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Donghyuck suspiró frotándose las manos con nervios y vergüenza, había sido paciente y agradecido con todas las oportunidades que le brindó la vida junto a la pequeña ayuda de sus amigos para ganar cercanía hacía el tímido chico que tanto le gusta, ahora, después de casi cuatro meses de convivencia general, cree que es el momento de dar un paso para crear una amistad estrecha junto a él mientras anhela en algún futuro poder lograr mucho más que eso.
Sí, está enamorado, se derrite en corazones con el mero pensamiento del chico canadiense, lo preciosos que son sus rasgos faciales, su suave y clara voz, su bonito acento al hablar, sus preciosos ojos grandes resaltados gracias a esos lentes negros y redondos, cuando se pone tan nervioso que sus mejillas se pintan de rojo y empieza a tartamudear e incluso sus cejas llamativas le encantan, oh dios, ama demasiado a ese muchacho. Ha intentado muchas cosas para acercarse a él, sentarse a su lado en el comedor o en clases, ofrecerse a llevarlo a su casa a la salida, pedirle que sea su pareja para los trabajos en duo y demás cosas que aceptaba pocas veces pues el detalle más importante a resaltar de su crush es su tímida personalidad, no podía ir simplemente y darle un beso o abrazo de la nada, hablar sobre temas que las demás personas consideran privados o sólo juntar sus manos al caminar, no, Mark no es como todos sus amigos que se lograron acomodar a su personalidad intensa en poco tiempo, él pelinegro huye ante la mínima muestra de contacto con incomodidad y eso entristece constantemente a nuestro castañito.
Pero ese día en particular tenía una excusa para intentar salir con el chico, afortunadamente ninguno de sus otros amigos estaba libre para querer unirseles así que espera con mucha añoranza que él acepte.
A mitad de la jornada, antes de salir a descanso le avisó a sus otros amigos que se fueran adelantando para poder tener su oportunidad de hablarle al mayor al acabar la clase; por lo que cuando el timbre sonó se dio ánimo y se acercó al pelinegro cuando ya la mayoría se había largado a la cafetería.
-Buenos días, Hyuuung- su sonrisa brilló automáticamente al saludar al pobre chico que desfalleció ante el angelical saludó del moreno.
-Buenos días, Donghyuck- el contrario tardo unos segundos en responderle, sus mejillas se colorearon tan bonitas que el pecho del pequeño sol dolió ante sus fuertes latidos nerviosos.
-Oh Hyung, pues yo me preguntaba si... ¿estás libre hoy en la tarde?- sin importar el animo mental que se dio tanto tiempo atrás falló rotundamente en sonar decidido y evitar que sus mejillas se coloren también, y ahora se frotaba sus manitas con miedo.
-¡Si!, eh, digo, no... eh- en ese momento parecía que ambos tenían una batalla por cuál de los dos podría parecer más un tómate, aunque la piel pálida del mayor le daba un poco de ventaja -si estoy libre, ¿por qué la pregunta?.
Adorable. Cualquier tercero en ver esa escena puede afirmarlo, como Taeyong, que los vio por casualidad mientras pasaba frente al salón y salió corriendo emocionado a contarle a sus amigos que probablemente "su pequeño Mark" esté abriendo su corazoncito a alguien.
