Midoriya Izuku ha sufrido en primera fila las desgracias de la vida, ha levantado súplicas de piedad hacia el cielo tantas veces que empieza a creer que jamás serán escuchadas. Soportar los golpes e insultos de sus compañeros de clase todos los días, ver morir a su mejor amigo frente a sus propios ojos, escuchar a su madre sollozar y lamer sus heridas arrinconada en alguna esquina de la casa y sentir impotencia por la injusticia de aquella Ley que debió condenar a su padre. Sí, a Midoriya Izuku nada le va bien y allá arriba jamás le escuchan, entonces, ¿Por qué no intentar pedir ayuda a alguien allá abajo?
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