El primer amor nunca se olvida dicen, puede que sea así, o tal vez no, pero para dos hermanos, así era, ninguno había podido olvidar a la primera chica que amaron. El mayor sufrió con la partida de ella, habían compartido mucho en su niñez, y el florecer de sus vidas junto con algunas caricias inocentes. Su corazón quedó roto, estaba tan mal, que sintió que todo en su vida tenía que ser controlado, perfectamente planificado. El pequeño, en cambio, trató de buscarla entre miles de brazos de otras mujeres, pero siempre terminaba pensando en ella, siempre soñandola, sin nunca haber podido siquiera haberla acariciado. Ninguno de los dos iba a pensar que sus vidas iban a ser sacudidas cuando ella volviera, y además sin saber que era la misma mujer que ambos amaban.