Capítulo 3.

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Cuando Lexie despertó el sábado por la mañana, lo primero que hizo fue correr hacia la habitación de sus madres. La niña esperaba encontrarse a Kara, ya que usualmente Lena siempre salía temprano al trabajo, incluso si era fin de semana, pero se llevó una gran y grata sorpresa al encontrar a su mami, la chica sonrió con emoción y saltó sobre Lena, quien aún estaba completamente dormida.

—¡Mami! ¡Estás aquí!— La niña empezó a saltar sobre la cama y movió el hombro de la ojiverde para que despertase.

Lena abrió los ojos con lentitud, los suaves y escasos rayos de luz solar hicieron a Lena fruncir la nariz y quejarse por lo bajo, sentía que no había dormido absolutamente nada, los recuerdos de la noche anterior hicieron que una profunda tristeza inundase su pecho, pero rápidamente ese sentimiento desapareció cuando miró el rostro alegre de su hija.

—Hola, monita— Se sentó sobre la cama y atrajo a Lexie hacía sus brazos, la pequeña ojiazul le devolvió el abrazo, totalmente feliz.

—¿Por qué no estás en el trabajo, mami?— Preguntó la pequeña con total inocencia, era obvio que le emocionaba la idea de tener a su madre en casa, pero al mismo tiempo se le hacía extraño.

—Pues... tengo vacaciones, querida, no iré a trabajar durante algunas semanas— Lena sabía que Lexie ya se había acostumbrado a no tenerla en casa, lo que le dolió profundamente, se había perdido tantos momentos con ella.

—¿En serio?— Lexie la miró con emoción y sus ojitos azules brillaron intensamente, Lena asintió igual de emocionada.

La chica se levantó y comenzó a brincar con emoción sobre la cama, Lena rió al ver la interminable energía que tenía su pequeña, le envidiaba, ya que ella se sentía totalmente agotada.

—¿Dónde está mamá?— preguntó Lexie una vez que se había cansado de saltar sobre la cama.

—Ella... fue por un poco de agua a la cocina, seguramente vendrá enseguida, amor— Lena soltó lo primero que se le pasó por la mente, ni siquiera sabía si Kara estaba en casa, o si estaba despierta, apenas eran las 8:30 de la mañana.

Por fortuna, y como si Lena la hubiese invocado, Kara apareció en la puerta de la habitación, llevaba consigo 3 platos grandes apilados uno sobre otro, en el plato de hasta arriba había una gran pila de panqueques.

—¿Alguien tiene hambre?— Preguntó con una gran sonrisa en su rostro, aunque la sonrisa fue dirigida para Lexie, no para su esposa.

—¡Yo!— Respondió la niña de inmediato.

Kara le dioun plato a cada una, pero no miró a Lena en ningún momento. La ojiverde sintió como un gran nudo crecía en su garganta, se sentía como la peor persona del mundo, no entendió cómo es que pudo haber dudado de Kara, al verla interactuar con Lexie, se dio cuenta que era la mejor madre del mundo y probablemente la persona más pura que había conocido.

Las tres desayunaron con relativa tranquilidad, era el primer desayuno que compartían en familia desde hacía mucho tiempo. Lexie se veía encantada ante la idea de desayunar en la cama y tener de compañía a sus dos madres, pero Kara y Lena no compartían la idea, la tensión entre ambas no bajó ni un poco durante el desayuno, Lena no sabía qué hacer para que la tensión disminuyera, mientras que Kara hacía todo lo posible por no entablar una conversación con la ojiverde.

—¿Podemos ir a comprar un arbolito de navidad?— Preguntó Lexie una vez que terminó de comer su tercer panqueque. —Ya casi es Navidad, y si no tenemos un árbolito Santa Claus no vendrá.

—Claro, iremos hoy mismo, pequeña— Kara pellizcó suavemente la mejilla de su hija.

—¿Vas a venir, mami?— Lexie miró a la ojiverde.

All I want (for Christmas) - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora