CAPÍTULO 1. Empezando de nuevo

2.7K 137 60
                                    


Siempre que empiezo en un sitio nuevo me invade una extraña sensación de nerviosismo, puede que porque mi cerebro tienda a asociarlo con todas las primeras veces que te hacen sentir incómoda con algo.

En mi caso, era empezar en una ciudad nueva, un colegio nuevo que me hiciera olvidar el motivo por el cual ya no trabajaba en el anterior.

Me presento, me llamo Adriana, treinta y siete años, profesora de literatura y escritora frustrada.

Tal vez algún día tenga el coraje suficiente para terminar con ese manuscrito que tengo enterrado en el cajón desde que me puse a estudiar filología.

Casada. Llevo con el mismo hombre desde los veinte. No es con quien perdí la virginidad, pero sí el primero que me puso el anillo en la mano izquierda.

Soy metódica, todos los días me levanto a la misma hora, salgo a correr, llueva, truene o haga ventisca.

Me doy una ducha y me masturbo mirándome al espejo, mientras pongo en el móvil algún vídeo de porno que me ponga a tono.

¿Que por qué no invito a mi marido?

Porque el primer orgasmo del día es mío, mi premio diario, mi tributo a mí misma y no tengo por qué compartirlo con nadie. Me fastidia en sobremanera aquellos que piensan que por estar casado no te debes a ti. Mi placer es mío y de nadie más. Si me apetece lo comparto y si no, me lo quedo para mí.

Me acicalo y escojo algún atuendo que me haga sentir sexy, me encanta la lencería y no creo que el buen gusto, o la feminidad, a la hora de vestir, estén reñidos con la inteligencia; como muchos pretenden que creamos.

Soy originariamente morena, aunque llevo mechas que me convierten en rubia. Lo hago para dulcificar mis facciones.

Mis ojos son como el café, cargados, calientes e intensos.

Siempre me han dicho que tengo unas buenas tetas, no lo niego, aunque si tuviera que quedarme con una parte de mi físico sería, sin lugar a dudas, mi sonrisa. A veces dulce, otras sexy, traviesa, enigmática o falsa, dependiendo a quién se la dedique.

¿Si he cometido errores en la vida?

Más de los que me gustaría reconocer, aunque eso nos pasa a todos. ¿Verdad?

¿Mi pecado? Es muy pronto para que te lo cuente, quizá cuando tengamos más confianza, déjame conocerte primero y así sabré si eres digno de ella.

Me hago la raya de los ojos, aplico máscara de pestañas para alargarlas y maquillo de rojo mis labios. Unto la brocha con algo de colorete para dejarlo caer con despreocupación sobre mis pómulos altos, no me gusta el maquillaje excesivo, pero tampoco que no se note que me he puesto guapa.

Me quito la toalla mojada y la dejo en el cesto de la ropa sucia.

Mojo la yema de mi dedo índice con el perfume que suelo utilizar. Lo coloco en los puntos clave e inspiro. Me gusta oler bien. Mi perfume es dulce, intenso, femenino y algo exótico.

Si quieres saber cuál es, puedes preguntármelo.

Voy directa al vestidor y ojeo mi colección de lencería, me gusta sentirme tan poderosa por dentro, como por fuera.

Escojo un conjunto blanco de encaje que me sienta de maravilla. Empuja mis pechos hacia arriba y a los treinta y siete, teniendo el pecho grande, es un punto extra.

Sonrío, me gusta la imagen que me devuelve el espejo.

Medias a mitad de muslo y una falda tubo que enmarca mis caderas.

La ProfesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora