Parte 9

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Matsuri 9

Gaara quiere acompañarme a casa y aunque me gustaría no dejarlo ir debo insistirle en que vuelva al colegio o será expulsado tarde o temprano.

—Los viernes no es necesario que me quede en la escuela —responde mientras se me acerca—. Y Shikamaru dice no saber nada, pero no lo sé... creo que sólo me está mintiendo.

—¿Por qué piensas eso? —pregunto, nunca vi a Shikamaru actuar o decir algo raro... quizá simplemente ellos no recuerdan nada.

—¿La forma en la que habla? — responde y yo le doy un corto beso —¿De verdad irás sola a casa? —susurra, yo asiento—. Si pasa algo me debes llamar, ¿sí?

—Lo sé, Gaara, deja de preocuparte tanto —lo abrazo, me encanta sentirlo cerca y debo darle la seguridad de que saldremos bien de todo este extraño enfrentamiento—. Te veo el lunes, iré con mis padres a visitar a mis abuelos y volvemos el domingo.

—Te veo el lunes —responde y vuelve a besarme, lo beso también porque sin duda estar con él es lo mejor que pudo pasarme en esta vida.

Es extraño llegar a casa y que todo parezca tan normal, mis padres terminan de empacar nuestros pequeños bolsos y yo les ayudo a subir las cosas al auto.

—Deberías invitar a Gaara la siguiente vez —dice mi madre, increíblemente mi padre asiente.

—Se lo comentaré —respondo con una sonrisa, el resto de la plática se basa en cosas escolares y pendientes familiares que hay que atender.

Dos horas después estamos en casa de mi abuela, me siento a salvo aquí... increíblemente lejos de Sasori, aunque no puedo evitar extrañar a Gaara.

Mi abuela nos recibe en su gran patio con una sonrisa igual de grande, hace años mi abuelo murió, pero ella nunca quiso dejar su casa, me sorprende lo feliz que es. La abrazo con fuerza al llegar.

—Que alta estas —dice sonriendo, es mentira por supuesto, pero se lo agradezco.

—¿Cómo te encuentras abuela? —pregunta

—Excelente...

—Matsuri tiene un novio, mamá —dice mi madre y mi abuela sonríe con entusiasmo y curiosidad.

—¿Y cómo se llama?

—Gaara —responde mi padre—. Y estudia en el colegio Sunagakure, uno muy importante.

Mi abuela abre los ojos con sorpresa —Que bien ¿Es un buen chico? —me pregunta

—Es un gran chico —digo con sinceridad.

—¿Y de casualidad es un chico pelirrojo, Matsuri? —pregunta curiosa

Levanto una ceja y asiento —¿Cómo lo supiste, abuela?

Ella se encoje de hombros —Algunas cosas nunca cambian —Mi abuela vuelve a sonreír y me acaricia el cabello—. Vamos dentro, preparé una comida riquísima.

El sábado, estar en casa de mi abuela me relaja demasiado, he podido dormir bien y mis ratos libres los ocupo manejando mejor el chakra y mandando mensajes a Gaara, Sari y Hinata.

Domingo, terrorífico domingo, mañana por la noche cometeremos un crimen... por un bien mayor, claro, pero me siento ligeramente nerviosa.

—Matsuri ¿podrías ayudar a tu abuela con la cena? —pregunta mi madre y yo corro a la cocina a ayudarla.

Mi abuela revuelve el guiso y me mira —Pon la mesa por favor, querida.

Yo lo hago, sin embargo, algo llama mi atención, jamás había notado las muchas antigüedades que mi abuela tiene por la casa... o al menos jamás les había puesto verdadera atención, quizá porque en unas horas robaré un museo lleno de antigüedades.

Relojes de Arena (Matsuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora