6.
Nuevas experiencias y nuevos sentimientos
Castleton, Derbyshire, England
Era otra sorprendente mañana despejada en Castleton, aunque las estrechas aceras estaban mojadas y resbaladizas por haber lloviznado con aguanieve toda la noche y hacía cada vez más frío. Minako, que había amanecido con un humorcito inusualmente optimista, parecía estar tomando una decisión muy difícil. Dos pares de botas planas de una gamuza ordinaria alternaban su vista celeste y eran duramente juzgadas por la modelo. La única zapatería decente que encontró tenía menos zapatos que uno de los estantes de su vestidor. Luego de rumiar como veinte minutos más, decidió tomar las negras. Todo lo feo se ve menos feo en negro. O eso opinaba ella.
—Asumo que el forro es sintético, ¿verdad? —preguntó reacia a la dependienta. Ella asintió con una sonrisa forzada.
—Si no hay más remedio —accedió entregándole su tarjeta de crédito.
—¿Es para regalo? —preguntó la vendedora, al fin aliviada de que hubiera comprado algo a pesar de haberlo criticado todo.
—Señorita, jamás me atrevería a someter a otra persona a usar algo así. Esto es un caso extremo.
La mujer cerró los ojos un momento, como tratando de procesar las palabras de la americana, pero unos golpes en el cristal del aparador le hicieron girar la cabeza hacia la calle.
—¡Minako! —le gritó el niño sonriéndole como si acabara de ver a su nueva persona favorita.
—Shen —se sorprendió, y salió del local para saludarlo. Luego miró a Yaten que iba detrás suyo y su sonrisa se amplió, al igual que su corazón ya empezaba a dar los primeros bandazos y giros mortales del día con su presencia —Hey, hola.
—Quiero aclarar que no te estamos persiguiendo. Es un pueblo chico —le advirtió Yaten con una sonrisa socarrona.
Minako aleteó con su mano, cubierta con unos guantes de peluche rosados.
—Y qué lo digas... a ésa mujer me la he encontrado en al menos cinco sitios el día de hoy. Casi la siento de mi familia.
La señora se sintió observada y los miró de mala forma. Mina y Yaten se rieron al unísono y le dieron la espalda.
—¿Compras? —le preguntó Yaten con la misma mueca, lógicamente advirtiendo la clase de tienda que era, y la clase de chica que era ella.
Minako hizo un mohín.
—Sucede que ya no puedo usar las botas de Usagi. No lo divulguen —le cuchicheó a Shen, que se rió graciosamente, después se dirigió a Yaten —.¿Y ustedes? ¿Qué hacían?
Shen, como todos los niños de su edad, se tomó la libertad de interrumpir a su padre con un grito eufórico.
—¡Vamos al festival del duende! —exclamó asustando a Minako.
Yaten suspiró.
—Vamos al festival del duende —repitió él en voz baja, como si no tuviera alternativa.
—Ooooh. ¿Y qué hay ahí?
—Hay mucha comida, golosinas, juegos, cantos... y concursos de muñecos de nueve. ¡Ah, y trineos!
Era obvio que esa era su parte preferida.
—Suena muy... navideño —repuso Minako tratando de ser agradable.
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Un amor de intercambio
FanfictionUsagi y Minako tienen vidas totalmente distintas pero tienen algo en común: ambas tienen el corazón roto, y quieren huir para olvidar. Así que durante las fiestas navideñas intercambian lugares sin saber que el verdadero amor también podría estar ag...