Cap. 20.- Reunión

367 62 25
                                    

-Un año después-

Receso de las Nubes estaba de gala: Gusu Lan recibiría la visita de algunos representantes de dos sectas prestigiosas: la montaña Cang Qiong y el pico SiSheng, además de las sectas Nie y Jiang, todo con el objetivo de sellar una alianza entre todos los clanes.

A pesar de que era temprano, Lan XiChen ya estaba en la entrada esperando a alguien. El líder Lan miraba al horizonte dando vueltas de un lado a otro, tratando de permanecer calmado. Al cabo de un rato vio a la distancia a una figura de blanco seguida por una de negro y sonrió. Conforme la distancia entre ellos se reducía reconoció a ambas figuras y no pudo evitar sorprenderse.

— ¡Zewu Jun!— exclamó Shi QingXuan con una sonrisa antes de entrar al lugar.

El dios se acercó, saludando a su maestro y luego dijo señalando a su acompañante:

— Espero que no le moleste que haya traído a un amigo.
— ¿Un amigo?— preguntó Lan XiChen mirando a He Xuan.
— Sí. Él y yo arreglamos nuestros problemas.
— En ese caso, es bienvenido.

Lan XiChen finalmente dio media vuelta para supervisar los preparativos de la reunión, momento que Shi QingXuan aprovechó para susurrar al oído de He Xuan:

— Debo advertirte que la comida aquí es insípida.
— Lidiare con ello— dijo He Xuan sin darle importancia.

Ambos se dirigieron a la sala de reuniones, pero a medio camino se encontró con JingYi y SiZhui, quienes iban acompañados por Jin Ling y Gu Zi.

— ¡Lan Feng!— exclamó Lan JingYi, provocando que Shi QingXuan le diera un golpecito con el abanico.
— No se grita en Receso de las Nubes— dijo con una sonrisa—. Menos mal el maestro Qiren no está cerca para darse cuenta.
— Es que te extrañe— dijo JingYi haciendo un puchero—. Igual que SiZhui y la joven ama.
— ¡Deja de llamarme así!— exclamó Jin Ling.

Shi QingXuan soltó una risita y luego de un rato los chicos se fueron.

— Realmente te aprecian— dijo He Xuan sombríamente.
— Sí— replicó Shi QingXuan con gesto soñador—. Pero He-xiong aún es de mis mejores amigos.

He Xuan arqueó una ceja y ambos siguieron su camino hasta llegar a dónde se celebraría el banquete de alianza. Allí vio a Lan XiChen a la cabeza del banquete y a Lan WangJi supervisando algunas cosas. Luego de unas horas aparecieron Jiang Cheng y Nie HuaiSang, cada uno guiando a los respectivos invitados: el primero acompañaba a los enviados de la montaña Cang Qiong y el segundo iba con los enviados del pico SiSheng.

— Buenos días— saludó con cortesía Lan XiChen—. Sean bienvenidos a Gusu Lan. Espero que hayan tenido un buen viaje.

Yue QingYuan sonrió, asintiendo levemente.

— Fue muy agradable— dijo mientras sus acompañantes, Shen QingQiu y Liu QingGe, miraban alrededor.
— Que sitio tan bonito— dijo Xue Meng con una sonrisa—. Aunque…
— No seas impertinente— advirtió Chu WanNing fríamente.

Xue Meng no dijo nada más.

— Por aquí, por favor— dijo Shi QingXuan guiando a los recién llegados.

Como discípulo de Lan XiChen, Shi QingXuan se situó a su lado, presenciando como se llevaba a cabo el banquete y se sellaba la alianza entre las sectas. Sin embargo, había otra razón por la que estaba allí: había una vieja costumbre que solía usarse para sellar alianzas, la cual consistía en pedir la bendición de un dios. Poco a poco esa costumbre se perdió y por petición de los diversos líderes se decidió usarla.

Lan XiChen asintió hacia Shi QingXuan y él se puso de pie, desplegando su abanico con una mano y levantando su espada proclamó:

— Que los cielos brinden su protección a esta alianza y la hagan duradera, tanto en las buenas como en las malas. ¡Por la bendición del cielo, que todos los caminos se crucen y todas las puertas se abran ante ustedes!

Una leve brisa recorrió el lugar como si de un contrato implícito se tratara, y la alianza se selló.

^^^^^

Al terminar el banquete, Shi QingXuan se dirigió al pie de la montaña, donde se encontraban los conejos, y tomó uno jugando con él. A su lado apareció He Xuan, que lo vio mirando a su alrededor con mirada soñadora.

— Recuerdo la primera vez que vine aquí— dijo—. Tenía poco tiempo en Receso de las Nubes y me emborraché por un tonto desafío. Anduve errante por todo el lugar hasta detenerme en este sitio. Incluso aluciné que estabas aquí.

Shi QingXuan soltó una risita. En aquella ocasión había creído ver a He Xuan acechando entre las sombras y había tratado de huir de él. Al llegar allí había gritado a los cielos llorando su desgracia.

— ¿¡Acaso no he sufrido lo suficiente para ti!?— gritó, y en ese momento He Xuan había aparecido frente a él.

Justo como estaba ahora. Igual que en aquella ocasión, el rey demonio le había puesto las manos en los hombros; la única diferencia fue que ahora He Xuan le colgó un medallón al cuello, pero dijo las mismas palabras que había dicho aquella vez.

— QingXuan, fue suficiente.

Shi QingXuan palideció al darse cuenta de que no había sido una alucinación producida por el alcohol sino algo que había sucedido realmente y sonrió lentamente, bajó la mirada y vio que lo que colgaba de su cuello era su medallón de longevidad. Sin poder evitarlo saltó hacia He Xuan envolviéndolo en un abrazo y para su sorpresa él le correspondió.

Había sido suficiente dolor, suficiente odio, suficiente resentimiento. Ahora ambos podían dejar el pasado atrás y seguir adelante, juntos, sin más farsas ni mentiras.

Podían iniciar de cero libremente.

Viento discípulo (1/4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora