El nuevo. Capítulo II

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CAPITULO 2

Bajé las escaleras. Mi casa se encontraba algo alejada de la calle principal. De tres pisos, es una amplia pero hermosa vivienda que cuenta con una cocina con salida al patio trasero, ahí se encuentra una alberca, la cual no se usa desde que terminó el verano. La sala es amplia, se ubica a la entrada de la casa y está llena de flores en jarrones por aquí y por allá, esparciendo aroma y color en la habitación. Mi hogar cuenta con un baño en la primera planta y en el segundo piso hay tres habitaciones con baño propio excepto una de ellas, el ambiente general de la casa es fresco y acogedor.

Camine por el pequeño pasillo abierto que llevaba de las escaleras, atravesando la sala hacia la cocina y tome una tostada untada de crema de cacao, dándole un mordisco le sonreí a Helen, nuestra ama de llaves —Hey, Helen— Salude besando su mejilla al tiempo que tomaba de su lado la botella con agua que me llevaría al instituto.

Helen me sonrío con afecto marcado en su rostro algo arrugado pero no tanto como decía su edad. Su cabello no era completamente blanco y parecía alguien con muchos años más por delante. —Hola, mi niña— Me dijo con un acento maternal en la voz. —No recordaba que hoy entrabas a la preparatoria de nuevo, finalmente tu ultimo año, tú madre estaría muy orgullosa-

Helen era nuestra ama de llaves pero llevaba con nuestra familia desde incluso antes de que naciera Thomas, Rachael le decía abuela. —Lo sé, me hubiera gustado tenerle aquí— Sonreí levemente y dando vueltas por la cocina tomando un desayuno ligero me despedí de ella y mi hermana que acababa de entrar en el lugar.

—¿Es que no vas a comer?— Me miró frunciendo el ceño, como mamá lo habría hecho. Reí ante esa imagen y le señale la tostada que había tomado

—En el camino— Le aseguré mientras salía de la cocina directo a la puerta de entrada

—Bien, llega pronto que la abuela y yo haremos un gran banquete de cenar!— Me gritó antes de que saliera de la casa cerrando la puerta detrás de mí.

Bajé del bus caminando hacía la entrada de la preparatoria, a mi alrededor habían personas saludándose por primera vez después del verano y otras demasiado preocupadas mirando el suelo con cuidado de no resbalarse con el agua de la lluvia anterior que ahora había parado, de seguro eran los nuevos o aquellos que no tenían ganas de socializar, como yo.

—¡Hey, Scarlett!— Ahí, a seis metros de distancia con un suéter negro un poco parecido a esos que te regala tu abuela cuando es navidad (yo no dudaría que en realidad, su abuela se lo hubiese dado), pantalones de mezclilla negros y converse rojos combinados con los adornos del suéter que eran del mismo color, se encontraba Dave.

Suspiré al ver lo parecido que se encontraban los colores de nuestros atuendos. —Hey, Dave— Sonreí forzadamente mientras le salude con poco entusiasmo. No por él, por la situación en que estabamos envueltos de chicos nuevos y algo tarde para llegar a clase a tiempo, mas el no pareció darse cuenta porque siguió con su expresión impasible que resaltaba por su sonrisa amplia.

Probablemente si esto me hubiese pasado cuando estábamos en primero, mi corazón estaría desesperado y no podría ni contestarle el saludo. Al menos podría charlar con el chico de mis sueños ahora.

Dave Myers era el típico chico lindo e inteligente del cual todas están enamoradas secretamente, incluyéndome. El era alto con un cabello castaño claro y una forma de cara que resaltaba sus ojos azules y su mandíbula... Su mandíbula era... Dioses, no dudaría en depositar un beso ahí. Tenía unas pocas pecas en las mejillas que lo hacían ver adorable. Era un chico popular claro, no tan popular como el chico atleta que se folla a todas, pero si uno de los que tendría un 9.2% en la escala del 1 al 10 de aprobación de un padre. Ese 8% seria porque es hombre.  

—Vaya, estas mejor! La última vez que te miré estabas algo… demacrada… He de suponer que por tu madre— Habló con delicadeza y su expresión se puso alerta esperando no haber lastimado mis sentimientos. Me tensé al escuchar su frase y me sentí mal cuando el bajo la mirada incomodo al darse cuenta de mi reacción. Oh, no. No era su culpa, tenía que aclarárselo, por lo tanto trate de sonar relajada y bajar los hombros sonriéndole levemente.

—Si… Lo sé, ahora estoy mejor. Gracias Dave— Le miré directamente a los ojos cuando levanto la mirada.

Dicen que cuando una persona miente aparta la mirada, bueno, en mi caso era justo lo que pasaba, aparté la mirada primero y no solo por que estuviera mintiendo. Dave tenía unos ojos que cuando te miraban sentías que podían indagar en tu alma y sacar a la luz tus mas grandes secretos. Él sabía que no estaba mejor, pero cuando sentí sus brazos a mí alrededor me estremecí de pies a cabeza. ¿Dave Myers estaba abrazándome? Oh, vamos. Que no sea por lastima, que no sea por lastima. Mi mente se peleaba entre responder el abrazo o apartarle, pero finalmente él se separó de mi y tomo mi rostro en su mano acariciando mi mejilla, mire de nuevo a sus ojos y no estaba ese característico brillo de disculpa en ellos, lo cual me hizo suspirar de alivio, no quería que Dave ni nadie sintiera lastima por mí. —Vamos a clases, Scar— Susurró con una voz algo trabajosa y al sentir el aire de sus palabras pasar cerca de mi cara me temblaron las piernas, no me había dado cuenta de lo cerca que estábamos dado a que me había perdido en sus ojos color zafiro que ahora estaban algo oscuros. Respiré entrecortado y entonces Dave se alejó. Caminamos lado a lado hasta el salón de clases donde el profesor ya estaba ahí. Vaya, o nuestro pequeño momento en la entrada se había llevado mucho tiempo o el profesor era demasiado puntual.  Pedimos permiso para entrar —Creo que no hay bancas— Apenas escuché a Dave detrás de mí.

En mi asiento de costumbre estaba un chico que me regreso la mirada.

Y entonces él me sonrió.

¡Gracias por leer viajer@s! No se olviden de votarme y recomendar mi novela ;) 

At The End (Al final...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora