Decidida, te levantaste de la cama, pero cuando ibas a salir del cuarto, te detuviste en frente de la mesa de trabajo de Bakura, estabas a punto de olvidar aquel valioso regalo, con una sonrisa tomaste aquel tierno obsequio de ti misma para abrazarlo con fuerza, y salir finalmente de la habitación.

Bakura: Buenos días, Tn -dijo el albino al verte bajar por las escaleras.

Tn: ¿Ya te despertaste? -preguntaste con asombro-. Buenos días, por cierto.

Bakura: Ya, me levanté a preparar el desayuno. Siéntate, ya está listo -respondió sosteniendo en cada mano un plato.

Tn: Esto está delicioso -halagaste en cuanto probaste el primer cucharón.

Bakura: Gracias -sonrió-. Si quieres, te puedes bañar -agregó.

Tn: Muchas gracias, si quiero -devolviste la sonrisa-. Me encantó el desayuno, muchas gracias de nuevo, Bakura -te levantaste de la mesa para dejar tus trastes sucios en su lugar.

Bakura: De nuevo, no hay de qué.

...

Bakura no podía evitar morirse de la ternura al escucharte cantar a todo pulmón. Incluso, llegaba momentos en dónde las altas te producían gallos, o según Bakura, gritos para espantar niñas exploradoras. Era una melodía alegre, que expresaba el buen humor de ambos.

Bakura despegó su oreja de la puerta del baño en cuanto escuchó que el ruido de la regadera se había terminado, apenado corrió hasta su habitación para sacar su uniforme de su respectivo cajón y arreglarse un poco. El tiempo corría velozmente, y el total fracaso de Bakura por verse bien lo hizo reír. Su larga cabellera albina estaba alborotada, el uniforme arrugado, y una sonrisa tan brillante como el mismo.

Bakura: ¿Qué más da? -replicó mientras se encogía de hombros frente a su espejo.

Tn: Ya estoy lista Bakura, tenemos que irnos -apareciste enfrente de la puerta del oji-café con tu uniforme arrugado, tus respectivas mallas, el cabello mojado, y tu mochila en la espalda.

Bakura: Te ves hermosa -se sonrojó con una sonrisa.

Tn: Gracias, tú igual -correspondiste.

Bakura: Vámonos -agregó Bakura para salir juntos de su casa.

...

Tn: ¿No te pone algo nervioso que nuestros compañeros nos vean llegar juntos? -preguntaste en el asiento del autobús, rompiendo el silencio.

Bakura: Abrió los ojos como platos -La verdad, no había pensado en eso.

¿Qué le iba a decir a sus amigos? ¿Cómo lo tomarían? Sobre todo, ¿cómo demonios lo tomaría Joey?

Contigo... A pesar de todo (Bakura x Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora