Dipper se aborrecía tanto que tenía constantemente deseos de desparecer. Cada noche desde que Mabel había desaparecido, no podía no pensar que ojalá hubiera sido él el que lo hubiera hecho. Él tenía la culpa, él la había herido y él tampoco la detuvo cuando se marchó de la cabaña llorando. Era desolador no saber nada. No tener sin siquiera una pista sobre su paradero, era como si se hubiera sólo esfumado de la faz de la tierra. Pero Dipper la encontraría, costara lo que costara. Él la traería de vuelta aunque eso significase perder la vida. «¿Dónde estás, Mabel?» 𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐭𝐨.