Cap 51 "Decision final"

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Papá y yo estamos sentados en una mesa, la cafetería está casi vacía y además de nosotros sólo hay dos mesas ocupadas.
El agua que iba a tomar se convierte en un granizado de jugo de naranja, papá opta por un capuchino.

—Entonces... (dice el Sr. López dándole un sorbo a su taza).
—Mi relación con Sofia últimamente no es de las mejores y sé que ella  es muy competitiva, así que si golpeaba esa pelota, lo único que iba a ganar es hacernos pasar un mal rato, hubiese sido más incómodo de lo que ya es. Opté por renunciar.
—No renunciaste, la dejaste ganar.
—Dilo como quieras (Addison sonríe).
—Eso no es muy integro de tu parte como tenista (el Sr. López mira a Addison detalladamente).
—Pero sí como persona.
—¿Y por qué has decidido volver a España?
—Para empezar, yo no debería estar aquí, con ustedes.
—¿Por qué dices eso?
—(Addison baja la mirada) porque estoy causándole daño a todos.
—¿Todos quiénes?
—Sofia, Dixie, a mí misma.
—Entiendo, pero huir no es la solución.
—Quedarse tampoco. Has progresado, creí que te harías el loco cuando mencionara ese nombre.
—¿Dixie?
—Sí, desde el día en que me fui a España lo has hecho. No entiendo como puedes, sabes que yo la amo y aun así permitiste que fuera novia de mi hermana (Addison reclama).
—Addison, yo no podía hacer nada, esa fue una decisión de ellas dos, ellas decidieron estar juntas.
—Pero tú decidiste invitarnos a las dos a este viaje, tú decidiste hacer que yo compartiera cuarto con ella (Addison responde enojada).
—(el Sr. López suspira) pasó algo con ella de nuevo, ¿verdad?
—Pasó de todo (Addison sonríe, pronto la sonrisa se borra de su rostro) pero ella sigue siendo la novia de Sofia.
—Ahora entiendo todo. Ir a España es tu forma de renunciar al "juego" y dejar que Sofia gane, quedándose con Dixie.
—Dixie no es una medallita, ni mucho menos. Yo sólo quiero que ella sea feliz, hago todo esto por ella. Además irme es lo mejor para todos, las cosas volverán a su normalidad.
—¿Has hablado con ella?
—Sí, está indecisa, confundida.
—¿Entonces por qué decides por ella?
Silencio.
—(Addison se desespera) es mejor así, no quiero obligarla a elegir. Por favor, cómprame el boleto para viajar mañana mismo o tendré que hacerlo yo.
—Está bien, está bien (el Sr. López se cruza de brazos).
—¿Lo harás?
—Sí, ¿lo compramos mañana?
—No, hoy (dice Addison).
—Vale.

Amar es desear la felicidad de esa persona antes que la tuya.
No quiero que Dixie esté triste por mí, no quiero obligarla a tomar una decisión, menos comprometerla. No quiero estar mal con Sofia y con mi padre, no quiero hacer que nuestra familia se rompa más de lo que ya está.
Quiero lo mejor para todos. Sé que yo estaré bien, lo estaré a como dé lugar.

—Así que aquí están, los hemos buscado por todas partes (dice Sofia entrando a la cafetería de la mano con Dixie).
—Estaba algo sedienta (Addison finge una sonrisa).
—¿Qué haremos ahora? (dice Dixie).
—Acompañaré a Addison a hacer algunas vueltas pero ustedes pueden quedarse aquí, disfrutando de la playa (dice el Sr. López).
—Gran idea (dice Sofia).
—¿Vueltas? (pregunta Dixie).
—Sí, hay un par de cosas que debo comprar y lugares que quisiera conocer (Addison miente).
—Pero podríamos ir contigo (dice Dixie).
—No, no se preocupen, son museos y cosas así (Addison vuelve a mentir).
—Sí amor, mejor quedemonos las dos solas (Sofia besa a Dixie).
—Vale (dice Dixie resignada).
—Bueno, nosotros nos vamos ya, hasta la noche (dice el Sr. López).
—Hasta la noche (dice Addison).

Papá y yo salimos de ahí.
Él para un taxi y vamos al aeropuerto, después de casi 1 hora compramos al fin el pasaje. Saldré mañana a las 6 de la tarde, perfecto. Sofia y Dixie harán un paseo en lancha desde las 12 de la mañana hasta esa hora, para cuando vuelvan, mi avión ya habrá despegado.
Definitivamente ya no hay vueltas atrás, no puedo arrepentirme.
Lo admito, estoy triste, pero eso es lo que debo hacer.
Papá para un taxi y nos montamos.

—Buenas, ¿podría llevarnos a la plaza de mercados? (dice el Sr. López).
—¿Qué? (pregunta Addison).
—Sí, no pensarás llegar al hotel con las manos vacías después de que has dicho que estábamos comprando (el Sr. López guiña el ojo).

Asiento. Tiene la razón.
El taxi nos lleva hacia la plaza principal de Honolulu.
Hay un montón de puestos con cosas exóticas y hermosas, papá y yo caminamos todo lo que podemos. Me detengo en una tienda grande y llamativa, entramos y veo un atrapasueños gigante con plumas azules, blancas y moradas.
Debe ser mio. Lo compro.
Continuamos caminando y me detengo al ver a una niña de tal vez 10 años de edad vendiendo manillas y collares. La niña es delgada y está un poco mal vestida, debe ser pobre.
Papá y yo nos miramos, él me lee la mente y saca su billetera. Compro varias manillas y collares para mis amigas. Al momento de pagar, papá le da un billete grande a la niña.

—Esperen aquí, cambiaré el billete (dice la niña y camina buscando de puesto en puesto quien le cambie el billete).
—¿Estás pensando lo mismo que yo? (pregunta Addison).
—Creo que sí, vámonos (el Sr. López sonríe).

Papá saca otro billete igual y lo pone sobre el mostrador, yo sonrío. Entonces nos vamos.
Apuesto que su familia necesitaba más esos billetes que nosotros. Me sorprendí cuando papá dejó el segundo billete, mamá era la caritativa no él.
Continuamos caminando, compramos postales y camisas, una muñeca hawaiana con la cabeza movible y finalmente volvemos al hotel.

***

Es hora de dormir.
Dixie se desviste frente mio de nuevo, se pone su pijama como si nada hubiese pasado. Yo me voy al baño y ahí me pongo la mía.
Enciendo mi portátil y ella apaga la luz, me da la espalda y duerme.
Encuentro a Natalia conectada, tiempo sin hablar con ella. La saludo y charlamos por cámara web durante 40 minutos.
Omito contarle sobre lo que pasó con Dixie, no quiero lastimarla. También omito sobre mi viaje, la sorprenderé. Sólo le cuento sobre mis vacaciones "familiares" y me le mando un par de fotos.
Allá es bien temprano, en unos minutos Natalia debe salir a hacer unas vueltas con su tía, así que nos despedimos. Le lanzo un beso, apago el portátil y lo dejo sobre la mesa.
Camino a través de la oscuridad hacia el baño y cepillo mis dientes. Cuando vuelvo encuentro a Dixie sentada sobre la cama.

—Lamento haberte despertado (dice Addison).
—He estado despierta, todo este tiempo (dice Dixie).
Silencio.
—(Dixie continua) ¿quién es esa chica con la que hablabas?
—No te importa (dice Addison groseramente).
—¿Te gusta?
—Ya te dije, eso no te importa. No tengo porqué darte explicaciones, deberías estar celando a mi hermana, no a mí.

Silencio incómodo.
Dixie se acuesta y cierra sus ojos.
Yo apago la luz de la lámpara y me acuesto a dormir.

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Hola :3

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