Matsuri 2
La oscuridad no me deja distinguirlo del todo, pero estoy segura de que lo he visto antes. No me da tiempo de decir nada, mi perseguidor me alcanza y también mira hacia el techo.
La figura sonríe, es una sonrisa horrible, burlona y amenazante. No puedo moverme.
—Tenemos que irnos —dice mi perseguidor. Me coge fuerte del brazo y me jala hacia él. Es pelirrojo, como la persona que, ahora estoy segura, me miraba desde la ventana del café.
Estoy corriendo, no, me está llevando con él. Intento zafar mi brazo de su agarre, pero es muy fuerte. Corremos calle abajo, creo que quiere ir hacia la avenida iluminada. Yo solo quiero escapar de él... de ellos.
Me detengo, y lo obligo a detenerse —Suéltame, suéltame, suéltame —le digo, mi voz refleja mi pánico.
Él me mira por unos segundos, creo que lo conozco. Él mira hacia arriba. El hombre que nos persigue da un salto gigante, inhumano, y cruza del techo de un edificio a otro como si saltara un pequeño charco. Imposible.
—Vamos Matsuri —dice el chico pelirrojo y vuelve a jalarme. El hombre que nos persigue se mueve demasiado rápido y es obvio, somos su presa.
El pelirrojo comienza a correr de nuevo, sin soltar mi brazo y esta vez, corro con él. Tengo dos opciones, seguir al pelirrojo o dejarme atrapar por el hombre de los tejados.
¿Matsuri? ¿Cómo sabe mi nombre?
Llegamos a la avenida, la luz y el sonido de los autos me relaja un poco, estamos a salvo entre tanta gente. Miro atrás. Perdimos al hombre. Él también mira hacia la calle oscura y justo en ese momento logró zafar mi brazo de su agarre.
Mi muñeca está ligeramente roja —Lo siento, no quería lastimarte —me dice, y por alguna razón sé que es sincero.
Doy un paso atrás para mirarlo mejor, es pelirrojo, sí, pero no igual al hombre que miraba desde afuera de la cafetería, y tiene ojos extrañamente familiares.
—¿Cómo...? —tartamudeo involuntariamente—. ¿Cómo sabes mi nombre?
Él me mira, parece estar tan confundido como yo y no responde.
—¡Cuidado! —grita alguien detrás de mí y él me jala para alejarme del peligro. El chico en bicicleta pasa junto a nosotros y sigue su camino.
Él sigue mirándome —Basta —le digo. Su intensa mirada me incomoda y él mira hacia otro lado.
—Lo siento, Matsuri...
—¿Cómo sabes mi nombre? —vuelvo a preguntar, alejándome un poco.
—Yo... —balbucea—. No... eso no puede ser posible —murmura hablando consigo mismo.
—¡Cómo lo sabes! —le gritó. Estoy asustada y él se comporta cada vez más extraño.
Él chico se pasa la mano por el cabello con desesperación y da un paso hacia la oscuridad del callejón —Ahora... lo recuerdo. No eran sueños, no eran sueños. Tú.
Me alejó un poco más dejando suficiente distancia para correr. Él me mira.
—¡Matsuri! —vuelve a decir, creo que está emocionado.
Suficiente, voy a correr.
—¿No lo recuerdas, cierto? La guerra, la aldea. ¿Lo recuerdas?
—No... no sé de qué hablas.
Él asiente, da un paso hacia mi y yo doy un paso hacia atrás —Ahora es más claro. Él quiere atraparte... no recuerdo por qué, debe odiarme. Pero te busca —dice el chico, pero no habla conmigo realmente.
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Relojes de Arena (Matsuri)
Fiksi PenggemarCuando un reloj de arena se voltea ¿Hacia donde fluye el tiempo? Mi vida era sencilla y tranquila hasta la noche en la que lo conocí o más bien, la noche en la que Gaara me encontró. Ahora que Gaara ha reaparecido en mi vida no puedo ignorar la pe...