Rechazo

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Pasan dos semanas

Yue se ha quedado allí hablando con Dylan, leyéndole libros, poniendo música estimulante y cantándole con su hermosa voz que a él siempre le encantaba escuchar...

En estas semanas, los moretones y heridas de Dylan han sanado, y su rostro está guapo de nuevo. A Yue le encanta mirarle la cara; lo acaricia y lo besa, dándose cuenta de la ironía: ella es la ladrona ahora, los papeles se han invertido. ¿Dejará que ella lo bese una vez que despierte? Esto la pone nerviosa... ¿Se sentía Dylan tan ansioso cuando me estaba robando besos? se pregunta ella.

Yue ya ha leído 5 libros enteros en voz alta, libros que pidió le trajeran de la biblioteca en la oficina de Dylan porque él mencionó que eran de sus favoritos. Ella se los lee con entusiasmo, haciendo que cada palabra cobre vida para que Dylan pueda disfrutarlos en caso de que de verdad logre escucharla.

Yue además sonríe cuando se imagina cómo reaccionaría Dylan al escuchar ciertas canciones que ella canta y pone para él, su gusto musical es muy diferente, pero ella trata de elegir algunas melodías que también él apreciaría "porque no quiero que te quejes cuando te despiertes y me digas que solo puse mi estilo de música", dice ella.

Hoy Yue tiene agarrada la mano de Dylan y la besa con la cabeza inclinada en la cama, hablándole, implorándole: "¿Y si te despiertas hoy? ¿Estás postergando porque puedes oír mi voz y preferirías que yo no estuviera aquí? ¿Quieres que me vaya? ¿Abrirías los ojos si me fuera? Dime qué hacer y lo haré... ¡Te lo ruego!"

Una lágrima solitaria corre por su mejilla.

Yo sé que fue por mí que acabó esta historia
Y queda en manos de mi memoria
Que por las noches te pueda ver
¿Por qué nunca admití estar enamorada?
Siempre lo supe y no dije nada
Mi corazón se quiso esconder

"Em..."

¿Qué? ¿Qué fue eso? Yue levanta los ojos y ve la boca de Dylan moviéndose.

"Oh, ¡Dios mío! ¿Dylan?" Yue presiona el botón para llamar a la enfermera repetidamente sin perder contacto visual con él.

Dylan tose un par de veces y gime. Su garganta todavía está adolorida por la entubación que le quitaron hace unos días, y tiene sed.

El corazón de Yue se acelera, no puede creer que finalmente esté despertando.

La enfermera entra en la habitación y pregunta qué pasa. Yue apunta a él con el dedo.

"Voy a llamar al médico de inmediato, vendrá en un minuto."

Dylan se queja del dolor y trata de moverse sin abrir los ojos. Su pierna se siente rígida porque tiene un yeso y no lo sabe. Todo su cuerpo se siente extraño, como si lo hubieran pegado después de romperse en pedazos.

"Dylan, abre los ojos..." Yue le pide.

"¿Qué... estás... haciendo aquí?" balbucea.

Hoy no hay perdón.

"Te fuiste..."

"Regresé. Estoy de vuelta."

Dylan tose de nuevo, pero más fuerte, y el doctor llega.

"Señora Wang, por favor espere afuera."

"Está bien."

Los padres de Dylan llegan mientras el doctor le está haciendo todo tipo de pruebas a Dylan. Revisa su pulso, mide su presión arterial, comprueba sus reacciones a la luz y a los estímulos. Todo parece normal. Le da instrucciones a la enfermera para que empiece a darle alimentos blandos durante un par de días y ver cómo reacciona, luego llama a la familia.

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