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Una semana después todo había empeorado en demasía, Kai simplemente seguía evitando lo más posible ver a Soobin mientras que él no hacía nada para arreglar ese gran lío, el menor se sentía un poco tonto por esperar que las cosas se dieran de otra forma.

Había soñado tantas veces con aquel día donde le declaraba sus sentimientos a su hyung y jamás imaginó que terminaría de aquella forma, le dolía, desde el centro de su pecho algo quemaba y lo convertía en alguien tan vulnerable. Lo extrañaba, nunca habían pasado tanto tiempo separados, era quizá más unido con él que con su propia familia.

La paranoia lo consumía gritándole que todo era su culpa por enamorarse de él. En cierto punto sentía que merecía el rechazo de Soobin, porque él lo veía como un hermano menor y era un vínculo imposible de borrar de la noche a la mañana.

Estaba divagando, estaba tan abrumado que no notó cuando la mirada de su profesor se posó sobre él, cerró los ojos, se había jodido.

-Señor Huening- el profesor alzó la voz, se veía realmente enojado- ¿Podría leer lo dictado?- ordenó alzando una ceja, el menor se inclinó temeroso frente su hoja vacía de palabras, sonrió con nervios y desvío su vista hacia la pizarra.

-A mi clase se viene a aprender y si usted no está interesado en hacerlo puede irse.

-Yo...- el menor intentó defenderse pero sabia que era en vano, se puso de pie dispuesto a irse sintiendo las miradas de sus compañeros sobre él.

¡A la mierda con todo!

Tomó su mochila y se fue, sabía que se ganaría una sanción pero estaba harto. Camino a paso rápido hacía el baño y cerró la puerta cuando estuvo dentro, lavo su rostro y se miró en el espejo, las grandes ojeras denotando su falta de sueño, sus noches se habían convertido en una interminable pesadilla.

No quiere llorar pero en su mente solo se repite ese día, el tres de diciembre, cuando Soobin llegó a él tan feliz junto ella para contarle que eran novios. No puede evitarlo, las lágrimas caen por sus tersas mejillas mientras su pecho se hunde en tristeza al recordar cuanta felicidad había sentido al recibir su suéter...

A ti te queda mejor que a mí.

Extraña aquel sentimiento, desde que se alejó de él, desde que le había dado su suéter a ella, nada parecía mejorar.

La odiaba, pero deseaba ser ella, deseaba que Soobin lo viera con la mirada brillando... quería que lo amará a él.

Deseaba desde lo más profundo de su puro corazón que MinJi dejará de existir.

Soobin le había mentido. Soobin era un imbecil...

  -¿Estás bien Kai?- se dió vuelta de inmediato, se sintió tan tonto, alguien lo había descubierto.

-Sí- respondió sonriendo ampliamente-, no se preocupe por mi, hyung.

Bang Chan lo observó detenidamente, se veía tan frágil que le hacia sentirse triste... aun mas triste de lo normal.

-No estás bien ¿qué sucede?- insistió el mayor sorprendiendo Kai, se había quedado mudo, no podía mentirle.

Trató de forzar nuevamente una sonrisa pero le fue imposible, se sentía tan débil ante los ojos de su hyung que  todo ese dolor que tenia clavado en el pecho lo traiciono y se derrumbo frente a él, mil lágrimas mojaban su rostro y sin notarlo se aferro rápidamente a él.

-Kai...- murmuró sintiendo como de a poco su pecho se empapaba debido a las lágrimas del menor y cuando menos lo pensó él también comenzó a llorar.

Estaban compartiendo algo demasiado íntimo, ambos eran tan cerrados en cuanto a sus sentimientos y jamás iban a llorar enfrente de alguien pero estando juntos en ese momento sintieron una conexión tan rara que les fue imposible separarse, que aunque quisieran detener aquel llanto e irse no pudieron hacerlo.

-Perdón por... haberte abrazado- habló Hueningkai luego de algunos minutos-, lo siento si te incomode.

-No te preocupes.- rascaba su nuca intentando parecer desinteresado, pero no era así, jamás había estado tan interesado.

En las dos semanas que habían pasado juntos no habían hecho otra cosa que no sea aprender y enseñar coreano, Bang Chan nunca se había tomado el tiempo de apreciar bien Kai, cuando menos lo pensó ya no pudo apartar la vista de él, porque sus ojos eran hermosos, a pesar de que la tristeza los manchaba en ese momento, sus pestañas tan pequeñitas, sus mejillas abultadas eran demasiado tiernas, sus labios rosaditos y la pequeña mancha sobre su nariz, la  fragilidad que emanaba su cuerpo lo hacía querer protegerlo de todo el mundo.

-Se que aún no tienes confianza en mí but- no podía alejarse, quería estar junto a él, su cuerpo se lo pedía- estoy aquí para ti, I promise.

-Gracias, hyung.- dijo sintiendo un poco de vergüenza al no poder contener las espesas lágrimas que otra vez tomaron su rumbo y aunque Kai intentaba ocultarlas no podía, se sentía tan expuesto, tan tonto y no entendía por qué frente a él no tenía miedo de demostrar que estaba pasando por un mal momento.

Bang Chan volvió a rodearlo con sus brazos, repartiendo caricias en su espalda, intentando demostrarle con aquel acto que él no iba a dejarlo solo.

Que sin importar qué él cumpliría su promesa. 

In your sweater 1 [sookai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora