Cap 52 "Nuevo Comienzo"

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Lo primero que veo al despertar es a Dixie desnuda de espaldas. Se está secando con una toalla.
Observo su cuerpo de arriba a abajo; su trasero, su cintura, su espalda, su cabello mojado. Enloquezco.
Muero por abrazarla por detrás, besar su cuello y su espalda mientras toco sus senos. Muero por hacerlo una última vez, muero por besarla.
No, no puedo. Me contengo.
Cierro mis ojos y finjo dormir.
Minutos después, ella se sienta junto a mí y acaricia mi cara.

—Addison, lamento tanto haberte hecho daño, no fue mi intención. Creo que ya te he perdido por completo, pero debes saber que yo...

Tocan la puerta.
Ella me arropa, me da un beso en el cachete y se va.
Dios, Dios, Dios. ¿Por qué no me besaste en los labios, Dixie? ¿Por qué?
Un último beso, eso hubiera sido maravilloso. ¿Y por qué no continuaste la frase? Joder...
Permanezco intacta en la cama durante media hora más. Miro la hora, 12 en punto, ya debió haberse ido. Me levanto, me dirijo al baño y me doy una ducha para bajar a comer y después hacer mis maletas.

***

Son las 5:00.
Terminé mis maletas.
Alguien llama a la puerta, es papá. Le abro.

—¿Todo listo? (pregunta el Sr. López).
—Sí (contesta Addison con la mirada baja).
—¿Guardaste el cargador de tu celular?
—Sí...
—Bueno, vamos (el Sr. López carga las maletas de Addison)

Caminamos hasta el ascensor, se abren las puertas y nosotros entramos.
Siento, más que nunca, eterno el transcurso de nuestro piso a la recepción.
Papá pide un taxi y esperamos fuera del hotel.

—¿Te acompaño? (pregunta el Sr. López).
—No, no te preocupes (Addison sonríe).

El taxi llega.
Papá mete mis maletas, entonces nos miramos fijamente.

—(el Sr. López abraza a Addison, ella se sorprende) cuídate mucho.
—Hierba mala nunca muere (ambos ríen).
—Ten, si necesitas más sólo llámame (dice el Sr. López dándole dinero a Addison).
—Gracias. Diviértanse mucho ¿sí? Adiós (Addison abraza al Sr. López y le da un beso en la mejilla).

Me monto al taxi.
No sé por qué, pero sentí la necesidad de abrazar a papá. Quizá estoy algo sentimental.

—Al aeropuerto, por favor (dice Addison).

El señor arranca y las lágrimas brotan de mis ojos. Intento secarme, pero es inútil, salen más. Empapo mi pantalón.
No me voy a arrepentir, no lo haré.
Saco mis audífonos y escucho música para distraerme pero no sirve de nada, no dejo de pensar en todos y en todo lo que pasó.
El camino se me hace aun más eterno.

***

Estoy en el avión. Ya he guardado mis maletas y he buscado mi asiento. Ahora simplemente estoy esperando a que el avión despegue.
Miro la hora, Dixie y Sofia deben seguir en su paseo. Como quisiera haberme despedido de ella. Ahora no puedo dejar de pensarla.
Enciendo mi cámara y borro una por una las fotos de ambas, una vez termino dirijo mi vista a la ventana.
Una chica se sienta al lado mío, miro de reojo, trae una chaqueta con capucha y gafas de sol. Además está leyendo el periódico, que personaje más raro. No le presto atención y continuo mirando hacia afuera.

—¿Estás bien? (pregunta la chica).
—Sí, es sólo que, ya sabes, duele desprenderse de las personas que amas (dice Addison sin despegar los ojos de la ventana).
—Las despedidas son difíciles, pero necesarias. ¿Te has despedido de todos?
—Sí (contesta Addison).
—Mentirosa.
—¿Por qué lo dices? (Addison se voltea para ver a la chica).
—Porque no te despediste de mí (dice Dixie quitándose la capucha).
—¡Di-Dixie!
—¿Esperabas a alguien más? (pregunta Dixie en broma).
—¿Qué haces aquí? ¡Estamos a punto de volar! (dice Addison exaltada).
—Lo sé, viajaré contigo (Addison sonríe).
—¿Qué? ¿Cómo supiste? ¿No deberías estar con Sofia?
—(Dixie interrumpe) en el paseo no pude dejar de pensar en ti ni un solo momento. Sentí una gran necesidad de estar contigo, Addison. Le confesé todo lo que pasó a Sofia, tomé la primera lancha de vuelta y corrí al hotel, pero cuando entré a nuestro cuarto no estabas y noté que tus cosas tampoco estaban. Hablé con tu papá, le dije que te amaba y quería estar contigo. Él me contó todo. Le pedí prestado un poco de dinero, metí dos camisas, dos pantalones, ropa interior y mi cepillo de dientes en un maletín y aquí estoy.
—¿Estás segura de que esto es lo que quieres?
—Sí. Verás, Sofia es toda una dama, es la chica que cualquier chica o chico quisiera tener como novia, pero no la amo, sólo siento una enorme gratitud por ella. Sin embargo estás tú, tú haces que mi mundo se ponga de cabeza, durante la cena y durante todo este viaje sólo he pensado en ti.
—¿Y qué te hace pensar que yo quiero volver contigo? Lo que me hiciste y con mi propia hermana es algo imperdonable.
—Sé que no merezco perdón, pero por favor, si me dejaras explicarte tal vez podría cambiar el punto de vista que tienes de mí.
—De tantas chicas, ¿por qué Sofia? ¿Por qué?
—Cuando tú te fuiste, todo pareció irse a pique para mí. Un día cualquiera mi papá se fue de la casa dejándonos a nuestra suerte. Además, le diagnosticaron una enfermedad a mi hermanita en los pulmones, no te imaginas cuanto cuestan sus pastillas. Mi madre tuvo que conseguir un trabajo de noche, que a duras penas cubría el gasto de la comida y los servicios. Ahí fue cuando Sofia apareció. Fue como nuestra salvadora, o al menos así lo ve mi madre.
—¿Quieres decir qué estabas con ella por interés?
—Creo que la palabra adecuada es gratitud. Ella nos ayudó sin pedir nada a cambio, sin embargo mi madre me insistía que estuviera con ella a cada rato, al pasar los meses y no saber de ti, cedí.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Cada vez que intentaba hablar contigo tú no me dejabas decir nada.
—No sé que decir Dixie, lo siento. Pero tú no sabes todo lo que yo he sufrido por ti.
—Y yo por ti, pero por favor dejemos eso de lado. (Dixie toma las manos de Addison) Yo a ti te amo, eres la única persona que he llegado a amar. Por favor, vuelve conmigo.

Sin palabras.

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