Capítulo VI

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El sonido de la sirena alertó a los testigos del accidente la llegada de la ambulancia, los automóviles que se habían cruzado en el camino con el propósito de cerrar la calle abrieron espacio al transporte médico y las dos patrullas de policía que lo precedían. El conductor de la camioneta que había ocasionado tan fatídico accidente se conservaba inquieto dentro de la cabina del vehículo, siendo impedida su fuga por dos hombres que atascaban las puertas con todo el peso de su cuerpo. Aquel hombre debía responder por los daños que había provocado.

Los paramédicos se abrieron paso entre la multitud con una camilla, la que soltaron rápidamente al ver el pequeño cuerpo tendido sobre el pavimento. Dijeron cosas entre ellos, murmuraron y se movieron con gran pericia alrededor del cuerpo inerte para tomarlo de forma adecuada y depositarlo inmediatamente sobre la camilla. La tela blanca que cubría la base se fue tornando de color carmín casi al instante de haber asentado la cabeza del niño y unos gemidos de pesar se dejaron escuchar en unísono.

—Pulso bajo, respiración débil. No puedo oír sus latidos, debemos llevarlo al hospital más cercano—dijo la paramédico que corría al costado de la camilla— ¿Alguno de ustedes es familiar del niño o lo conoce?

Los transeúntes negaron con la cabeza, otros murmuraron haberlo visto algunas veces, pero no conocerlo completamente. Todos se miraron unos a los otros, los que habían presenciado desde el inicio el incidente se mordieron los labios sin saber si estaría bien mencionar lo que minutos antes había ocurrido con el pequeño de pecas en las mejillas, pero fue una joven de cabello corto la que levantó la mano temblorosamente y pidió la palabra a la paramédico.

—Ese...ese niño vino por él—dijo apuntando a Izuku, quien aún se mantenía de rodillas y con la mirada perdida sobre la acera. La paramédico se quitó los guantes azules manchados por la sangre de Katsuki e inmediatamente corrió hacia Izuku para tomarlo de los hombros y empezar a examinarlo, la chica que hizo el comentario se acercó con pasos inseguros y desde una corta distancia miró a la profesional hacer un chequeo superficial—. Empezó a llorar y cayó al suelo, luego vino ese niño y lo llamó, cuando iba a cruzar la calle ese auto lo atropelló.

—Tiene el pulso acelerado, está en estado de shock. No va a responderme—dijo rápidamente. Llevó sus manos a las mejillas de Izuku y las apretó para que dirigiera su mirada hacia ella, los ojos de Izuku se movieron por inercia y se depositaron en el rostro lechoso de la chica—. Oye, pequeño, ¿Conoces a ese niño? No, no lo mires, solo mírame a mí y dime ¿Lo conoces?

Izuku parpadeó lentamente aún desubicado del entorno en el que se encontraba, Se sentía extraño, como si estuviera flotando en algún lugar desconocido, la voz firme de la paramédico sonaba como un eco distante que no podía comprender. Intentaba mirar hacia donde se encontraban las luces de color rojo brillante, pero las manos de la chica se lo impedían. Le estaba diciendo algo, la veía mover los labios, pero seguía sin comprender que era aquello.

—No responde y no podemos llevarlo en la ambulancia así. Demonios—La chica se frotó las manos en la cara con inquietud, miró hacia la ambulancia notando que sus compañeros ya habían subido la camilla y pronto tendría que marcharse con ellos—. Tú, ¿Puedes hacerte cargo de él?

—¿Yo? —preguntó sorprendida la joven mirando a la paramédico—. Sí, pero... ¿Qué hago con él?

—Llévalo al hospital general y haz que lo atienda una enfermera, si te dice algo busca al doctor encargado de ese niño y dile todo. Necesitamos localizar a los padres.

La chica asintió mientras veía a la paramédico desaparecer dentro de la ambulancia. Las sirenas se activaron y rápidamente emprendió camino hacia el hospital, los autos de la policía se mantuvieron en el lugar tomando declaraciones y deteniendo el vehículo culpable del accidente. Con algo de temor se arrodilló frente a Izuku y le acarició una de sus mejillas.

Infierno Celestial [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora