Meses fueron descartados en el calendario y yo aún seguía allí. Sabía que nada iba a ser igual porque antes todos pensábamos en que después de esa cirugía iba a ser la última vez yo estando dentro de esa clínica, al menos eso creí. Pero no, no era así que quería "vivir mi vida", Dios tiene un propósito para todo y todos y si éste era el mío yo lo aceptaba sin importar qué. Con el simple hecho de haber despertado todos los días estos últimos meses ya era satisfactorio para mi.
En uno de esos días era temprano por la mañana, tocaron a mi puerta, y después del doctor Henry asomarse un poco, entró a mi habitación. No estaba solo, porque a su lado tenía una mujer, y sin darme oportunidad de observar el panorama, este dijo:
- Connor, te presento a Grace Stirling, ella será tu enfermera desde hoy, espero que se lleven bien. Cualquier cosa que necesites sólo dile a ella.Esta mujer me miraba de una forma algo curiosa, cuando observé sus ojos, éstos tenían reflejos brillantes simulando querer llorar, sus labios temblaban, ella estaba sollozando. Desde que el especialista la vió de inmediato le pidió que salieran del cuarto y después ambos se alejaron sin permitirme decir nada.
Mientras las semanas pasaban yo estudiaba el mirarme de aquella mujer, hasta que la valentía llegó a mi y le pregunté de una buena manera por qué o de qué venía esa forma tan peculiar cuando utiliza su expresión facial, a lo que ella de inmediato respondió:
- Disculpe señor Connor, no era mi intención hacerle sentir incómodo o asustado, lo que pasa es que usted me recuerda al hijo que por el cáncer perdí. Él tenía su misma edad cuando murió, sé que no es una situación favorable para decírselo, pero describir mediante usted a mi hijo es todo lo que me queda. Han pasado 5 años de esto, creí que tenía mis emociones bajo control, pero cuando lo conocí mediante el doctor Henry pude notar que no era así, entonces ese día todos mis sentimientos salieron a flote. De nuevo le pido mis más sinceras disculpas.Me sentí tan mal por aquella mujer, que de mi interior salió decirle:
- No pasa nada, eso no es su culpa, y descuide aunque piense que no era un momento indicado para decir algo así, tenga la certeza de que tampoco hay uno correcto. Sé que para usted fue muy difícil atravesar esa situación, es por ello que le brindo mi amistad, no llevo su sangre pero si en mis condiciones plenas estoy, asegure de que la trataré como mi madre. Tal vez esta sea la primera vez que hablamos fuera de las conversaciones cotidianas enfermera-paciente, quizá sea un poco extraño para usted, permita decirle que no quiero ni está en mis pensamientos reemplazar a alguien, pero en verdad me inspira mucha confianza y de todo corazón le digo que por su humildad y sencillez se ganó no un amigo, sino un hijo.Cuando terminé de decir eso sus ojos estaban empapados de llanto, me dio un abrazo tan fuerte y sentí como ese instinto maternal se iluminó de nuevo en ella. Me pidió que no la llamara “enfermera” sino por su nombre, y eso hice, desde ese día era como mi protectora, mi ángel mandado del cielo para cuidarme, mi segunda madre, mi Grace.
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Diario de un cáncer
Cerita PendekUn chico llamado Connor, narra como fue el cáncer en su vida. Él sólo era un adolescente cuando lo diagnosticaron y para todos fue una sorpresa que lo que parecía ser una falla respiratoria se convirtiera en nada más y nada menos que cáncer.