Capítulo dos

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Dos semanas después, el rubio aún estaba intranquilo ante las palabras de su amigo. Quizás era por eso que su alarma se había activado durante las últimas semanas.

¿Miedo? Claro que no, Chan podía apuntarlo con veinte subfusiles a la vez y no se le movería un pelo.

Pero estaba ansioso porque si estaba en lo correcto, de seguro ya habría alguien en la ciudad buscándolo a él y... Puede ser que no estuviera listo para enfrentarlo; no quería oírlo decir que ya no lo amaba o peor, que había encontrado a alguien más.

De sólo pensar en aquello último, le habían dado ganas de vomitar.

—Perdóname, Mochi, no debí haberte dicho aquello... —ese fue Changbin, entrando a su oficina con una caja de medialunas.

—Está bien, ahora tengo una explicación para mis presentimientos —rió— No te preocupes, incluso si me encuentra y no vuelves a verme... Él no va a hacerme daño.

—¿Cómo sabes eso? —levantó una ceja.

—Porque él me lo prometió cuando éramos más jóvenes. Él no olvida sus promesas.

Seungmin se alarmó al ver a su pareja con un arma. En sus quince años de vida jamás se había sentido tan asustado.

—Y-yo volveré d-después... —se dio media vuelta y se devolvió hacia la puerta.

Cuando estaba por tomar el picaporte, Chan lo tomó por la muñeca y lo giro para quedar frente a frente.

—¿Por qué te asustas?

—¿Asustado? ¿Yo? No, pfff. ¿Q-qué cosas dices, amor?

—E-estás t-tartamudeando —rió levemente— Tranquilízate... —lo abrazó— No voy a hacerte daño.

—¿Y si te enojas conmigo algún día y tienes un arma en tu mano? —expresó.

—Nunca apuntaría hacia ti —tomó su rostro— Aún si me traicionaras de la peor forma, jamás te pondría una mano encima.

—¿Cómo puedo saber que no mientes? —relamió sus labios nervioso.

—Porque desde este preciso momento, lo prometo. Jamás te pondré una mano encima, ni ninguno de mis hombres —besó su frente—Te amo.

—Yo más —se escondió en su pecho.

Sonrió ante aquel recuerdo y luego quiso golpearse porque lo había arruinado todo. ¡Podría haber hallado otra solución! Maldijo haber sido tan estúpido en aquel entonces, porque no fue capaz de pensar en algo mejor.

Pero aún ahora, no conseguía pensar en algo mejor que su decisión anterior.

—¿En qué piensas tanto? —Changbin irrumpió en sus pensamientos.

—Recuerdos, nada más —negó con la cabeza.

—Mmh Bien —se comió una medialuna.— Vendrás a cenar a casa conmigo y Felix hoy, ¿no?

—Sí, pero apenas terminemos de comer me voy —le recordó.— No quiero estar presente cuando estén follando.

—No te preocupes, Felix es silencioso —se encogió de hombros.

—¡Changbin! —le arrojó una lapicera mientras se reía.

—Bien, bien, me callo —dijo pero volvió a hablar.— ¿Entonces tú no has tenido acción desde ese día? —pregunto intrigado.

—Estás en lo correcto —rió.— Chan fue mi primera vez y yo la de él, no conozco a nadie más y no me interesa hacerlo.

—¿Y qué cosas probaste con él? Anda, cuéntame algo —le dio un golpecito en el hombro— Quizás pueda innovar con Felix.

Sirens ❣︎ chanseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora