𝟎𝟓

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En aquella mañana cuándo Mateo salió de la cama, él sabía que no habría cosas buenas. Para comenzar, derramó café en uno de sus pantalones preferidos, pisó un charquito de agua con sus Vans y se atrasó para ir a su clase. Mateo odiaba atrasarse. Todo empeoró cuando vio a Manuel vagando por los corredores, entonces concluyó que estaba en el infierno y el propio diablo venía a darle la bienvenida.

- Palacios - él sonrío.

- Vainstein - dijo fingiendo arcadas.

- Adoro todo ese cariño que me tienes.

- Tal vez si no hubieses comenzado con un "quiero follarte" yo sería una persona más amigable.

- Hablando de follar, ¿Aceptas una mamada en la oficina del rector? ¡Parece que no hay nadie ahí!

- ¿Qué crees? Que eso es tentador ¿No es así? - Mateo rodó los ojos - ¿Cuál es tu problema con tener sexo en lugares públicos?

- Lacama se vuelve aburrida después de un tiempo.

Mateo sonrió.

- Eso fue una sonrisa - Vainstein se burló - ¡Fue una sonrisa de verdad! Estamos evolucionando aquí.

- Eso no quiere decir que estarás en medio de mis piernas, Vainstein.

- No cuesta intentarlo - su sonrisa era de hoyuelos, y Mateo sólo ahora puro percibir cuan bonito era cuando Manuel sonreía y sus hoyuelos aparecían, todo su rostro parecía sonreír juntamente, la piel pálida ganaba más brillo, él sonrió de vuelta porque era imposible no hacerlo.

- ¡Odio tanto esto! - Mateo se mordió el labio.

- ¿Esto? - cuestionó queriendo una continuación.

- Cuando sonríes y me haces parecer un idiota, porque llego a pensar que realmente quiero hacer las cosas que propones, llego a contemplar hacer eso.

¿Mateo estaba hablando de sus sentimientos con el chico al que más odia en el mundo? ¡Sí, definitivamente!

- Entonces esta sonrisa realmente funciona - Manuel pulsó la cintura del menor atrayéndolo hacia sí.

- No quiero hacer esto.

- Lo sé, tienes aquella cosa de que tu ego es mayor que tú - murmuró Vainstein.

- Yo podría pasar por encima de él, pero no sé si vale la pena, no por ti.

- ¿Quieres que te muestre que vale la pena? - Vainstein susurro al oído del menor, los pelos de Mateo se erizaron.

Manuel sonrío.

- Esto no precisa envolver sentimientos si no quieres, Palacios - Manuel sonrió.

- Eso no va a suceder, Vainstein - Mateo sonrió llevando a la mano hasta él pene de Manuel, apretándolo, Manuel aflojó el agarre en la cintura de Mateo y fue cayendo en el suelo lentamente, gimiendo y gruñendo.

- ¡Esto es un golpe bajo, Palacios! - Gimió - Hijo de...
- ¡Cuida tus palabras Vainstein! - Mateo se paró al lado de Manuel, que estaba caído en el suelo, y sonrió - No vas ni a pasar la mano por aquí ¿Entendiste, Vainstein? - sonrío tanteando sus nalgas.

[...]

Había algo enfermizo en Manuel que le hacía sentir que necesitaba follar a Mateo cada vez que el menor lo rechazaba, sin embargo el menor de los Vainsteins no desistiría fácilmente, si lo necesitase, él pasaría el resto del semestre entre manadas y dictar retos sólo para conseguir Palacios en su cama. Él creía que estaba creciendo una pequeña obsesión dentro de sí, pero no lo tomaba en cuenta, mientras su mente estaba planeando 1000 maneras de follar a Mateo, él percibió que aquello parecía más que deseo, pero sus pensamientos se detuvieron cuando un par de Vans estaban bajo sus ojos.

𝐃𝐫𝐚𝐦𝐚 (𝚝𝚛𝚞𝚎𝚙𝚕𝚒𝚔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora