Tras la cristalera - Incompleta

Capítulo 7

Tomé aire y entré.

            —Corre, que se nos va el avión. Abre la maleta.
            —¿Qué? ¿Qué pretendes hacer? ¿Que se nos va el avión? ¿De qué estás hablando?
           —De que voy a perder mi estúpido vuelo a Hungría con mi instituto para irme contigo a donde quieras que vayas. Y me pienso meter dentro de tu maleta de mano cueste lo que cueste.

            —¿Estás seguro? ¿No nos pillarán?
            —¡Que va! Al fin y al cabo yo ya he pagado, aunque para otro vuelo.
            —¿Y todo lo que llevo dentro de la maleta qué?

            En ése momento oímos unos pasos fuera que venían hacia el baño de hombres. ¡Qué vergüenza! Aarón me lanzó una mirada de alerta y entramos corriendo dentro de una de las puertas individuales en las que habían váteres. Acabábamos de cerrar cuando entró el hombre, que al parecer llevaba bastante prisa. Me costó aguantarme la risa mientras exhalaba suspiros de placer al vaciar el depósito, creyendo que no había nadie escuchándole. Pobre ingenuo. Cuando se fue, Aarón empezó a abrir mi maleta y a sacar lo que llevaba dentro.

            —Patatas fritas, galletas… ¿tienes más ropa en la otra maleta? Te lo digo para sacarte ésta que tienes aquí. Si no, creo que no voy a caber —Dijo riéndose.
            —¡Saca lo que quieras, pero corre! ¿Y si nos pillan qué?
            Aarón lo sacó todo y empezó a meter una pierna. No iba a caber, lo sabía. Me llegaba a la altura de las caderas y no era precisamente muy ancha.
            —¡Ve cerrándola y mientras me voy ajustando aquí dentro!

            Le hice caso, e increíblemente cabía.

            —¡Ya está! —Dije emocionada. No podía ocultar la sonrisa de mi rostro.

            —¡Perfecto! Oye, pero agradecería que abrieras un poco la cremallera para que me entre un poco de aire. ¿Acaso quieres que muera aquí mismo?

            Reí y abrí un poco la cremallera. Estaba muy feliz.
            —Aarón, nos vamos. Sólo te pido que aguantes un poco, y nada más llegar al avión me meteré en el baño y te sacaré. Luego, saldré y saldrás detrás de mí. ¡Pero no me sigas! Busca algún asiento vacío y siéntate. ¿Vale?
            —Joder tía, pareces mi madre. Pero vale, lo haré.