Nunca imagine decir todo esto por medio de un e-mail. Seguramente cuando lo leas estarás confundido, enojado y felizmente casado. -Siempre tuya, Charlotte. Volvió a leer el correo con las palabras atoradas en la garganta y la impotencia carcomiendole las entrañas. La fecha del e-mail era del sábado anterior, un par de horas después de la ceremonia.
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