"Huir no sirve de nada cuando ya te han robado el corazón"
El capitán Boun Noppanut estacionó a "baby" fuera de aquella casa donde creció, la casa era grande, sus padres la habían tenido que vender después de que su empresa hubiera ido a la quiebra, ver el corazón destrozado de su madre fue lo que hizo a Boun prometer que algún día les devolvería esa propiedad, algún día..., no estaba tan lejos, después de años de ahorro y con la venta de su querida motocicleta por fin podría hacer realidad el sueño de su madre y comprar la totalidad de la casa.
La nieve comenzaba a caer en ese lado del pueblo, sabia que no podría volver al castillo por lo menos hasta que pasara la tormenta, sería bastante loco, Boun batió la cabeza, Kao definitivamente quería ganar, cuando lo vio entrar en el edificio de los mayores solo pudo reír, se había tomado demasiado enserio el invitar a salir a Nong Earth, mientras su alteza estaba encerrado en el refugio con Nong Fluke, y eso que según él no sentía nada por el chico, sus amigos estaban perdiendo la cabeza, de la misma manera que él lo había hecho hace dos años.
Boun se quitó es casco y lo dejó sobre "baby" antes de disponerse a ingresar en la casa, casi eran las siete de la tarde y al mirar con atención dentro de la casa notó que una sombra pasaba desde la cocina, pero..., ¿Quién demonios se había atrevido a ingresar en la casa?, el capitán desenfundó su arma e ingresó en la casa.
El intruso estaba de espaldas mirando el lugar..., algo en él se le hizo demasiado familiar, pero desechó la idea cuando notó que estaba punto de subir las escaleras y llevaba algo en las manos, tal vez un arma.
- ¡Detente!, ¿Quién eres y que haces en este lugar? – El chico, quizás un delincuente, hizo el intento de darse la vuelta, pero el habló antes. – Ni se te ocurra, levanta las manos primero ladronzuelo y date la vuelta lentamente. – Dijo apuntándole.
- ¿Ladronzuelo? – Preguntó él inocentemente, mientras levantaba la vista hacia él. – Disto mucho de ser un ladrón. – La voz del intruso sonaba algo extraña.
- Deje el arma en el suelo, si no quiere salir lastimado.
- No es un arma. - Dijo él calmadamente.
- ¡Suba las manos ahora! – Dijo perdiendo la paciencia.
- Las subiré, las subiré, pero creo que hay un malentendido, verá, esa es mi casa. – El alma de Boun se fue a los pies.
- ¿Su casa?
- Así es, acabo de comprarla, hace exactamente una hora, si no me cree, tengo aquí los documentos. – Dijo apuntando la mesa. – Solo déjeme buscar el interruptor de la luz.
- ¡No se mueva!, yo encenderé la luz. – Aun apuntándole, Boun fue a encender la luz.
Fue cuando sus ojos dieron con esa persona, con aquellos ojos que por años no pudo sacarse de la cabeza, era él, el doctor Prem, quien lo miraba con la misma cara de incredulidad, sus mejillas regordetas estaban rojas, su pelo negro cayéndose sobre la frente, casi acariciándolo, de una manera adorable que le daba envidia, su mediana estatura perfecta para acomodar su rostro contra su pecho como tantas veces lo había soñado, eran dos años, ya eran dos años en que no había visto a esa persona, ahora lo tenia frente a él y el deseo volvió a florecer como la primera vez.
- ¿Doctor?, ¿Por qué demonios estaba con las luces apagadas?, ¿podría haberle disparado? – Preguntó bajando el arma, sintiéndose como un verdadero imbécil.
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SE SOLICITA PRÍNCIPE AZUL
Roman d'amourLA PAZ DE DOS REINOS DEPENDE DE UN MATRIMONIO. El reino Ritprasert estaria en peligro si el principe Thitiwat no encontraba a su prometido. Al año mil de su reinado la casa real Ritprasert tenía que desposar a su heredero con un descendiente del re...