El chico respiró profundo, quizás el olor de las flores lo ayudaran a orientarse, pero, aunque trataba de concentrarse era imposible, de pronto sintió el sonido que hacen las ramas al quebrarse y se aferró a su bastón firmemente, luego el sonido se volvió más fuerte, pensó que ellos lo había dejado en algún lugar con muchos arbustos, porque sentía como esa mismas ramas lo estaban lastimado, era invierno y el aire frio le recordó que tenía que encontrar pronto un lugar donde refugiarse, de lo contrario podía morir de hipotermia esa noche.
- ¿Quién esta ahí? – Preguntó a la oscuridad, pero nadie le respondió. Debo estar alucinado. - ¡Ayuda! – Murmuró cuando cayó nuevamente al suelo. Pero no era el momento de asustarse, era el momento de pensar, de levantarse, gritar por ayuda no era una opción, ellos podían volver y esta vez el señor Chin si cumpliría la orden de terminar con él. Si tan solo Pin hubiese estado cerca. Dio un paso y luego otro, hasta que sus dedos tocaron algo rígido, recorrió el tronco del árbol y se calmó. - ¡Mamá!, ¡ayúdame!, ¡ayúdame a encontrar la salida de este lugar! – Pero mamá no estaba cerca, de hecho, mamá nunca más estaría y su padre..., quizás tampoco. – ¡No me dejaré vencer!, ¡tengo que salir vivo de aquí! – Se lo debía a su pueblo, a su padre, a su madre.
De pronto recordó las palabras del viejo señor Chin. – ¡Solo sigue el sonido del agua!, ¡camina Natouch!, ¡no pares!, cuando el sonido se haga más fuerte, detente y encontraras el camino, siente la tierra, es como polvo, pero se pega en las manos, ¡solo mil pasos muchacho!, ¡solo mil pasos y estarás a salvo!,
¡no vuelvas!, ¡no dejes que te encuentren!, ¡nunca!, ¡¿entiendes?!- P'Chin, no me dejes aquí.
- Lo siento pequeño, es la única manera. Lo siento. – Lo siento, ¿Cómo puedes decirle lo siento a un niño y abandonarlo en medio de la nada?, ¿Cómo puedes seguir viviendo tranquilo después de dejar a quien cuidaste siempre en medio de la nada?, sin ayuda, sin protección, Natouch fue su vida, lo vio reír, lo vio jugar, crecer y convertirse en el jovencito que era, ahora lo abandonaba en medio de la soledad. – Lo siento pequeño. - Volvió a murmurar y se alejó.
El joven príncipe se quedó paralizado, al mismo tiempo en que perdió el sentido de la orientación y cayó, su alteza el príncipe Siripongthon había desaparecido.
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SE SOLICITA PRÍNCIPE AZUL
RomansaLA PAZ DE DOS REINOS DEPENDE DE UN MATRIMONIO. El reino Ritprasert estaria en peligro si el principe Thitiwat no encontraba a su prometido. Al año mil de su reinado la casa real Ritprasert tenía que desposar a su heredero con un descendiente del re...