Katsuki encabezaba el grupo que se dirigía a la casa de Izuku en busca de una buena porción de pastel y algo de la deliciosa comida que el anfitrión les había comentado en el transcurso del camino. El rubio se negó a ir atrás de Izuku a pesar de no conocer la dirección de su casa y le pidió que fuera indicando la dirección en voz alta para él poder seguir liderando. Esto a Izuku le dio mucha gracia.
—A Kacchan nunca le gusta ir atrás de nada, es un orgulloso—dijo Mina acercándose a Izuku. Él le sonrió como comprendiendo sus palabras, eso era más que obvio, lo supo desde el primer día que lo conoció.
—Puedo oírte, tonta—reclamó Katsuki con un gruñido.
Izuku miró hacia los costados donde iban los otros tres niños conversando de quién podría comer más pastel. El que le causaba más curiosidad era el niño de los dientes afilados, que según le había dicho Mina se llamaba Kirishima Eijirou. Parecía ser bastante cercano a Katsuki, lo vio acercarse varias veces a él y envolver su brazo alrededor de su cuello, e incluso juró haber visto a Katsuki reír. Debía tratarse de un par de mejores amigos, eso le daba un poco de envidia.
Izuku también quería un mejor amigo como Kacchan.
—Ese es un golpe muy feo ¿Qué te pasó? —La pregunta de Mina lo tomó desprevenido en medio de sus divagaciones. Le costó contener el gesto de inquietud en su rostro así que simplemente lo convirtió en uno de vergüenza mientras agachaba la cabeza—. Si no quieres decirme no importa.
Izuku negó, tampoco debía ser descortés.
—Yo...Suelo ser un poco torpe—Devolvió los ojos hacia la niña y sonrió. Mina solo asintió, esperaba que le hubiera creído, porque ¿Quién se golpea en la mejilla de esa forma?
—Izuku ¿Estará bien que vayamos nosotros en lugar de tus amigos?
El mencionado miró hacia Kaminari Denki, el rubio que siempre parecía querer hacer enojar a Katsuki.
—Mi mamá no sabe a quienes iba a invitar, así que estará bien. Les agradezco que vengan.
—Kacchan nos amenazó—dijo Sero con un puchero en sus labios—. Dijo que lo sigamos o que nos olvidemos de ser amigos.
—¡Jamás les dije eso! Les pregunté si querían comer pastel y ustedes dijeron que sí, como siempre.
Todos rieron por la burla de Sero a Katsuki y él solamente chasqueó la lengua. Izuku en serio estaba agradecido por el gran detalle que tuvo aquel niño que apenas conocía, lo que menos esperó fue regresar a casa con verdadera compañía. Su madre sonreiría todo el resto del día con gran ilusión.
La casa de Izuku se vislumbró a unos cuantos metros, él indicó al resto del grupo cuál de todas era y Katsuki anunció su próxima llegada a comer pastel, todos alzaron la mano envuelta en un puño disfrutando desde ya el sabor del chocolate y el merengue. Izuku estaba emocionado de llevar por primera vez amigos que probaran el delicioso sabor de la comida de su mamá.
En esta ocasión, cuando estuvieron frente a la entrada del jardín de la casa de Izuku, Katsuki le permitió adelantarse para que abriera la puerta. Izuku miró la entrada conteniendo la felicidad en una sonrisa. Sería mucho mejor ver el rostro de sorpresa y felicidad de su madre si ella abría la puerta, así que con eso en mente tocó el timbre y esperó pacientemente a que su madre los recibiera con toda la emoción que guarda para momentos especiales como estos, pero demoró. Demoró dos, tres y cuatro minutos.
La casa no es lo suficientemente grande como para suponer que no escuchó el timbre o que le costara llegar a la entrada. Izuku se preocupó, pero no lo dejó ver en su rostro, por el contrario, les dio una sonrisa y pidió disculpas.
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Infierno Celestial [FINALIZADA]
Fiksi PenggemarMidoriya Izuku ha sufrido en primera fila las desgracias de la vida, ha levantado súplicas de piedad hacia el cielo tantas veces que empieza a creer que jamás serán escuchadas. Soportar los golpes e insultos de sus compañeros de clase todos los día...