Capítulo dieciséis.

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Las sirenas se hicieron más nítidas y Seungmin entró en pánico, a lo que Chan le pidió que caminaran hasta la parte trasera donde un auto aguardaba por él. Aunque no sabía cómo, deberían esquivar a la policía hasta llegar a la otra mansión.

— Arranquen por detrás, vayan por la zona de bosques. Los policías e-estos no van a meterse allí... —se quejó el castaño antes de desmayarse.

Pasaron unos segundos.

— ¿Qué esperas idiota? ¿Una invitación? ¡Muévete! —le gritó el menor al conductor.

Fue así como el novato arrancó y comenzó a manejar al doble de la velocidad límite por ese sendero. Seungmin estaba preocupado porque, Chan se había desmayado y maldita sea, revisándolo mejor se dió cuenta de que no era sólo una herida en su abdomen.

Porque a pesar de todo, jamás iba a querer que algo malo le sucediera. Habría preferido mil veces escapar por su cuenta a tener que verlo en ese estado.

Casi llegando a la civilización, se encontraron con que una patrulla estaba al final del sendero.

— ¿Todos están armados? —los cuatro jóvenes asintieron, el conductor también— Denme una pistola o lo que sea, tres al frente y dos atrás. —ordenó— Conductor, enfócate en ir a la mansión como si fuese un maldito día normal.

— Sí, jefe pequeño. —respondió uno de los jóvenes. Seungmin rodó los ojos, quitándole el seguro a las pistolas que le habían dado.

Raramente hacía cosas locas, pero cuando se trataba del hombre que estaba recostado inconsciente en el asiento, no pensaba con claridad y actuaba completamente por impulso. Si tenía que joderse a veinte policías para mantenerlo vivo, lo haría con gusto.

Probablemente le dirán idiota por seguir amándolo con tanta intensidad después de todo lo que le hizo, pero él sabe mejor que nadie que el corazón quiere lo que quiere.

Y jamás se arrepentiría de haberlo elegido a él.

— Si algo más le ocurre a mi ex novio, los mato. —amenazó a los novatos.

Los policías ya habían comenzado a apuntarlos y eso fue pase libre para que el menor abriera la ventanilla de arriba, acomodándose allí con sus armas.

Fue cuestión de tiempo para que los disparos comenzaran a oírse y Seungmin sólo pudo mentalizarse una cosa. Era como tener seis estrellas en el GTA, nada más; él debía salvar a toda costa al imbécil desmayado en el asiento trasero, superar esa misión.

— ¡Con todo muchachos! —gritó.

El pelinegro disparaba a diestra y siniestra.

No le importó matar a aquellos oficiales, tampoco hacer explotar las patrullas, mucho menos arrollar cadáveres y sobrevivientes. Fue fácil puesto que solamente eran dos vehículos con cinco personas cada uno. Aún así, había recibido un disparo en el hombro.

Cuando se metió devuelta en el vehículo, su respiración estaba tan agitada que los presentes temieron que se tratara de algún ataque de ansiedad o algo por el estilo.

— L-Lo siento, yo no soy así, lo juro. —les dijo Seungmin— Maneja más rápido, por favor. —relamió sus labios— ¿Quiénes estaban en la mansión? —preguntó.

— Soojin y Shuhua estaban cuidando a Jinwoo y Jonas, que resultaron heridos cuando lo atacaron a usted en su casa. —le respondió uno de ellos— Y también habían más guardias.

— ¿Jonas? —se tiró con fuerza en el asiento— Primero él y ahora Chan...

Todos los jóvenes se quedaron perplejos al oír los bajitos sollozos del más enano. Le habría puesto la piel de gallina a cualquiera, sonaba tan lastimado y herido que dolía.

Sirens ❣︎ chanseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora