All I want (for Christmas) - Supercorp

Capítulo 4.

Lena fue la primera en despertar, cuando sintió que algo se subía a la cama y se acurrucaba junto a ella. Le tomó algunos segundos abrir los ojos y reaccionar, sentía la calidez del cuerpo de Kara junto a ella. Sonrió alegremente al notar que Kara la abrazaba por la cintura, quedando ella como la cuchara pequeña.

—Hola, cariño— Saludó a Lexie, la pequeña estaba acostada a su lado, con su oso de felpa abrazado al pecho y con su cabecita apoyada en el pecho de la ojiverde.

—Hola— Respondió Lexie en un tono cortante y se juntó más hacía su mami.

—Lexie, ¿Estás bien?

Lena supo que algo andaba mal con su hija cuando la pequeña no la saludó con el mismo entusiasmo de siempre, además la chica, quien usualmente era un pequeño saco de energía, se veía bastante agotada.

—Tengo frío— Se quejó.

—Tienes fiebre— Aseguró Lena una vez que tocó el rostro de su hija, sus mejillas se sentían más cálidas de lo usual, pero tampoco era algo alarmante.

Lena giró entre los brazos de su esposa, quedando frente a frente con la rubia. La reportera estaba profundamente dormida.

—Kara— La llamó en un susurro, pero la rubia ni se inmutó. —Amor— Movió suavemente el hombro de su esposa.

—¿Q-Qué pasa?— Kara arrugó adorablemente la nariz, haciendo a la ojiverde sonreír con ternura.

—Lexie tiene fiebre— Anunció Lena y se acercó para dejar un fugaz beso en la mejilla de Kara. —Oh, Oh.

—¿Qué?— Kara abrió los ojos con pesadez al escuchar la expresión de su esposa, se sentía terriblemente cansada.

—Creo que tú también tienes fiebre— Lena palpó la mejilla de la reportera, solamente para confirmar que tenía fiebre, sus mejillas se sentían bastante cálidas.

—Ugh— Se quejó Kara cuando un escalofrío recorrió su cuerpo y se enredó entre las mantas.

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—Lexie, por favor, esto sabe a cereza.

Era domingo, así que no había médicos disponibles, a menos que fuesen a urgencias; por supuesto, a Lena no le importaba llevar a su esposa y a su hija a urgencias, pero Kara la detuvo antes de que Lena perdiera la cabeza, no iban a ir a la sala de urgencias por un pequeño resfriado.

A regañadientes, Lena desechó la idea de llevar a sus dos ojiazules al hospital y en lugar de eso llamó a Alex; Alex era doctora, más específicamente, era neurocirujana, pero claro, ella también podía atender un resfriado. Alex se burló de Lena por su paranoia, pero le dijo que todo iba a estar en orden, sólo tenían que tomar medicina para calmar la fiebre, beber muchos líquidos y estar en reposo un par de días.

En aquel momento, Lena intentaba hacer que Lexie tomase su medicina, era un horrible jarabe color amarillo vomito, el sólo olor le provocaba arrugar la nariz, pero trataba de mantener un semblante neutro, o su hija jamás lo tomaría.

—Cariño, por favor, sabe rico— Insistió Lena con exasperación.

—No, eso dijiste la última vez— Lexie se cruzó de brazos y arrugó el entrecejo.

Lena suspiró, agotada, llevaba al menos 15 minutos tratando de convencer a su hija, pero era inútil y el aspecto del jarabe no ayudaba en nada, Lena juraba haber visto como una burbuja emergía de éste.

—Lexie, mamá se lo va a tomar, ¿Sí? Verás que no sabe feo.

—¿Qué?— Kara, quien estaba dormitando, abrió los ojos de golpe. —No es necesario, yo ya me siento bien, ya ni siquiera tengo fiebre— Sonrió con nerviosismo.