Seungmin tenía los ojos hinchados.
No sabía si eran los golpes o el hecho de que lloró toda la noche y durmió poco. Gracias al reloj de la pared supo que eran casi las doce del mediodía.
A eso de las dos de la tarde, alguien entró a su habitación.
— ¿Te despertaste, bebé? —esa odiosa voz de nuevo— ¿Tienes hambre?
El rubio siquiera lo miró, realmente le daba asco el tan sólo tener que estar frente a él, y eso sólo porque aún no conseguía desatarse pero en cuanto lo hiciera, ese hijo de puta iba a pagarlo.
Pero sabía que eso no sería todo y nuevamente, volvió a tener razón.
— ¿Por qué no respondes? ¿No puedes hablar acaso? —acarició sus piernas.
Seungmin decidió que lo mejor sería mantenerse en completa calma, incluso en sus respuestas.
— No deseo hablar contigo. —dijo.
— Muero por ganas de ver a Chan cuando llegue... Tengo unas ganas inmensas de matarlo frente a tus lindos ojitos. —le sonrió.
A pesar de todo, aquel hombre se le hacía demasiado familiar al rubio. No sabía de dónde pero estaba seguro de que lo conocía.
Estaba provocándolo a propósito y las cosas iban a suceder de una forma u otra. No iba a darle la satisfacción de mostrarle sus emociones, nada. Era el mejor ocultado lo que sentía y por mucho que le costase, iba a hacerlo.
— Nunca en mis cincuenta y tres años de vida había conocido a alguien tan puro y hermoso como tú... —susurró en su oído— Estoy tan contento de tenerte conmigo de nuevo...
— ¿De qué hablas? —preguntó, aún con su tono neutro.
— ¿Quién crees que te secuestró cuando tenías once años? —pasó su lengua por la mejilla del rubio— Si lo quiero lo tengo, y te quiero a ti. Eres mío, no discutas.
— No te conozco. No estoy interesado en ser tu jodida puta. —lo miró de arriba a abajo de forma despectiva.
— ¡Eres mío! —exclamó, separándose de él— ¡Maté al imbécil de tu padre, a la puta de tu madre y a tus inservibles abuelos!
Seungmin se quedó completamente helado, maldito loco. Sin embargo continuó respirando normalmente, porque a pesar de haberse dicho que se mantendría inexpresivo... Oír aquello simplemente lo descolocó.
— Y espero que te quede claro que mataré a Chan si viene a tratar de jodernos. —se quitó su chaqueta.
El pecho del rubio estaba a punto de romperse pero así y todo sólo se enfocó en poder enfriar su mente. Se convenció a sí mismo que esas cosas, por más duras que fueran, sucedían todo el tiempo en el mundo de la mafia y los narcotraficantes. Más con los que eran de alto nivel y tenían tantos enemigos esparcidos por todos lados.
Aún si él no estaba en ese mundo por su cuenta, era conocido por ser la pareja de Chan.
Y no podía culpar al mayor por eso, había sido decisión suya permanecer junto a él a pesar de todo.
— Espero que sepas que haré tu vida de cuadritos si intentas escapar de mi. —sus labios se curvaron en una sonrisa tan horrenda que le dieron escalofríos al rubio.
Seguidamente, las manos de aquel hombre tomaron su camisa y la abrieron, arrojando los botones para cualquier lado. Relamió sus labios antes de acercarse a él y comenzar a besar su cuello, lamiendo y mordiendo.
El más bajito estaba tratando de contener sus arcadas con toda la voluntad del mundo pero cada segundo que pasaba, más se le iba subiendo el vómito por la garganta.
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Sirens ❣︎ chanseung
Historical Fiction"Espero algún día entiendas por qué lo hice." Nunca fue fácil salir con un narcotraficante, mucho menos enviarlo a la cárcel. Aclaraciones: -> Contenido explícito (drogas, armas, muerte y asesinato, abuso, etc) ->Fluff ->¿Angst? ¡Muchas gracias por...